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Espido Freire retrocede en su nueva novela a un tiempo que le apasiona desde la infancia. :: Elvira Megías
"Fue en un viaje a Mérida donde me decidí a escribir este libro"

"Fue en un viaje a Mérida donde me decidí a escribir este libro"

'El chico de la flecha', su segunda novela juvenil, la protagoniza un niño de doce años, «la edad en la que los chavales se empiezan a ver retados por dilemas»

ELENA SIERRA

Sábado, 3 de diciembre 2016, 08:51

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«Drama, heroísmo, honor, vestimentas diferentes y la sensación de que te están contando algo lo suficientemente exótico como para poder realizar un viaje en el tiempo». Estos son los ingredientes de la Hispania romana del periodo comprendido entre los siglos I aC y I dC que a la escritora alavesa Espido Freire tanto le han atraído desde pequeña. «Si lo piensas, no es algo tan lejano porque nuestra sociedad está conectada con aquella», matiza. Ella era la típica alumna «a la que miraban como a la rara» por su tremenda fascinación por aquellos tiempos tan lejanos, pero al mismo tiempo sus compañeras y amigas no podían dejar de escucharla cuando se ponía a contarles cuentos ambientados en la época. «Yo era una aficionada feroz, tremebunda. Cleopatra, Claudio, Nerón, el Vesubio y Pompeya. Pompeya, mi obsesión».

LA OBRA

  • u 'El chico de la flecha'. 'Una aventura en la Emerita Augusta'. Editorial Anaya. Narrativa juvenil. 240 páginas. Edad recomendada para la lectura a partir de doce años.

Así que, estaba claro, todo aquel mundo que imaginó de niña tenía que acabar reflejado en algún momento en una novela. Ha tardado mucho, pero ya está aquí. Se titula 'El chico de la flecha' (Anaya) y lo primero que han dicho sus amigas de la niñez es «que ya lo estaban esperando». Se trata de una historia juvenil. «Yo creo que todas esas cosas siguen siendo muy atractivas para los niños de hoy, aunque tal vez les interesen en otros formatos».

No es la primera incursión de Espido Freire (Bilbao, 1974) en la novela juvenil, en la que debutó hace más de una década. Desde entonces tenía claro que volvería a escribir para ese público, pero «siempre era lo siguiente que iba a hacer después del proyecto con el que estaba». Fue en un viaje a Mérida cuando se decidió por fin. «Tendrías que escribir algo sobre esto», le dijo la amiga de toda la vida que la acompañaba. Y la imagen de las cigüeñas sobre las ruinas romanas que estaban viendo entonces es la que da comienzo al libro.

El protagonista es Marco, un niño de doce años. «Me interesaba ver esa edad desde la óptica masculina. Será probablemente la fase de la vida en que los dos géneros, chicos y chicas, están más distanciados», dice Espido Freire. «Marco es un chico valiente, pero no tanto como él cree. Y es un chico cobarde, pero tampoco lo es tanto como él cree». De su mano presenta las diferencias entre la sociedad de su época y la actual -los mitos como explicaciones de todo, la esclavitud y la falta de igualdad, la inexistencia de los derechos individuales tal y como los conocemos- «de una manera divertida. Yo quiero que se entretengan y que aprendan, así que la novela está cargada de valores».

Decir la verdad, ser decente con la gente y ser coherente con uno mismo son los que tienen más importancia en 'El chico de la flecha'. «A los doce años los chavales ya se ven retados por pequeños dilemas que, si no se resuelven bien, si no se guían por ciertos valores, darán problemas. Por ejemplo, la diferencia y el acoso escolar». En esta época o en la Hispania romana, asegura, «es a esa edad cuando se empieza a comprender que la vida no es tan sencilla y que hay que tomar decisiones».

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