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Pepe Oneto: «Castelo era un gran periodista y poeta»

Pepe Oneto: «Castelo era un gran periodista y poeta»

El periodista gaditano, de 74 años, recibe el primer Premio Santiago Castelo, por su trayectoria tras más de cuarenta años en la profesión

ESTRELLA DOMEQUE

Domingo, 19 de junio 2016, 12:22

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De nombre José Manuel Oneto Revuelta, pero conocido como Pepe Oneto (San Fernando, 1942). Se define como un hombre con suerte, pero su idilio con el periodismo es una historia de trabajo y amor por una profesión que ha ejercido durante más de 40 años. Con suerte o sin ella, siempre ha visto el periodismo desde arriba, pero conoce bien cómo es la profesión desde abajo.

TRAYECTORIA

  • Prensa

  • Diario Madrid. Hasta su cierre en el año 1971

  • France Presse y Colpisa. Durante la etapa de la transición

  • Cambio 16 y Tiempo. Revistas de las que fue director varios años

  • Radio y Televisión

  • Antena 3. Director de Informativos entre 1996 y 1998

  • Telemadrid. Miembro del consejo de administración

  • Radio. Comentarista político

Con su flequillo rubio, casi seña de identidad, ha pasado por televisión, prensa y radio. Ahora, le apasiona Internet, aunque con matices, «en Twitter hay mucho talento, pero también mucho canalla».

Este viernes recibe en Don Benito, un premio que valora su trayectoria y que rinde homenaje a Santiago Castelo, otro hombre de gran trayectoria en el periodismo.

¿Cómo se siente?

Es un honor que reconozcan la trayectoria profesional de uno, entre una serie de profesionales que salieron a relucir. Y que ese premio lleve el nombre de José Miguel Santiago Castelo es un honor doble. Estoy orgulloso porque, como decía Ryszard Kapuscinski, «no se puede ser buen periodista sin ser buena persona». Él no sólo era buen periodista, también era un buen hombre.

¿Cómo era Santiago Castelo?

Era un gran profesional, un gran poeta, muy enamorado de su tierra, de Extremadura. Siempre le admiré mucho. Los más cercanos, dicen que había convertido su pequeño despacho de ABC en una especie de confesionario laico. Todo el que tenía un problema o preocupación, siempre se acercaba a ver a Santiago y siempre tenía un consejo para ellos. Creo que no recibió en vida todos los homenajes que debía.

¿Por qué?

Siempre quiso huir del protagonismo del periodista. Yo no sabía que estaba tan mal, porque llevó su enfermedad con una gran dignidad y murió también con la misma dignidad con la que había vivido. A nivel nacional, nunca se apreció su valía. Entre otras cosas, porque él era así, tenía una gran humildad y vivía en un mundo sin pompa ni vanidades. Pero dentro de la profesión fue una pérdida irreparable.

¿Cree que dejó mucho por hacer?

Sí. Se perdió un gran periodista y un gran poeta, en un momento en el que estaba creando una poesía muy característica en él. Santiago era muy activo, prácticamente hizo de todo, en el periodismo y en la poesía. Y pese a ello, era muy sencillo y de una gran humanidad.

Como Castelo, usted también ha plasmado sus pensamientos como periodista, pero también como escritor, ¿son profesiones ligadas?

Por supuesto. Para ser buen escritor, a veces, hace falta pasar por el periodismo. Siempre digo que el periodista no es sino un contador de historias. De hecho, los dos principales contadores de historias, Vargas Llosa y García Márquez, son dos novelistas que han pasado por el periodismo. Los dos tienen la sensibilidad y la curiosidad que debe tener un periodista. Castelo tenía una gran formación literaria y muchas de sus obras se inspiran en su sensibilidad periodística.

Recoge un galardón que premia su trayectoria hasta el momento, ¿cómo resumiría estos años?

He sido un hombre con suerte, siempre en el momento adecuado, en el sitio conveniente. Muy joven llegué a dirigir Cambio 16 y Tiempo. He tenido la fortuna de conocer a todos los políticos de la España de la transición, a reyes y presidentes, y eso te da una dimensión muy especial. He pasado por todas las facetas del periodismo, he vivido probablemente su época dorada, la que se inicia con la transición y con la recuperación de libertades.

Ha vivido una dictadura, la transición, la democracia, ¿qué nombre pondría a la etapa actual?

Hace unos días fue el aniversario de las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977, y este 26 de junio, hay nuevos comicios. Es un período que va desde esas elecciones, en las que se inició el bipartidismo, y estas del 26J, que serán las elecciones de la indignación y de la crisis del bipartidismo.

¿Cree que el ciudadano ha podido reflexionar desde diciembre?

El ciudadano está saturado, indignado y los resultados serán el reflejo de esta indignación. El panorama no se ha aclarado y creo que en estos meses se ha complicado aún más. Se han puesto aún más líneas rojas.

¿Y cree que esta crisis ha sido positiva para el periodismo político?

Es enriquecedor. Pero hay un sector que tiene cierto miedo a criticar a determinados partidos. Por ejemplo, a Podemos, son muy críticos, pero a veces no aceptan la propia crítica. Se nota un cierto temor reverencial a criticar a Podemos.

¿Cómo ve a la cantera de periodistas que sale de las facultades?

Salen muy preparados, pese a la desilusión con la que hacen la carrera. Cuando salen, se produce la gran frustración. Es una profesión muy cerrada, porque cada vez hay menos puestos de trabajo. Entiendo esa frustración, cuando amas esta profesión, pero te das con un muro.

Y ya, por último, ¿sobre qué asunto versará su conferencia el próximo viernes?

Reflexionaré sobre la relación del poder y la prensa, cuál es el papel del periodismo en una sociedad democrática. Haré también autocrítica de la profesión y del sector.

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