Secciones
Servicios
Destacamos
j. m. andrés
Jueves, 31 de julio 2014, 18:07
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
La Harley-Davidson que todo amante de las motos sueña poseer, aquella jeringuilla utilizada para un primer chute de heroína, cartas, camas o un preservativo que recuerdan grandes y pequeñas historias de amor. Son algunas de las imágenes que Alberto García-Alix ofrece en su regreso al Círculo de Bellas Artes de Madrid 16 años después con la exposición 'Autorretrato'.
El rostro curtido, la piel tatuada y ese genuíno estilo con sabor al Rock and Roll de la Movida madrileña son una constante en la obra de García-Alix. ¿Qué hay detrás de todo ello? En esta ocasión el genial fotógrafo propone recorrer casi cuatro décadas de existencia vital a través de su clásica Leica. Objetos, paisajes y lugares de encuentro adquieren vida propia a través de la mirada de Alix.
La colección refleja la evolución de la fotografía de García-Alix, que varía a medida que cambia su propia imagen. Un conjunto de imágenes desde 1976 hasta este mismo año que muestran las diferentes etapas de la evolución del fotógrafo: desde los inicios y el conocimiento de sí mismo y de su entorno, pasando por la experimentación y concluyendo con la abstracción, con la utilización de técnicas fotográficas para moldear el retrato.
"Siento un gran orgullo por volver a la que es la casa de la cultura madrileña. Al principio no tenía demasiada fe en esta exposición, me producía vergüenza, me cohíbe verme continuamente en las paredes, la autorreferencialidad, que me pregunten qué hacía yo en esa foto", ha explicado durante la presentación, entre risas, Alix, cuya obra permanecerá hasta el próximo 28 de septiembre en la Sala Picasso del Círculo de Bellas Artes.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.