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Soldados franceses, a bordo de taxis, camino al frente
«¡Taxi! Lléveme al frente»

«¡Taxi! Lléveme al frente»

En agosto de 1914, el general francés Joseph Gallieni recurrió a 630 chóferes de París para trasladar a unos 2.500 soldados a la batalla del Marne

JULIO ARRIETA

Viernes, 25 de julio 2014, 03:44

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El alto mando francés tenía noticia de la amenaza que se cernía sobre París desde el 30 de agosto de 1914, cuando el ejército comandado por el general Von Kluck, que había atravesado Bélgica con la orden de avanzar hacia el oeste y sur de París, se desvió hacia el sudeste. Kluck decidió aminorar la marcha para esperar a las tropas de Von Bülow, que se habían rezagado. El 2 de septiembre la prensa de la capital francesa anunció a sus estupefactos lectores que el enemigo estaba a dos pasos de sus casas. De hecho, a 25 kilómetros en línea recta, en el Departamento de Seine-et-Marne. El Gobierno de Francia se enteró de la situación por dos medios. Por una parte, gracias a una de las celebradas novedades tecnológicas del conflicto, los aviones; por otro, de una forma más tradicional: un destacamento de caballería que se encontró con una avanzadilla alemana de reconocimiento, también a caballo, y que envió el aviso con una paloma mensajera.

El Estado Mayor francés, encabezado por Joseph Joffré, decidió salir al encuentro de los alemanes con todas las tropas a su disposición. Así empezó la primera batalla del Marne, librada del 5 al 12 de septiembre, que supuso el cambio del curso de la guerra.

Para transportar a las tropas, se recurrió al ferrocarril, el medio más moderno y eficaz del momento, pero no era suficiente. El veterano general Joseph Gallieni (1849-1916), gobernador militar de París, decidió tomar una medida insólita para reforzar los efectivos en el frente: recurrir a los taxis de París. En 1914 la capital francesa disponía de unos 10.000, la mayoría del modelo Renault AG 1 Landaulet, de 8 caballos y 2 cilindros, pero la mayor parte de sus conductores, unos 7.000, habían sido movilizados. Con la colaboración de la Compagnie Française des Automobiles de Place, el 6 de septiembre Gallieni consiguió reunir frente a la explanada de los Inválidos a 630 conductores con sus vehículos. Se cuenta que algunos usuarios tuvieron que abandonar los taxis en pleno trayecto cuando fueron requisados sobre la marcha.

A 25 kilómetros por hora

Los coches, cuya velocidad punta era de 25 kilómetros por hora, comenzaron su recorrido de noche, iluminados con sus faros de acetileno, en dos columnas hasta Gagny y Livry Gargan, donde recogieron a sus peculiares pasajeros. Cada taxi transportaría hasta Nanteuil-le-Hadouin y Slilly-le-Long cinco soldados de infantería con toda su impedimenta: uno iría junto al copiloto, dos en el asiento trasero y los dos últimos en un asiento desplegable en la parte posterior. Los soldados pertenecían a los 103 y 104 regimientos de Infantería del Ejército francés, aunque su número no parece estar nada claro: según las fuentes, oscila entre 2.000 y 3.000 combatientes.

Los taxis llegaron a su destino, sus pasajeros desembarcaron y se encaminaron al frente y los chóferes regresaron a París. Y cobraron por la carrera. ¿Cuánto? También se discute. Se da la cifra de 130 francos por taxi, y también un total de 70.012 francos. El triunfo aliado en la batalla del Marne ayudó a convertir esta operación insólita de transporte de tropas en una leyenda heroica, alimentada por el propio Gallieni, en la que la gesta patriótica de los conductores facilitó la llegada al frente de los combatientes necesarios para la victoria. Pero todos los historiadores militares están de acuerdo en que los taxis del Marne, nombre que acabaría por identificar a los Renault AG, fueron irrelevantes para el curso de la batalla.

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