«La respuesta de la arquitectura debe ser siempre crítica»
Entre sus proyectos arquitectónicos destacan el Teatro de Zafra, la residencia de estudiantes MySpace de Trondheim (Noruega) y el Centro Sacerdotal de Plasencia
MARTÍN CARRASCO
Sábado, 24 de mayo 2014, 11:04
Decía Alejandro de la Sota que de los grandes arquitectos nos queda su pensamiento, nunca sus formas. ¿Cuáles han sido tus principales influencias?
Ha habido momentos en los que había una mayor tradición de discípulos y seguidores de ciertos maestros, quizás más allá de la superficie, como sugiere De la Sota. Reconozco arquitectos que me han interesado mucho, como Ralph Erskine, Alvaro Siza, Aldo van Eyck o Enric Miralles. Sin embargo, a lo largo de mis 15 años de práctica, todas estas referencias no han sido muy explícitas, mis intereses se han ido nutriendo de menos disciplina y de una cultura más pop. En la actualidad asistimos al cruce de referencias provenientes de diferentes ámbitos, antes eran sobre todo de la filosofía y el arte, ahora son más vagas. Me interesa del mismo modo el cine como algunos aspectos de la ciencia.
Hay una frase de Giacomo Leopardi aplicable a la arquitectura que viene a decir que lo que buscamos casi siempre está delante de nuestros ojos, lo importante es saber mirar.
Cuando llegamos a una conclusión después de haber iniciado diferentes caminos la idea más natural es la que más nos satisface, y es que de alguna forma estaba antes de estar. Siempre sucede así. Hay muchas claves hasta llegar a la respuesta «buena», con la que en definitiva nos quedamos, y decimos «esta es la manera realmente de abordarla». No es un camino inmediato, es un camino fatigoso hasta que te decantas. Esas condiciones de partida se cruzan con tus intereses, con tu bagaje, y entonces das una respuesta cuando encuentras naturalidad en ella.
Suele haber un proyecto que marca, del que se extraen soluciones para trabajos posteriores.
En mi caso quizá el teatro de Zafra, mi primera obra pública en solitario, donde me sentí con mucha libertad, ahí está la base de la formalización de muchas de mis preocupaciones. Es muy difícil encontrar condiciones en las que puedas trabajar con tanta libertad y en el teatro de Zafra se dieron esas condiciones.
En todo arquitecto se dan ciertas notas distintivas que de algún modo afloran a lo largo de su trayectoria. No sé si las hay.
Tengo un saco de intereses y voy sacando lo que me es más útil en cada momento, voy tirando de ellos, en muchas ocasiones no son los mismos. Cuando cuento mi obra me gusta hacer referencia al escritor francés Georges Perec y a su forma de entender lo cotidiano -lo «infraordinario», como él lo denomina-, consiste en trabajar con elementos que pasamos por alto, por ejemplo con los restos de la propia obra, los descartes, eso sucedió en el teatro de Zafra, donde incorporé en el proceso de obra los propios descartes, aunque no siempre se dan las condiciones.
Por eso en el vestíbulo aprovecha unos salientes constructivos...
Sí, ese es otro elemento característico de mis trabajos, pienso que la obra no es meramente la parte de ejecución del proyecto sino que continúa siendo una fase abierta: la fase proyectual se extiende en la ejecución de la obra. En muchos países una vez definido el proyecto ya está finalizado, existe una barrera donde se acaba el proyecto y comienza la obra, creo que esta distinción resta. La obra debe ser parte del proyecto, porque muchas claves se van dirimiendo en la ejecución.
En su arquitectura también se ha hablado de juego e incluso de humor.
Me interesa el juego, todo lo que sea una arquitectura desenfadada, lejos del manierismo de otras épocas donde era considerada como algo muy serio. Lo desenfadado te hace conectar con los usuarios, con empatía, para que se entienda. Por eso suelto lazos, flecos, para que la gente se los apropie. Lo puedes comprobar en el centro sacerdotal de Plasencia o en el propio Teatro de Zafra, donde juego con el círculo que todo lo ve, así un ojo simulado en el patio de butacas, o los ojos de buey a la altura de los urinarios.
Ahora que está tan de moda las redes sociales algunos califican tu residencia de estudiantes MySpace en Trondheim (Noruega) como una metáfora de las mismas.
Aquí hubo una postura crítica. Lo habitual es la típica disposición de habitaciones alrededor de un pasillo con una cocina salón, una manera de compartir piso sin interacciones. Nos interesó conseguir una experiencia de convivencia más intensa, si el planteamiento era albergar 116 residentes teníamos que lograr que todos se conocieran. MySpace debía facilitar esa comunidad, sería como un acelerador de esa experiencia. ¿Qué hicimos? Reducir al máximo el espacio propio y ampliar el compartido, por eso nos volcamos en la cocina como espacio de interacción, fue una apuesta obstinada por la cocina, para que se organizaran y compartieran todo. Ese es su sello, en la actualidad es la más demandada de la ciudad. Yo creo que el mejor calificativo sobre MySpace fue un titular de prensa aparecido un día después de su inauguración: 'La cocina funciona'.
En estos tiempos de crisis ¿cuál debe ser la respuesta de la arquitectura?
La respuesta de la arquitectura siempre debe ser crítica con todo lo que está sucediendo a su alrededor, un posicionamiento crítico frente al programa, los momentos políticos, los presupuestos, los agentes. sin duda es un seguro para que las cosas se pueden hacer de otra manera, esa visión crítica nos hará buscar alternativas. Pero me interesa también la posición del arquitecto. Los jóvenes arquitectos ya son conscientes de que el ámbito en el que se van a mover va a ser otro, no van a construir, ni planificar, ni diseñar. En este sentido, la formación de arquitecto abre hoy nuevos caminos que empiezan a ser más valorados, antes era el arquitecto en su estudio, ahora la palabra arquitecto viene asociada a otros recursos con connotaciones positivas, véase arquitectos de sistemas. Por otro lado, las grandes empresas se han dado cuenta del valor de esta formación, también de trabajar con creatividad, una palabra que hasta hace poco no nos gustaba. En estos momentos ese componente más abierto, más creativo, es un valor añadido.
De un tiempo a esta parte experimenta con las posibilidades del corcho.
Lamentablemente es un material denostado, asociado a las reformas de los años 70, sin embargo me seduce esa relación tan directa con nuestro paisaje, tan cercano, que me parece interesante experimentarlo en toda sus fases. Fuera de nuestro país se le presta mucha atención como material acabado y también por sus propiedades para la creación de objetos de diseño industrial o su uso en la aeronáutica. Continuo indagando sobre sus capacidades técnicas y texturas, tan atractivas.
También su interés por los nichos. No sé de dónde me viene.
Me interesan cada vez más los espacios muy comprimidos en contacto con espacios más amplios, las relaciones que establecen, hasta qué punto las funciones que desarrolla una persona puede desplegarse en espacios mínimos, por ejemplo en el Fuerte de Graça de Elvas, donde el cuerpo de guardia se calentaba en un pequeño nicho-chimenea frente al espacio que se abre, o como la casa Batlló de Gaudí, con su minigabinete calefactado en relación con un espacio más amplio que lo envuelve.
Para finalizar, ¿qué opina de la arquitectura en Extremadura?
En un momento dado yo pienso que Extremadura pasó a situarse dentro del panorama de la arquitectura española con mucho acierto, con consistencia y coherencia, digamos que se ha abierto un lugar. De hecho Frederick Cooper, una de las más notables figuras de la arquitectura peruana, director de la famosa revista Arkinka, eligió Extremadura para visitarla con sus estudiantes de arquitectura. Además, no hay que olvidar que Extremadura ofrece diferentes ámbitos de interés para la gente de fuera, como sus paisajes, únicos en Europa.