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Miriam F. Rua
Martes, 30 de enero 2018
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Los vecinos del Casco Antiguo se oponen frontalmente a que los bares saquen las barras y la música a la calle durante los carnavales. Solo aceptan una excepción, que si hay ruido, sea el que hagan las comparsas con sus tambores y las murgas durante sus actuaciones callejeras.
Más allá de esto no están dispuestos a aceptar ninguna concesión más en la mesa del ruido, que se celebrará el jueves por la tarde, para abordar precisamente cómo conciliar el deseo de los vecinos con el de los hosteleros y público en general durante los cuatros días de carnaval.
El rechazo de los vecinos se limita a la Zona Saturada de Ruidos, lo que en la práctica abarca casi la totalidad del Casco Antiguo y con él, el grueso de los locales de copas de la zona con más afluencia de público en carnaval, seguida de la plaza de Santa María de la Cabeza.
En este sentido, la postura que llevarán a la mesa tanto la asociación contra el ruido Espantaperros como la plataforma vecinal SOSCasco Antiguo está en sintonía. «No queremos en la Zona Saturada de Ruidos barras en la calle porque no solo producen más ruido sino porque demás no creemos que se vendan más bebidas. La gente puede entrar en los locales y divertirse dentro, que para eso están acondicionados», argumenta José María Iglesias, portavoz de la asociación Espantaperros.
Este mismo colectivo también se opone a que se saquen altavoces fuera de los bares. Sobre este asunto, se desmarca relativamente SOSCasco Antiguo, quien va a proponer que pueda ponerse música en la Plaza de España, siempre que el responsable sea el Ayuntamiento y con límite sonoro y de horario.
Más allá, entienden que la música debe limitarse a Juan Carlos I, plazas de San Atón y Minayo, San Francisco y plaza de Santa María de la Cabeza y las vías que las unen. Lo demás, opinan, es «secuestrar el Casco Antiguo en la Zona Saturada de Ruidos».
Con este mismo argumento, ni Espantaperros ni SOSCasco Antiguo quieren que se repita la concentración de artefactos en la plaza de España del carnaval pasado, que en cierta manera suplió la falta de música en la calle. Para esta ocasión, se opondrán a que los artefactos suban más arriba de Juan Carlos I. «Los artefactos llevan unos equipos de música con una potencia tremenda y sin ninguna limitación y ese fue uno de los grandes problemas del año pasado», recuerda Iglesias, quien añade que «la ciudad tiene avenidas importantes y más lucidas para que se despliegue el carnaval».
Hay otro asunto peliagudo sobre la mesa: la ampliación de horarios de hostelería. A este respecto, los dos colectivos vecinales quieren que se autorice únicamente dos horas más de apertura extraordinaria y con vigilancia.
El Ayuntamiento, sin embargo, ya ha solicitado a la Junta de Extremadura –que es quien tiene que autorizar la ampliación horaria– que los bares puedan estar abiertos durante toda la noche del 9 al 13 de febrero. Esta ampliación es la que viene produciéndose habitualmente en Carnavales y es la que la Junta de Extremadura va a autorizar y a publicar en los próximos días en el DOE.
Sobre esta autorización genérica, el bando municipal dictado por el alcalde con motivo de los carnavales puntualiza que aunque los bares podrán abrir durante las 24 horas los cuatro días de carnaval, tendrán que cerrar entre las ocho y las doce de la mañana para la limpieza y reposición de mercancías.
Que el Ayuntamiento haya pedido ya está ampliación ha sentado mal a los vecinos, porque dice Iglesias que «en la última Mesa del Ruido se acordó que iban a debatir la ampliación de horarios de carnavales e incluso de otras fiestas».
Del otro lado, la Confederación de Empresarios de Turismo de Extremadura (Cetex) estará en la Mesa del Ruido en representación de buena parte de la hostelería de la ciudad. Sabe que los vecinos no quieren música en la calle y dice que no va a pelear para que el Ayuntamiento lo autorice.
«No vale la pena hacer fuerza, tengo muy claro que el Ayuntamiento de Badajoz después de la sentencia de Cáceres –en referencia al juicio por el ruido de la Madrila– no va a hacer nada para que haya música», manifiesta Antonio Martínez, gerente de Cetex, quien añade: «El Ayuntamiento tiene miedo y con razón a que lo denuncien y nosotros no vamos a presionarlo, pero es una pena que diez o doce personas de la asociación Espantaperros manejen la ciudad».
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