«Esto es grande para un grupo de chavales de San Roque que hacen Carnaval»

Al escuchar su nombre como vencedores, los Water estallaron de emoción. Abel Sansinena (Gadafi este año) es uno de sus componentes más conocidos y estaba visiblemente emocionado sobre el escenario mientras celebraba el triunfo. «Nosotros somos un grupo de chavales de San Roque que hacemos Carnaval y subir aquí es muy grande».

En la final dedicaron su segundo pasodoble a reivindicarse como un grupo de amigos que llevan toda la vida juntos. Aseguran que esta es una de las claves de su éxito. «Son los de siempre como cuando nos echaron hace cuatro años (fueron descalificados como Rapperos) o como en la victoria. Es mi concepto de Carnaval, el que he vivido en mi casa», añade Sansinena. En su caso, como en el de otros componentes de esta murga, es cierto que el Carnaval lo llevan en la sangre, ya que son hijos de otros murgueros. En el caso de Abel, de Antonio Sansinena, de Jarana. David Pilo -«Hitler para los colegas», bromea- también calificó de espectacular la victoria y aseguró que es un apoyo la complicidad con la que cuentan. «Ayuda muchísimo. Estar en el escenario, mirar a tu lado y ver a la misma persona durante tantos años».

Sansinera también indicó que este triunfo «sabe tan bien como la primera vez». En 2014 se impusieron como hijos de superhéroes. «Es muy difícil ganar este concurso. Son muchas murgas y tres pases. Cuando se reconoce tu esfuerzo de esta manera...», se interrumpió emocionado.

Este murguero asegura que no tenían clara su victoria. «La final estaba abierta. Después de semifinales sabía que podíamos estar ahí, en el podio, pero dependía de hoy (la final). No he visto al resto, pero mis sensaciones han sido muy buenas».

Cómo crearon los dictadores

Uno de los miedos de los Water en esta edición era que su propuesta como dictadores gustase. La idea fue de Fernando Sánchez Vázquez, más conocido como 'Calvino', que este año ha representado a Franco. «Dijimos: nos la vamos a jugar, y salió bien», asegura este 'water'.

La idea surgió en una cena. «Estábamos una noche que habíamos quedado unos cuantos en mi casa y veíamos un documental de dictadores, no sé porque», explica 'Calvino' y se ríe. «Y dijimos: ¿y si el año que viene vamos de dictadores?».

«En principio no gustaba a la gente porque es un tema muy delicado. Hay que jugar siempre en la línea. Si te pasas, eres grosero y si no, pueden decir: van de dictadores y no dicen nada. Fue un riesgo».

Además de amistad, talento, ensayos y unas letras muy pegadizas, otra de las claves de esta murga, su seña de identidad, son las muecas. A veces el público se ríe solo con sus gestos. En este caso era aún más importante porque cada uno representaba a un personaje. «Yo he visto muchos vídeos de discursos de Navidad de Franco y les puse tareas a todos para que viesen imágenes de sus personajes. Otros años hemos llevado disfraces que no requerían tanta interpretación pero este año sí. Ha sido importante».