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Cáceres, la cuarta provincia más afectada por el gas radón

Cáceres, la cuarta provincia más afectada por el gas radón

Viviendas y edificios públicos deberán controlar el radón desde el 2018

Cristina Núñez

Cáceres

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Lunes, 20 de noviembre 2017, 07:28

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No lo provoca la industria, ninguna sustancia creada por el hombre ni fuente energética artificial. El gas radón está en el subsuelo, y se concentra en plantas bajas y sótanos de viviendas y lugares de trabajo. El granito tiene una una importante cantidad de este elemento radiactivo, gaseoso y que resulta más cancerígeno que el humo ambiental del tabaco. Según el Consejo Superior de Seguridad Nuclear la provincia de Cáceres es la cuarta más afectada por este gas. La alerta existe y la Unión Europea instará, a partir de febrero de 2018, a tomar medidas al gobierno español. Son medidas que tienen que ver con la edificación y que, de ponerse en marcha, generarán debate y harán que salga a la luz un riesgo que actualmente no es de dominio público.

Jorge García Paniagua (Cáceres, 1989) es arquitecto técnico y acaba de publicar su tesis doctoral, en la que ha analizado de manera pormenorizada cómo afecta la presencia del gas radón en el norte de Extremadura, en concreto a las comarcas de la Vera y el Jerte. Trabajó en el laboratorio de radiactividad ambiental de la Universidad de Extremadura. «Es un tema que ahora no está explotado y que se desconoce, pero en Estados Unidos es algo vigente, con normativa, y en otros puntos de Europa está más desarrollado que aquí».

García Paniagua explica que el suelo de Cáceres es de los más radiactivos de España, con las mayores tasas de dosis por irradiación externa. «Es una radiación natural, no es como las centrales nucleares, el problema del radón es que es un gas que se va acumulando en las plantas bajas de las viviendas; en las plantas más altas de una vivienda existe menor riesgo por estar más alejada del suelo». La ventilación es la solución fundamental.

La tesis analiza, en esa comarca del norte, distintas viviendas unifamiliares, que pueden ser las más afectadas al estar a ras de suelo. Comparó una vivienda de la arquitectura popular, otra a medio camino entre la arquitectura popular y la actual, y otra de reciente construcción, hecha acorde con toda la normativa actual. «Las viviendas antiguas, al tener mayor ventilación, tenían menores concentraciones de radón, lo contrario que la vivienda nueva, en donde se dan mayores concentraciones al ser más herméticas».

En el código técnico de edificación hay un documento básico que se refiere a la calidad de aire interior. Se establecen las pautas que hay que seguir para construir para que haya una renovación del aire, pero eso choca con otro documento básico que se llama ahorro energético. «El propietario suele preferir gastar menos en calentar su casa o poner el aire acondicionado» explica García Paniagua. «El problema que tenemos ahora mismo en las viviendas construidas es que el radón ya está dentro»

Otra de las mediciones que ha hecho este joven es la del propio suelo de los municipios, y vio que estos son altamente radiactivos en la zona estudiada.

El tema de los materiales con los que se han construido las casas no es tan vital como el de lo que emana del subsuelo. «El problema no es si tienes un granito ornamental en tu cocina». Además, tal y como destaca este experto, actualmente los materiales son más universales, que pueden llegar de puntos diferentes de España, con lo que, normalmente, emiten menos radiación. «Las viviendas de arquitectura popular construidas con materiales de la zona emiten mucha tasa de radiación». También en estas casas en ocasiones los suelos están en bruto, sin que medie una solera de hormigón u otra solución constructiva que haga de separación entre la vivienda y el suelo.

Cerca de Cáceres algunas localizaciones de la comarca de Tajo-Salor tienen también suelos altamente radiactivos. En general, toda la región tiene concentraciones de radón, exposiciones medias y altas. Según los datos del Consejo de Seguridad Nuclear el 47% de la región está afectado por este riesgo. En Cáceres ciudad, las concentraciones llegan a la mitad que las del norte de la provincia. En Galicia, que es el lugar más afectado del país, un 70% de su territorio tiene altas concentraciones.

La regulación que pide la Unión Europea estipulará cuáles son los topes máximos de concentración de radón que deben tener las viviendas y qué métodos de prevención hay que aplicar tanto en las nuevas casas como en las que ya están construidas. La tesis, cuya investigación se extendió durante tres años, incluye cuánto valdría aplicar medidas que pudieran evitar las concentraciones de radón en viviendas reales.

Entre los métodos se encuentran el de la instalación de arquetas con tiro forzado, para que el radón entre por la arqueta y se vaya por la cubierta. Otra solución es la creación de una lámina sin juntas totalmente impermeable. La base de precios que se expone en esta tesis estima que el precio de estas medidas supondría entre el 2% y el 4% del presupuesto general de la obra. «Es un coste que no es significativo».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que «la proporción de los casos de cáncer de pulmón a nivel nacional atribuibles al radón con respecto al total varía de un 3% a un 14%, en función de la concentración media nacional de radón y de la prevalencia de consumo de tabaco». Tal y como explica esta organización no se conoce el umbral por el cual la exposición al radón no suponga ningún riesgo.

«Tiene que haber una exposición prolongada», precisa el investigador extremeño. Aunque él no se dedica al campo médico, conoce casos investigados como el de Galicia, en donde en la provincia de Orense las mujeres son las españolas que más sufren el cáncer de pulmón. «No hay que alarmarse, porque soluciones hay, y son soluciones que no son demasiado costosas.

El laboratorio de radiactividad ambiental de la UEX se acreditará para llevar a cabo las mediciones de radón, que entrañan dificultad, ya que la exposición cambia en función de la temperatura, siendo menor a mayor temperatura. La lluvia aumenta estas tasas del gas radiactivo, facilitando a éste a que salga por la zona seca.

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