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Cuando el Reiki llega a partir de los 60

Cuando el Reiki llega a partir de los 60

Medio centenar de usuarios del centro de mayores de la Plaza Mayor de Cáceres han probado esta técnica japonesa que canaliza energía a través de la imposición de manos

Álvaro Rubio

Badajoz

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Domingo, 15 de abril 2018, 09:11

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Apenas se cuelan algunos rayos de sol por las rendijas de las persianas de la sala. Luz tenue y silencio. En su interior, tres sillas colocadas en fila con tres mujeres sentadas que rondan los 65 años. Ellas esperan durante 30 segundos en silencio hasta que se rompe con el inicio de una melodía oriental. Sus notas marcan el comienzo de la sesión. A sus espaldas están de pie Lorena Olivenza y Leonor Cáceres. Ellas les guían en la búsqueda del equilibrio de su cuerpo y lo hacen a través de la imposición de manos.

Primero las posan sobre sus hombros, luego las sitúan a cinco centímetros de su cabeza y seguidamente descansan sus dedos sobre el pelo. Todo durante varios minutos mientras escuchan de fondo una música relajante con los ojos cerrados. Más tarde, deslizan la palma de sus manos por la frente, la nuca, la espalda y el torso. En algunos momentos, acompañan el recorrido con pequeños movimientos circulares. Así hasta que regresan a los hombros y vuelve el silencio.

Un minuto después, Chelo Jiménez, Juani González y Josefa Pizarro se levantan. Acaban de recibir su sesión semanal de Reiki en el centro de mayores, ubicado en la Plaza Mayor de Cáceres. Desde hace cinco meses no faltan a su cita de los jueves con las voluntarias de Hikari Reiki, la única asociación cacereña que tiene como principal objetivo ofrecer sesiones y formación sobre esta técnica japonesa.

No existen pruebas científicas que demuestren su eficacia más allá del efecto placebo y de una sesión de relajación

«A través de las manos armonizamos el cuerpo para que se gestione y funcione mejor», explica Maite Mulió, la presidenta de esta agrupación que nació a finales de 2016 en la ciudad. «Trabajamos a nivel energético y eso repercute en beneficios físicos, mentales y emocionales», añade esta madrileña que se asentó en Extremadura hace diez años. Fue entonces cuando se empezó a formar como quiromasajista y maestra de Reiki.

Ella es una de las embajadoras de esta práctica en la capital cacereña. «En ciudades como Madrid esta técnica de canalización y transmisión de energía vital está muy extendida. En Cáceres ha tardado un poco más en llegar, pero los que la prueban, enseguida lo sienten y ven los beneficios que tiene», apunta Mulió, que ha formado en Reiki a más de un centenar de extremeños.

Algunos de ellos imparten sesiones en Cáceres. Es el caso de Lorena Olivenza, pedagoga que trabaja para el Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia (Sepad) y se encarga de desarrollar programas de envejecimiento activo. «Cada jueves vengo al centro de mayores de Cáceres. Estas sesiones ya las han probado unos 50 usuarios y actualmente contamos con un grupo de doce personas», detalla tras terminar una de esas 'clases'.

A ella ha asistido Josefa, de 71 años. Está jubilada desde los 65 y empezó a hacer Reiki en septiembre de 2017. «Padezco vértigo y me viene muy bien», comenta tras reconocer que antes no tenía muy claro en qué consistía esta técnica. En eso coinciden con ella Chelo y Juani, de 67 y 58 años respectivamente. Ambas participan en las sesiones para calmar sus nervios. «Al principio respiras fuerte y, a medida que pasa el tiempo, vas notando que tu cuerpo se serena. Nos ayuda mucho a relajarnos», comentan.

«Ese es uno de los muchos beneficios que aporta Reiki, que está reconocida por la Organización Mundial de la Salud como técnica complementaria y se usa en algunos hospitales de España», destaca Leonor, voluntaria que imparte sesiones en el centro de mayores.

Las terapias las imparten voluntarias de la única asociación que existe en la ciudad en torno a esta práctica espiritual

Sin embargo, no existen pruebas científicas que demuestren la eficacia del Reiki más allá del efecto placebo y de una sesión de relajación. Ésta, como muchas otras terapias alternativas, es considerada pseudo-científica por la comunidad académica. De hecho, en algunos hospitales se ha prohibido su práctica. Por ejemplo, en junio de 2017 la Consejería de Sanidad de Madrid emitió una instrucción a los centros sanitarios públicos para prohibir la publicidad, promoción y presencia del Reiki.

Ante esas voces críticas, la presidenta de la asociación Hikari Reiki asegura que «nunca es perjudicial». Apunta que «es algo complementario y, en el caso del centro de mayores, diferente a las típicas actividades que se ofrecen». Añade que tras probarlo son muchos los que se interesan. «Ha habido usuarios de hasta 84 años», comenta.

Su compañera Lorena asiente con la cabeza y matiza que el Reiki no tiene edad. «Lo puede hacer cualquier persona». Lo dice en el pasillo de la sala que visita cada jueves. La misma en la que se acaba de apagar la luz y la música vuelve a escucharse de fondo. Es el momento de empezar una nueva sesión.

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