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SERGIO LORENZO
CÁCERES.
Martes, 14 de noviembre 2017, 07:05
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El mundo de los hongos no deja de sorprender en Extremadura. En los últimos 20 años se han descubierto en esta comunidad autónoma, sobre todo en la provincia de Cáceres, 15 especies nuevas de hongos.
Fernando Durán, presidente de la Sociedad Micológica Extremeña, tiene previsto acudir hoy a Mérida, para pedir en la Dirección General de Medio Ambiente que estos nuevos hongos figuren en una lista de especies que se tienen que proteger en Extremadura.
«Estos hongos -señala Durán-, deberían estar en la categoría de interés especial porque son nuevos para la ciencia. Deberían estar en cuarentena, protegidos, antes de que se puedan recoger en exceso y puedan desaparecer».
Se da la circunstancia de que dos de los nuevos hongos se han encontrado en el entorno de la Montaña en la que está la mina de litio de Valdeflores, pendiente de nueva explotación a cielo abierto. Se trata de la Macrotyphula cordispora y la Lactarius zugazae.
La primera, que se descubrió en el año 2012, también se ha hallado en Badajoz y Valladolid. Son hongos en forma de bastón que pueden llegar a medir 12 centímetros (ver ilustración). Nace en suelos calizos sobre madera de retama, la carne es blanquecina, y según la Sociedad Micológica, «tiene un olor fuerte sin definir y sabor herbáceo». La otra que nace en la Montaña, la Lactarius zugazae, tiene un color pardo-rosado, y un sombrero convexo, de 8 a 15 centímetros.
Estos dos hongos forman parte de los nueve que figuran en el cartel publicado por la Sociedad Micológica Extremeña para festejar sus 30 años de actividades. El cartel se titula: 'Hongos nuevos para la ciencia descubiertos en Extremadura'.
Entre las especies nuevas hay una encontrada en 2015 en la provincia de Cáceres, a la que se le ha puesto por nombre Chlorophylum lusitanicum que tiene un color blanco con tonos rosa claro. También se encuentra la seta Marasmiellus virgatocutis, con un sombrero que puede llegar a medir 25 centímetros que tiene surcos radiales.
Hay varias que se pueden confundir con las criadillas de tierra, como la Terfezia extremadurensis, que nacida bajo tierra, acaba por agrietarla y salir a la superficie, llegando a tener cinco centímetros de diámetro.
Fernando Durán destaca la importancia de que se conozca el descubrimiento de estas especies, «para que se vea la contribución de Extremadura a la biodiversidad».
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