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Lunes, 9 de julio 2018, 08:05
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Jesús Brea (Plasencia, 1982) empezó a utilizar el grabado de una forma un tanto fortuita. Este diseñador gráfico y muralista de profesión recibió hace años la convocatoria de la Bienal de Grabado del Ayuntamiento de Cáceres y probó suerte. Fue seleccionado, y eso le empujó a profundizar en esa técnica en la escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco. Aquello fue en 2009, pero sigue aprendiendo y elaborando un proyecto como alumno emérito. Y tan emérito es que ahora, hace un mes, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Arte Gráfico para Jóvenes Creadores, convocado anualmente por Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con la colaboración de Fundación Casa de la Moneda y la Fundación Pilar i Joan Miró de Mallorca.
-Sí. Es el premio más importante para jóvenes con más relevancia en obra gráfica a nivel nacional. Tiene mucho valor. No tanto monetariamente pero sí como prestigio para alguien relativamente nuevo. Disfrutaré de una residencia becada en la Fundación Miró de Mallorca y un taller. Aparte, algo muy interesante es que la Casa de la Moneda me edita el grabado. Ya he mandado la plancha con la que hice el grabado y desde los talleres de Calcografía Nacional (que es donde están grandes obras, como las de Goya) hacen una edición de mi grabado. Esa edición parte se la quedará Calcografía. Es una forma de entrar en el arte gráfico nacional, te posicionas en un lugar interesante, algo que es destacado pensando que yo estoy aquí, y que en Extremadura no hay un grado de Bellas Artes y no es referencia a nivel educativo, porque las escuelas de la Diputación (la Eulogio Blasco y la Rodrigo Alemán), tienen un nivel espectacular y grandes profesores a nivel educativo, pero no tienen un título oficial.
-Es calcografía. Es un grabado bastante grande, de 1,70 por ancho. Yo tengo una plancha de hierro y a través de procesos químicos y tallado voy horadando en la plancha una imagen que va a recoger tinta y esa tinta le pongo el papel encima, le paso por la prensa y me pasa la tinta al papel. El grabado se llama Santa Espoleta y lo que representa es una vieja campana de las que tenían vírgenes dentro, una especie de relicario. Lo que he puesto detrás es un mortero recogido en Plasencia, en la zona de Valcorchero, donde hubo un campo de tiro utilizado en la guerra. He colocado esa parte que encontré en la campana, la he fotografiado y lo he pasado al grabado.
-Pues sí, aparte del mensaje, de lo que quiero decir en sí, que es una alusión a la memoria histórica y tiene varias visiones, tiene un montón de cosas. Intento que todo el proceso creativo mío sea especial, tampoco tengo ninguna ínfula de artista, pero que todo sea mío, que esté ligado conmigo y hacerlo desde el principio hasta el fin y que el mensaje que transmito no sea impostado, sino real. No vendo humo.
-Lo relaciono con la memoria histórica y con la Guerra Civil. He metido un resto de mortero dentro de un elemento religioso, como algo que adorar o que no adorar, cada cual se lo querrá llevar a un lado u otro, que es lo que sucede últimamente con este tema.
-Tengo mi propio estudio de trabajo, Acuadros, soy freelance, hago de todo, cartelería, diseñador de publicaciones, webs. Lo potente de mi estudio es decoración y muralismo.
-No sé por qué, la verdad. En Plasencia estamos haciendo cosas enormes, en Mérida también y en un montón de pueblos. En Romangordo, por ejemplo. Pero ni en Cáceres ni Badajoz estamos haciendo nada. No sé por qué será. Imagino que tendrá que ver con que en esa ciudad ha habido más firmas, rayajos, lo que ha generado cierta animadversión hacia este mundo. A nivel profesional con bares y comercios sí que trabajamos, pero a nivel Ayuntamiento en sí nada de nada y es súper extraño, no sé si le tienen miedo. A mí me parece una actividad súper positiva, porque donde lo pones arrancas una sonrisa, algo positivo.
-Desde que estamos ahí va muchísima gente. Yo habré pintado 30 puertas de garaje y otro compañero otras 30. Hay unos trampantojos alucinantes, recreamos unos edificios que había antes, historia del pueblo, identidad. En Mérida he pintado un panda gigante, en Plasencia un pavo real. A la gente le parece que queda muy bien.
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