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El cadáver fue encontrado en la casa del número 8 de la avenida de San Blas. Al lugar acudieron la alcaldesa y el edil Mateos (derecha); abajo a la izquierda, el hermano y el pintor que encontró el cuerpo; y a la derecha, en el círculo, el fallecido en el incendio de 2014. :: armando
El cacereño que murió en el incendio sobrevivió a otro hace tres años

El cacereño que murió en el incendio sobrevivió a otro hace tres años

El otro incendio había ocurrido el 1 de febrero de 2014, cuando en el barrio se estaba celebrando la romería de San Blas

Sergio Lorenzo

Cáceres

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Martes, 5 de diciembre 2017, 23:30

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«Entré a las ocho y media de la mañana para seguir pintando la casa. Olía algo a quemado y cuando abrí la puerta de la habitación él estaba carbonizado en la cama, que también estaba quemada. Tenía las piernas fuera del colchón. Salí corriendo y llamé a su hermano. Un barrendero que estaba en la calle llamó a la ambulancia y a la policía. Yo no valgo para estas cosas, veo una herida y me pongo enfermo». Así narraba ayer Francisco Javier Domínguez a este diario el modo en que encontró el cadáver de Francisco Javier Muñoz Rufo, de 49 años, en el número 8 de la avenida de San Blas.

El fallecido era conocido en el popular barrio cacereño por el sobrenombre de ‘Taranto’, y quienes le conocían aseguraban ayer que era una buena persona, pero que su dependencia de las drogas le habían arruinado la vida.

Según los vecinos, Francisco vivía en la casa de planta baja con su madre, que tiene 74 años. Había tenido enfrentamientos con ella, razón por la que se había decretado una orden de alejamiento de él con respecto a su madre, al ser acusado de maltrato. Luego, ‘Taranto’ incumplió la orden de alejamiento y se ordenó su ingreso en prisión.

El día anterior había salido de la cárcel; estaba acusado de haber agredido a su madre

«Abrí la puerta de la habitación y vi que estaba carbonizado en la cama. Salí corriendo»

«Iba a salir el 9 de diciembre», cuenta un amigo, «pero el lunes tuvo lugar el juicio. Su madre no se presentó y entonces le soltaron. Salió de la cárcel por la tarde y su hermano le dejó que se quedara en la casa, ya que la madre está ahora en una residencia. Su hermano se preocupó por él, pero, fíjese, no le ha dado tiempo ni a cuidarle».

El pintor que le encontró, ya le vio la tarde del lunes en la casa. «Me preguntó que si no tenía frío. Que la casa era muy fría. Yo le dije que no porque estaba trabajando».

A su lado, el hermano del fallecido, indicaba que Paco siempre tenía frío, «hasta en verano iba con algo de abrigo». Los dos hablaban ayer en la calle esperando a los trabajadores de la funeraria que debían llevarse el cadáver.

Entrando y saliendo de la casa se movían los bomberos, agentes de la Policía Nacional y de la Policía Local. También acudieron policías de la Científica para asegurar que la muerte se debió a un accidente. Al lugar del suceso se acercó la alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, y el concejal de Seguridad Ciudadana, Rafael Mateos, que transmitieron sus condolencias al hermano.

A lo largo de la mañana de ayer el subdelegado del Gobierno en Cáceres, José Carlos Bote, confirmaba que Francisco Javier Muñoz Rufo había muerto por inhalación del humo que se había originado al incendiarse el colchón sobre el que dormía. Apuntó que el incendio se pudo originar por un cigarro o por un brasero, «el cuerpo tenía unas pequeñas quemaduras y el fallecimiento se ha podido producir, según todos los indicios, a causa de la inhalación del humo». Aseguró que había ocurrido de madrugada.

Lo cierto es que el incendio no llamó la atención de los vecinos, «es que sólo se quemaron las cosas que había en la habitación: él, la cama y el calefactor. Es que no había más cosas para quemar en la habitación», indica el pintor que descubrió el cadáver.

Miedo

Los vecinos tenían miedo de que originara un incendio, porque ya causó uno hace tres años y medio, en la misma casa. «Es que tenía frío y ponía el brasero debajo de la cama», señala una conocida del fallecido». «Esta vez no tenía un brasero, tenía un calefactor, de esos que echan calor; pero, claro a los calefactores no se le puede tapar, tendría una sábana o una manta encima y empezó a arder».

El otro incendio había ocurrido el 1 de febrero de 2014, cuando en el barrio se estaba celebrando la romería de San Blas. Con la zona llena de gente, a la una y media de la tarde, se dieron cuenta de que salía mucho humo del número 8 de la avenida de San Blas, el inmueble que ayer volvió a ser un triste protagonista. Aquel día hubo problemas para que los bomberos llegaran con sus vehículos a la casa, porque está casi en la confluencia con la calle Sande y el barrio estaba cerrado al tráfico por las fiestas.

Una vez que se apagó el incendio, originado por una estufa, los bomberos pudieron rescatar a la madre y al hijo, que se habían alejado del foco del incendio al ir a un patio interior, al aire libre, que tiene la casa. Con ellos estaba un perro. Madre e hijo fueron trasladados en ambulancia al Hospital San Pedro de Alcántara, al estar intoxicados por monóxido de carbono. Era una intoxicación leve. Fueron dados de alta a las pocas horas.

«Aquella vez», recordaba ayer la vecina, «Paco no murió porque su madre tiró de él y le sacó de la habitación, para alejarle del fuego y llevarle al patio, al aire libre; pero esta vez su madre no estaba con él... y ha muerto».

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