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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
El trasvase que salvó a Cáceres de morir de sed

El trasvase que salvó a Cáceres de morir de sed

«La situación era de absoluto límite», recuerda el exalcalde Carlos Sánchez Polo de aquellos críticos meses de 1992, con 12 horas de cortes de agua

J. J. GONZÁLEZ

Domingo, 4 de junio 2017, 08:27

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Hasta que no asomó el agua por la arqueta, ni las autoridades ni los responsables de la obra respiraron tranquilos. Y tardó en asomar. Lo hizo con al menos tres horas de retraso, pero el entonces presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, había dicho: «de aquí no se va nadie hasta que no llegue el agua». La escena sucedió hace 25 años, un cuarto de siglo que se cumplirá este verano, el día 30 de julio, de la inauguración y puesta en marcha del trasvase del Almonte, la obra de infraestructura que salvó a Cáceres, toda una ciudad de 80.00 habitantes entonces, de morir de sed. Casi literalmente, porque los meses de la primavera y el verano de aquel rutilante y olímpico año 1992 había en la ciudad de Cáceres restricciones de suministro de hasta 12 horas diarias.

Las autoridades, con el presidente de la Junta y el alcalde de entonces, Carlos Sánchez Polo, a la cabeza, formaban parte del numeroso séquito de más de un centenar de personas que había acudido a la cita de la inauguración del trasvase, ese día 30 de julio de 1992. El lugar elegido era el punto de la orilla del pantano del Guadiloba donde se había construido la arqueta final de la conducción del agua que partía del Almonte, agua que tenía que llegar a través de una tubería de 11 kilómetros de longitud. Allí esperaban expectantes los asistentes, con una carpa para el refrigerio y aperitivo propios de las inauguraciones al uso en la época, desde las 13 horas. Pero pasaba el tiempo y el agua no llegaba. Lo hizo exactamente a las 16,31 horas y todos suspiraron de alivio, especialmente el alcalde y los responsables de la obra, que habían sorteado hasta ese momento, durante los dos meses anteriores, toda una carrera de obstáculos, con serias adversidades hasta ver cumplida su misión: llevar agua a una ciudad que se moría de sed, con un pantano prácticamente vacío, apenas al 15 por ciento de su capacidad total, que es de 20 millones de metros cúbicos. Y ese 15 por ciento no era real porque parte de las reservas no eran más que fango.

«Estábamos al límite, la situación era de absoluto límite», recuerda ahora Carlos Sánchez Polo, quien no duda en reconocer la situación de angustia que pasó por la falta de agua en el pantano y por el peligro cierto de desabastecimiento de la ciudad. «Se estaba estudiando la posibilidad de utilizar camiones cisternas para el suministro a la población», indica Sánchez Polo, quien reconoce que el alivio no llegó hasta ese día de la inauguración, aunque fuera con tres horas de retraso. «Realmente no sabíamos si iba a funcionar el trasvase y no estuvimos tranquilos hasta que se puso en marcha y llegó el agua».

Algunos expertos eran más pesimistas aún y llegaron a advertir de que una ciudad tan grande, con 80.000 habitantes entonces, «no se podía abastecer a base de cisternas, con lo que llegaría un momento en que tendría que ser evacuada».

Los sobresaltos le habían perseguido al alcalde durante el tiempo de la obra, a pesar de la celeridad con la que se llevó a cabo, todo un hito en la historia de las obras de infraestructuras en esta región. «Recuerdo que un día me llamó por teléfono a casa el ingeniero de la obra. Era muy temprano. Serían las 7,30 de la mañana o antes. Me dijo que había una huelga de transporte en Francia y que podía retrasar la llegada de los tubos del trasvase por el corte de carreteras. Era una angustia». Para alivio de todos, los camiones cargados con los tubos sortearon los cortes de carreteras en Francia y lograron llegar a Cáceres, para poder comenzar su instalación.

José Luis Fernández

José Luis Fernández, ingeniero técnico de Obras Públicas, era responsable del trasvase y sabe lo que es pasarse más de una noche sin dormir por la complejidad del reto que habían asumido él y los responsables de la siete empresas extremeñas que formaban parte de la sociedad 'Extremadura 2000', la que puso sobre la mesa del Ayuntamiento la alternativa y la solución: traer el agua del Almonte. «Era una obra que había que hacer en dos meses, incluido el proyecto, las expropiaciones de terreno y la ejecución. La urgencia era máxima porque no había agua y en dos meses no habría ni gota», recuerda José Luis F

ernández.

«Fue una solución exitosa y bien ejecutada, aunque no hubo tiempo para estudiarla demasiado. Prueba del éxito es que lleva 25 años funcionando», afirma el ingeniero, para quien aquella obra, en la que trabajaron unas 100 personas, «fue un esfuerzo importante y un hito para las empresas extremeñas. No se había hecho una obra de ese tipo en tan poco tiempo. Fue un desafío técnico». Se terminó dos días antes de lso previsto, lo que fue todo un récord.

«Cáceres se había quedado sin agua y el alcalde Carlos Sánchez Polo estaba angustiado y le propusimos que una solución sería traer agua del Almonte», recuerda Germán Sellers, técnico de 'Construcciones Sevilla', una de las empresas integrantes de 'Extremadura 2000', junto con 'Balpia', ambas de Cáceres; 'José Herrador' y 'Nivelaciones Conesa', de Don Benito; 'Carija', de Mérida; 'Gévora', de Badajoz, y 'Senpa', de Coria.

En tan sólo diez días se puso en marcha la solución, entre los últimos días de abril y los primeros de mayo. La empresa que hizo la propuesta había encargado una memoria o anteproyecto a Máximo Cruz Sagredo, ingeniero de la Diputación. Después, la propuesta se concreta más y la Junta, tras consultar con empresas del sector, acepta el proyecto de 'Extremadura 2000' y así lo anuncia el día 13 de mayo el alcalde, Carlos Sánchez Polo. El coste rondaría los 800 millones de pesetas.

Mientras, la ciudad tenía el agua cortada desde abril durante 12 horas al día. Sólo había suministro de 7 de la mañana a 7 de la tarde y estaba en vigor un bando municipal del 23 de marzo, que llamaba al ahorro y prohibía llenar piscinas y el regar jardines.

La ciudad se disponía a empezar la feria de San Fernando con ganas de diversión. Unos días antes de arrancar la feria, 18 retroexcavadoras comenzaban a abrir la zanja por la que discurriría la tubería del trasvase. «Pusimos las máquinas a trabajar por parejas en nueve tramos, abriendo zanjas de dos o tres metros de profundidad, en roca de pizarra», explica José Luis Fernández, quien recuerda uno de los primeros contratiempos al empezar a trabajar en la otra fase de la obra, la de la instalación del trasvase en el punto del río Almonte elegido, antes de llegar al puente. Lo primero que había que hacer era abrir un camino desde la carretera hasta el promontorio cercano donde se ubicaría la instalación del bombeo. El problema es que el conductor del bulldozer contratado para abrir el acceso vio el desnivel, de más de 30 metros, y después de unas horas de trabajo se dio media vuelta por el peligro que presentaba el trabajo. «Me avisaron de que el del bulldozer se había ido», recuerda Fernández, quien añade que lograron que volviera, pero para ello hubo que ponerle una retroexcavadora delante para abrirle paso en las tareas. Las tres bombas sumergidas se instalaron en una estructura de pórtico atirantado, sin apoyo en el fondo. Con el paso de los años, se colocó una cuarta bomba y la plataforma se ancló bajo el agua.

Fernández recuerda también que el día de la inauguración se activaron las bombas a las 5,30 o las 6 de la mañana, y de nuevo aparece la adversidad: cae agua por una tormenta y la caseta de impulsión no tenía todavía el techo. Hubo que taparla con una lona y saltó el diferencial. Solo unas horas después, a la 1 del mediodía, las autoridades esperaban la llegada del agua, pero con una sóla bomba funcionando el agua no pudo asomar hasta las 16,31 horas. Fue un alivio para todos. A José Luis Fernández, que estaba recorriendo la conducción por si había roturas, le llamaron al teléfono móvil, que entonces pesaba tres kilos, para decirle: «Aquí está el agua».

«Se había estudiado la posibilidad de utilizar camiones cisterna para abastecer a la ciudad»

«Fue un esfuerzo importante y un hito para las empresas extremeñas»

«Cáceres se había quedado sin agua y desde Extremadura 2000 se propuso traer agua del Almonte»

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