Once cuadrillas compiten en el XII concurso de albañilería de Fecons

La crisis ha pasado especial factura a una actividad que durante años ha tenido un referente anual, el concurso de albañilería que organiza la federación de empresarios. «La situación fue tan dura que algún año ni siquiera lo pudimos convocar», recuerda Joaquín Sánchez, secretario general de Fecons. Esa situación ha mejorado y de nuevo se vuelven a ver las cuadrillas de albañiles en competencia por el premio. Hasta once se dieron cita el sábado en el Paseo de Cánovas. La zona de los impares de Avenida de España se llenó de profesionales, empresarios, curiosos y algunos turistas que no quisieron faltar.

El primer premio fue para Ramón Oliveras Turón y Jordi Gener Martorell. Venían de Viloví de Oñar, un municipio de apenas 3.000 habitantes de la provincia de Girona y en el que, curiosamente, la albañilería no figura como gran referente. La segunda plaza la ocuparon Javier Fernández Suazo y Jesús Alfonso Márquez, de Malpartida de Plasencia. Se llevaron 1.000 euros. El tercer premio viajó hasta Madrid. Estaba dotado con 500 euros y fue para José María del Pozo Galán y Miguel Ángel López Menchero.

No era el día de las reivindicaciones. Carlos Izquierdo, el presidente de Fecons, solo quería hablar de la consolidación del concurso. Ya en la presentación del mismo quedó espacio para las quejas de la patronal por los malos augurios a los que se expone un sector en el que, según sus datos, la Junta de Extremadura dedica casi el triple de inversión pública a la provincia de Badajoz que a la de Cáceres.

Pero ayer no tocaba hablar de ello, a pesar de que entre quienes anunciaron su presencia estaban la directora general de Arquitectura, la alcaldesa, Elena Nevado, y el concejal de Obras, Víctor Bazo, o el diputado Miguel Salazar, en representación de la Diputación cacereña. «Viene gente de Extremadura y de fuera. Los profesionales siguen respondiendo, aunque este año nos hemos encontrado con algunas ausencias por las comuniones», relataba Joaquín Sánchez. El arquitecto Alberto Sánchez Casero, de la Sociedad Cooperativa Técnicos Reunidos, es el autor del diseño del proyecto. Los albañiles debían levantar una réplica a escala de la Torre Redonda. «Es la gran desconocida. Una torre almohade del siglo XII que contribuyó a que Cáceres sea Patrimonio de la Humanidad», argumenta. El jurado valoró tanto el replanteo como la buena ejecución general. Ladrillo hueco y yeso eran los principales materiales. Tuvieron cuatro horas y media para realizar el trabajo.