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Libro que recoge la historia de Catelsa Cáceres. :: E.R.
La única industria de Cáceres

La única industria de Cáceres

Este viernes se presenta un libro que recoge la historia de Catelsa

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Martes, 16 de mayo 2017, 07:25

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El próximo viernes se presenta en Cáceres un libro muy raro. Aunque lo extraño no es el libro en sí, sino el tema que trata: la historia de una industria cacereña: Catelsa. ¡Ahí es nada, una industria pura y dura que cumple 43 años en la capital de provincia menos industrial que imaginarse pueda!

El libro será presentado por José Julián Barriga, periodista y presidente del Club Senior de Extremadura, que en el título del prólogo ya deja claro de qué se trata: 'Un milagro llamado Catelsa'. El autor del libro es José Marcelo Muriel (Cáceres, 1949), director técnico, gerente y de división de Catelsa y de la multinacional Hutchinson entre 1973 y 2010.

Catelsa es la principal industria de Cáceres y ha llegado a tener 400 empleados. Se dedica a la elaboración de componentes para automóviles, manufacturados a partir del caucho. A lo largo de estos 43 años, han patentado diferentes productos convirtiendo la factoría cacereña en puntera en el sector. Los orígenes de Catelsa están en el País Vasco, en Oiartzun. La empresa quería crecer fuera de Euskadi y sus responsables se fijaron en un folleto que les había llegado desde Cáceres. En él, se informaba de la creación de un polígono llamado Capellanías y se detallaban las facilidades que tendrían los industriales interesados en establecerse en este espacio.

El gerente y el consejero de la empresa se acercaron hasta Cáceres, se entrevistaron con las autoridades locales y decidieron abrir aquí una filial de Manufacturas Guipuzcoanas de Caucho y Látex S. A. (Catelsa). Los propios albañiles que construyeron la fábrica fueron los primeros trabajadores de la fábrica, tras pasar por un periodo de formación, alfabetización y formación de adultos.

De los muchos episodios y anécdotas que se cuentan en el libro, me voy a quedar con el más novelesco, tanto que recuerda a algunas de las páginas de la novela 'Patria' de Fernando Aramburu.

En 1977, la Ford acababa de instalarse en Valencia y estaba a punto de lanzar su popular modelo Ford Fiesta. Para ello, encargó a la empresa vasca ATC diversos componentes. En ese momento, los sindicatos vascos del entorno de ETA declararon una huelga general revolucionaria y se dispusieron a ocupar la fábrica ATC. Esto significaba que el Ford Fiesta no podría fabricarse. Catelsa Oiartzun se ofreció para hacer algunas piezas, pero fue ocupada por los huelguistas y hubo de enviar los moldes a Cataluña. Faltaban dos piezas por hacer y Catelsa Cáceres decide aventurarse en la tecnología del caucho-metal.

El problema era cómo traer los moldes a Cáceres. Una noche, a las cinco de la madrugada, cuando la vigilancia de los ocupantes de la fábrica vasca se relaja, cuatro personas entran en Catelsa Oiartzun, cargan los moldes en un Land Rover y parten raudos hacia Cáceres. Son recibidos por Marcelo Muriel en Capellanías y empiezan a fabricarse las piezas.

El problema era que los sindicalistas vascos del entorno de ETA habían seguido al Land Rover y se presentan en la fábrica de Capellanías para convencer a los obreros cacereños de que no fabriquen las piezas. Los empleados de Catelsa Cáceres no les hacen caso pues aducen que los moldes son propiedad de Ford. En el libro se cuenta cómo el señor Pazos, jefe de producción de Catelsa Cáceres, pasó la noche en su despacho con su arpón de pesca a mano por si los etarras entraban en la fábrica.

Al final, las piezas se fabricaron en Cáceres y los primeros Ford Fiesta pudieron salir a tiempo. Eso sí, la fabricación duró solo un año porque Ford adujo que Cáceres no estaba en sus circuitos logísticos. Ahí empezó una lucha, aún inacabada y liderada por Marcelo Muriel, para situar a Cáceres en los ejes de las comunicaciones de transporte. Unas comunicaciones en la que la construcción de la autovía a Badajoz, la recuperación de la línea ferroviaria Plasencia-Astorga y el tren de alta velocidad Madrid-Lisboa son imprescindibles para que Catelsa no sea la única industria fuerte de Cáceres.

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