Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Un tercio de las naves del polígono de las Capellanías están cerradas

Un tercio de las naves del polígono de las Capellanías están cerradas

De las 351 superficies disponibles, actualmente 117 no están en explotación, según la asociación de industriales

CRISTINA NÚÑEZ

Lunes, 20 de febrero 2017, 07:58

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«El polígono de las Capellanías es la imagen de la ciudad para muchas personas que, cuando vienen a Cáceres, pasan solo por allí». Francisco González, gerente de Apilca, la asociación de industriales del polígono, hace una radiografía de este recinto empresarial que habla de su pérdida progresiva de vigor económico. De las 351 naves que se ubican en la zona noroeste de la ciudad, un tercio, 117, permanecen cerradas. Los datos los corrobora la realidad, el día a día. Prácticamente en todas las calles de este polígono hay alguna nave vacía. «Antes de la crisis había una buena actividad, pero ha sido en el periodo entre 2010 y 2014 cuando ha ido cayendo», explica González. Sobra explicar los motivos. La crisis del ladrillo dio al traste con infinidad de empresas auxiliares y el castillo de naipes se deshizo ante nuestros ojos. La diversificación de la oferta, con la apertura de polígonos como el de Mejostilla, también ha podido llegar a afectar a este recinto, como sugieren algunos de los empresarios aquí ubicados.

La situación habla de un mal endémico de la ciudad, que es la falta de músculo industrial potente, de empresas grandes. Unos 3.500 trabajadores acuden a diario a este polígono, del que Catelsa-Hutchinson, con unos 250 empleados, es la locomotora. El promedio es que las empresas tengan unas decenas de trabajadores. Muchas son empresas familiares.

En cuanto a los sectores, hay variedad, aunque predominan los servicios. Hay almacenes de alimentación, talleres de reparación de automóviles, concesionarios (recientemente se han inaugurado los de Nissan y Hyundai), empresas de transportes y de muebles, entre otras. El local de la empresa cerámica Waechtersbach, todo un emblema de este polígono hasta el año 2005, cuando se produjo su cierre, está ocupado actualmente por Interlun, una empresa de gestión de residuos de todo tipo.

Hay varias reivindicaciones urgentes (que se prolongan en el tiempo ya que no son atendidas, explica el gerente) que demanda Apilca y que tienen que ver con el mantenimiento y la seguridad de este polígono de gestión municipal. «Habría que cambiar las tapas de los registros, el acerado tiene raíces de árboles, hay maleza porque no se ha hecho desbroce, también hay que mejorar la limpieza, porque solo se limpia tres días a la semana y dos horas», explica González. Les gustaría que cambiara la normativa para poder acceder a los locales de manera más directa.

En cuanto a la regulación del tráfico creen que debería modificarse una de las calles principales, Molinero, que actualmente es de una sola dirección y «sería más cómodo que volviera a ser de dos», detalla. El problema de la seguridad les preocupa, y quieren instalar cámaras para evitar robos, una preocupación común a los empresarios.

Motor

Muchos de ellos perciben y lamentan que el espacio que debería ser uno de los motores económicos de la ciudad no dé de más de sí. A pesar de todo ello, son muchas las empresas que se mantienen desde hace décadas e incluso hay otras que recientemente se han implantado, ya en esta etapa 'post-crisis'. La actividad se mantiene viva.

En la empresa Sumelca Suministros Eléctricos Cacereños trabajan cinco personas. Una de ellas, José Antonio Gómez, que lleva 21 años empleado en el polígono (16 en Sumelca y cinco en otra compañía) señala que «está un poco dejado, han ocurrido muchos robos en las naves que dan al campo, y aquí solo hay un guarda, y también ha bajado mucho el número de empresas».

La empresa de mantenimiento Gloval es una recién llegada, ya que se trasladó hasta Capellanías al final del año 2015. Querían unir en una misma sede almacenes y espacios de gestión y administración, que antes estaba en Virgen de Guadalupe. Según explica su director, Antonio Jesús Vicente, uno de los motivos que le hizo decantarse por este espacio, en el que trabajan unas 30 personas, es el precio. «Y creo que es el que está mejor comunicado». En la calle en donde se ubica, en Herreros, robaron recientemente en una nave aledaña, algo que genera preocupación. Esta vía es de las pocas en la que todos los locales están ocupados. «Se nota desangelado y falta seguridad, si vienes en fin de semana para adelantar trabajo te da miedo de que esto esté tan solo», retrata.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios