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Jesús Jiménez y Tamara Simón
Hoy comienza en Madrid el juicio contra el viudo de Tamara Simón

Hoy comienza en Madrid el juicio contra el viudo de Tamara Simón

Le acusan de haberla matado el 11 de marzo del 2015, cuando terminaron de vender en el mercadillo de Cáceres

REDACCIÓN /E.P.

Viernes, 17 de febrero 2017, 14:48

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La Fiscalía de Madrid solicita veinte años y nueve meses de prisión para el acusado por presuntamente matar a su mujer, a quien durante años sometió a palizas y humillaciones continuas.

La vista oral del juicio con Jurado Popular se celebra este lunes contra Jesús J. S. por un delito de homicidio, un delito de violencia habitual, un delito de maltrato en el ámbito familiar y un delito continuado de amenazas. El Ministerio Público solicita una pena de veinte años y nueve meses de prisión.

Según el fiscal, el acusado, de etnia gitana, mantenía una relación sentimental de dos años y tres meses de duración con Tamara Simón B., que contaba con 23 años de edad. Ambos, casados por el rito gitano, convivían con el hijo menor de ellos dos, de 18 meses de edad.

En este contexto familiar, el acusado sometió durante "todo el transcurso de la relación de pareja a la mujer a constantes actos de hostigamiento, controlando aspectos personales de vida, como las personas con las que se relacionaba y las comunicaciones que mantenía con ellas".

Control

Según el fiscal, "la situación de sometimiento y control también la ejecutaba profiriéndola constantes humillaciones, menosprecios, culminando con agresiones físicas, golpeándola por todo el cuerpo, lo que causó en ella un permanente estado de angustia, ansiedad, desasosiego y temor, generando este comportamiento en el núcleo familiar una situación de temor y depresión".

Entre los constantes episodios de violencia física y verbal se ha acreditado que durante el embarazo de la mujer llegó a golpearla y a tirarla por las escaleras. En otra ocasión, en 2014, le agredió en el rostro dejándolo amoratado y sin que la joven recibiera asistencia médica alguna. Meses antes, le golpeó en las piernas con una silla, causándole serias heridas. Ninguno de estos hechos fue denunciado, según apunta el fiscal.

Ante esa situación, la mujer tomó la decisión a finales de 2014 de irse a vivir a casa de sus padres en Navalmoral de la Mata. Pese a la separación, el acusado se personó en el domicilio de los padres de Tamara y, tras intimidarla, logró que volviera al domicilio familiar, donde el ambiente de violencia volvió a reproducirse en constantes situaciones.

Parece que una vez terminado el mercadillo de Cáceres, antes de las tres de la tarde, fueron a ver a una cliente en Aldea Moret, teniendo una discusión la pareja cuando salían de la ciudad cacereña. A las cuatro y media de la tarde, su furgoneta estaba estacionada en el kilómetro 55 de la autovía de la Plata, la A-66, en el carril de incorporación a la autovía.

Según la versión de Jesús Jiménez, él y su mujer comenzaron a discutir y ella se tiró de la furgoneta cuando estaba en marcha, golpeándose en la cabeza al caer. Una ambulancia la llevó al Hospital San Pedro de Alcántara en donde murió a las pocas horas.

La familia de Tamara está representada por el abogado Aurelio Aranda, que ejerce la acusación particular, y éste acusa al viudo de haber cometido un asesinato. Tanto él como el fiscal, piden que Jesús Jiménez pierda la patria potestad del hijo, que ahora tiene tres años, y que sea condenado a indemnizarle. La acusación solicita 300.000 euros para el hijo y 100.000 euros para cada uno de los padres de Tamara. El fiscal pide la misma cantidad para los padres y 250.000 euros para el hijo.

El juicio se celebrará en Madrid, ya que al ser un posible caso de violencia de género tiene lugar en el lugar de residencia de la víctima.

En el juicio, en el que el abogado defensor pedirá la libertad de su cliente, tendrá importancia la valoración de los forenses, que aseguran que Tamara murió de un golpe en la cabeza; y se dará bastante importancia a las heridas que tenía ella y al estado de su ropa, que hacen poco creíble el que ella se tirara del coche en marcha. La ropa de Tamara estaba prácticamente intacta. En su piel no había raspaduras producidas por el asfalto. El bolso que llevaba de bandolera no se había roto. No se habían desprendido los zapatos de sus pies, tenía los pendientes y un colgante. Por otra parte, él tenía un arañazo en la cara.

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