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Cuatrocientas 'corralás' forman el tesoro de piedra de Torrequemada

Cuatrocientas 'corralás' forman el tesoro de piedra de Torrequemada

Una vez que la Junta las declare Bien de Interés Cultural, una empresa se encargará de rehabilitar las que se encuentran en mal estado

SERGIO LORENZO

Domingo, 8 de enero 2017, 08:45

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«En el pueblo estamos ilusionados, porque cuando se declare a las 'corralás' Bien de Interés Cultural, esperamos que venga mucha gente a verlas y se potencie la zona», afirma el alcalde de Torrequemada, Elías Hernández Arrojo, mientras muestra al Diario HOY las numerosas 'corralás' que hay en la dehesa boyal del pueblo.

A quince minutos andando desde Torrequemada, está la hermosa dehesa de la Zafra o Zafrilla, que la gente del lugar conoce con el apelativo de 'El Prao'. Una dehesa en la que la tierra es del Ayuntamiento y los árboles (encinas y alcornoques), son de numerosos vecinos del pueblo. En los troncos figuran las iniciales de sus propietarios. Es un terreno en donde abundan las rocas de granito.

En una parte de esta dehesa que tiene 270 hectáreas, es donde se agrupan unas características construcciones de piedra que son las 'corralás', que semejan pequeños poblados celtas, cuya función era guardar a las cerdas de cría.

El alcalde enseña las peculiares construcciones mientras por la dehesa deambulan, comiendo de vez en cuando bellotas caídas en el suelo, unos 300 cerdos que tienen sus días contados. «La gente del pueblo usaba estos lugares para criar el cerdo pequeño -explica-. La guarra paría aquí y aquí criaba a los lechones. Estaban un año en este lugar, luego los cerdos se engordaban en casa».

Las 'corralás', que ahora ya no se usan, eran cercas hechas de piedra, la mayoría sin argamasa, colocando las piedras una sobre otra, hasta llegar a una altura superior al metro. En un extremo del cercado estaba la zahurda o cochiquera, un espacio cerrado en donde las hembras daban a luz y amamantaban a los lechones. Dentro del cercado, al aire libre, se hacía un agujero como abrevadero, cincelado en una losa de granito. La cerca tenía una abertura para entrar y salir los animales, que se cerraba con una losa.

Hay 'corralás' de varios tipos. Las hay simples, con una sola cochiquera, pero también las hay más amplias, con más cochiqueras. «Cada familia del pueblo que podía hacerse una la hacía, cediendo el Ayuntamiento el terreno, los que no podían dejaban sus cerdos en las 'corralás' mancomunadas, que eran propiedad del Ayuntamiento». Estas son mucho más amplias, y son rectangulares.

Entre todas las edificaciones destaca la 'corralá' blanca o el sanatorio, que levantó Miguel Arroyo en 1917, «se usaba para cuando había un guarro enfermo dejarlo ahí en cuarentena, para ver si se podía salvar, sin infectar a los demás».

En la actualidad hay 230 'corralás' en buen estado, pero hay cerca de 200 que están con necesidad de ser rehabilitados.

Elías Hernández, alcalde del partido Agrupación de Torrequemada, afirma que sólo están esperando a que la Junta de Extremadura dé el visto bueno a que estas edificaciones sean Bien de Interés Cultural, con la categoría de Lugar de Interés Etnológico, para que se empiece a desbrozar y limpiar las zonas en donde están las que se encuentran en buen estado y empezar a reconstruir las deterioradas o derribadas.

Hay 'corralás' que se levantaron hace varios siglos, quedando todas ellas en desuso en los años 60 del siglo pasado, cuando los hombres del pueblo tuvieron que emigrar para encontrar trabajo, la mayoría a Alemania.

El alcalde espera que la empresa que se encargará de la rehabilitación contrate a gente del pueblo, «¿quién mejor que la gente de aquí para realizar construcciones en piedra seca?».

Uno de los mayores divulgadores de la belleza de estas construcciones fue el pintor Juan José Narbón (1927-2005) que no dudaba en los años 90 en trazar una ruta turística en forma de triángulo, en cuyos vértices estarían: Cáceres con su Ciudad Monumental, Malpartida de Cáceres con Los Barruecos, y Torrequemada con las 'corralás'. «Los suecos, los daneses, o los americanos que vengan a ver las 'corralás'... van a alucinar», aseguraba el pintor.

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