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Clase de esgrima en la ESAD durante el pasado viernes. :: armando méndez
La escuela de teatro se hace mayor

La escuela de teatro se hace mayor

Inaugurada en 2009, ya ha multiplicado por cuatro el número de alumnos

Cristina Núñez

Domingo, 23 de octubre 2016, 08:51

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En la entrada del actual edificio de la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) un cartel advierte de que el recinto no es visitable para el turismo, que se trata de un centro educativo. La advertencia da cuenta de la singularidad física de esta escuela, ubicada en un ala de un antiguo convento jesuita en donde ha funcionado en distintas épocas el Instituto El Brocense o el centro cultural San Jorge. Desde las ventanas de sus aulas y pasillos uno puede ver vacas pastando en el camino que lleva a la Montaña o el entorno de arquitectura renacentista que la rodea. Por los pasillos hay 'rollito', un grupete de alumnos tararean flamenco mientras avanzan enlazados por los hombros y la cintura.

En pleno corazón de la ciudad monumental, la ESAD lleva desde 2009 formando a alumnos de Interpretación y Dirección teatral. Heredera de la antigua escuela de teatro de Olivenza, cuya titulación impartió hasta su extinción, ofrece una formación superior similar a los otros 12 centros españoles que brindan estos estudios. Todos ellos cuentan con la homologación europea, aunque está aún pendiente la equiparación a la categoría de grado universitario, un asunto que, tal y como precisa José Ramón Alonso de la Torre, el director de este centro, es una cuestión más de nomenclatura que de efectividad del título, ya que éste es oficial y permite dar clase u opositar. «Es un tema que se está llevando en Europa, lo que está pendiente es una definición de estas enseñanzas en toda España, son muchísimas especialidades, como restauración, danza, conservatorio, arte dramático, somos grado pero no somos universidad, somos formalmente Secundaria, pero no somos Secundaria, los profesores dan 20 horas pero al mismo tiempo hacen su trabajo de fin de estudios, es un híbrido que no acaba de definirse, y es un reto que tendrá que abordar el nuevo gobierno cuando tome posesión».

Inauguración

El pasado miércoles se llevó a cabo la inauguración oficial del curso, que contó con la presencia del dramaturgo y pedagogo Juan Antonio Hormigón, que deslumbró con un discurso en el que ensalzó la formación en una profesión en la que, en muchas ocasiones, parece todo fruto de la casualidad o de una genialidad que, argumentó Hormigón, hay que trabajarse, no llega por arte de magia.

Atentos a las palabras de este erudito estaban una buena parte del profesorado y de los 99 alumnos que llenan las aulas de los cuatro cursos de Dirección e Interpretación que se imparten.

Alonso de la Torre recalcó que el estirón que ha dado esta escuela es de gran magnitud, ya que cuando abrió sus puertas eran una veintena los alumnos matriculados. Este año el primer curso de Interpretación se ha multiplicado por dos debido a la gran demanda de alumnos. Normalmente se acercan a la ESAD de Cáceres alrededor de 20 o 25 alumnos, pero «este año hemos tenido 42», explica. «Hemos terminado las obras, tenemos nuestro espacio para dirección escénica ante la cámara, tenemos el claustro de profesores completo y ahora es cuando podemos coger velocidad de crucero».

Aunque las provincias de Cáceres y Badajoz son las más pródigas en alumnos en estas aulas, el tejido humano es de lo más variado en cuanto a procedencias. Hay alumnos internacionales originarios de Venezuela, Argentina y Mali. De España los hay prácticamente de los cuatro puntos cardinales: Barcelona, Córdoba, Sevilla, Cuenca, Lugo, Murcia, Madrid, Palencia y Salamanca son las provincias que nutren esta escuela.

Historias

Noemí Fernández Estevez procede de Ourense, en Galicia. «Necesitaba un cambio de aires y estar fuera de mi ciudad, extraño mucho a mi familia pero no cambio Cáceres por nada, me encanta estar aquí», explica Fernández, alumna de segundo de Interpretación, satisfecha con las asignaturas y el ambiente de la escuela.

Procedente de Madrid llega Sara San Román, también en segundo de Interpretación. «Elegí Cáceres porque está muy cerquita de Mérida, que es un festival al que he ido desde pequeña», sostiene. Ese faro que le lanzaba potentes luces le trajo hasta estas latitudes y ha conseguido debutar con la compañía Taptc Teatro, dentro del programa off, con Medea. «En Madrid sobra mucha gente, hay demasiada competitividad», razona esta joven, que cree que «la escuela es muy completa y es una buena opción».

Jose Luis Fernández, de Almendralejo, es alumno de primer año de Dirección. «Siempre he hecho teatro, cursos y algún spot, me gusta este mundo», destaca. Recién llegado a la ciudad, disfruta del ambiente de la escuela. «Nunca he estado en un entorno con tanto compañerismo, y las asignaturas me están interesando», apunta.

Celia Martínez-Blay es cacereña, aunque procede de Mali. Reconoce que entró en la escuela «por empeño». El año pasado se presentó a las pruebas, aprobó pero no tuvo plaza, así que perseveró. Compatibliza sus estudios de primero de Interpretación con los del módulo de Formación Profesional de Educación Infantil. Está «algo así» como definiendo sus vocaciones, y cree que el teatro se complementa muy bien con la educación. «Me gusta mucho este mundo, me gusta cantar, bailar, actuar, hay que definir las cosas y es necesaria una formación, poco a poco iremos viendo, explica Celia en la escalinata de la entrada de acceso al centro, rodeada de chicos de su edad que fuman y le dan vidilla a la mañana.

Las caras jóvenes predominan en el alumnado que el miércoles asistían a ese corte oficial de cinta que es la inauguración del curso. De la Torre explica que este año se ha apuntado «gente mayor». Hay profesores de Instituto que organizan sus horas de clase para poder seguir formándose o bien en Dirección o en Interpretación. «Incluso contamos también con algún jubilado que siempre les ha gustado mucho el teatro y se apuntan, en este caso sobre todo a Dirección». Un grupo variado que trabajará, como diría Shakespeare, con la materia con la que están hechos los sueños.

«Extraño mucho a mi familia pero no cambio Cáceres por nada, me encanta estar aquí»

«Elegí Cáceres porque está muy cerca de Mérida, que es un festival que me encanta»

«Nunca he estado en un entorno con tanto compañerismo, y las asignaturas me gustan»

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