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Los 'Indios voladores' en la Plaza Mayor en 1958. :: archivo marchena
¿Por qué el ultra  Blas Piñar fue hijo adoptivo de Cáceres?

¿Por qué el ultra Blas Piñar fue hijo adoptivo de Cáceres?

Lo curioso es que ni recogió el título, ni la Plaza Mayor cambio de nombre

SERGIO LORENZO

Domingo, 9 de octubre 2016, 09:08

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Encontré al viejo periodista Sanjosé disfrutando de lo que le quedaba de vida como a él le gustaba: sentado en un taburete junto a un tonel de la entrada del bar La Chicha, admirando la imponente iglesia de Santiago y las palmeras de la plaza, mientras tomaba un sol y sombra a pequeños sorbos, viendo como se moría la tarde. Mientras tomaba la copa que le podía durar dos horas, y me contaba por enésima vez que allí había nacido el famoso botellón de Cáceres, aproveché para preguntarle cosas que no sabía de esta ciudad.

Era un domingo como el de hoy, pero del año 2004, y en la ciudad había cierta polémica al saberse que en el museo municipal se iban a colocar las fotografías de los hijos adoptivos y predilectos de Cáceres en una sala de honores y distinciones, descubriendo entonces la opinión pública que uno de los hijos adoptivos de Cáceres era el ultraderechista Blas Piñar. Pidió Izquierda Unida que no se pusiera la foto del fundador del partido político Fuerza Nueva, como así ocurrió.

- Sanjosé, ¿me puedes explicar cómo el Ayuntamiento de Cáceres pudo nombrar al ultra Blas Piñar hijo adoptivo? - Le pregunte mientras sonaban las campanadas de la iglesia que anunciaban que eran las siete de la tarde.

- Pues, es muy sencillo: porque los cacereños somos, por naturaleza, agradecidos. Era el principio de los años sesenta, en pleno franquismo, Blas Piñar era el director del Instituto de Cultura Hispánica y había traído a Cáceres los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos, de los que nadie se acuerda ahora, pero que fueron muy importantes para promocionar la ciudad y traer trabajo y dinero.

Recuerdo esta conversación ahora, porque al meter las narices en el servicio de documentación del Diario HOY, me he encontrado con un ejemplar del periódico del 24 de junio de 1961 con el titular: 'Blas Piñar, hijo adoptivo de Cáceres'; y el subtítulo 'La Plaza Mayor se denominará de La Hispanidad'. La noticia indicaba que la corporación municipal, que presidía el alcalde Casto Gómez Clemente, había decidido dar el visto bueno a una moción del primer teniente de alcalde, el doctor Juan Pablos Abril. Así se nombraba a Blas Piñar hijo adoptivo de Cáceres, decidiendo ofrecerle el título en el año 1962, en la inauguración de los V Festivales Folklóricos Hispanoamericanos. También se acordaba grabar en el frontispicio del edificio del Ayuntamiento la frase: «Plaza Mayor de la Hispanidad». Lo curioso es que ni Blas Piñar recogió el título, ni la Plaza Mayor cambio de nombre.

Blas Piñar, que murió el 28 de enero de 2014 con 95 años, publicó sus memorias políticas a lo largo de cinco libros entre los años 2000 y 2004. En el primero de ellos, titulado 'Escrito para la historia', confiesa que al principio no pensó en Cáceres: «Algo especialmente querido por mí fueron los festivales folklóricos hispanoamericanos (...). Pensé que se celebraran en Palma de Mallorca. No tuve éxito en mis gestiones. Me dirigí a Cáceres. Estaba de gobernador en la provincia mi gran amigo Licinio de La Fuente. La propuesta no pudo tener mejor acogida. Con su colaboración plena y la de las autoridades, José Murillo Iglesias, presidente de la Diputación, y Luis Ordóñez Claros, alcalde, comenzamos a movernos. El primer festival se celebró en la bellísima capital extremeña, en Trujillo y en Plasencia en junio de 1958. El éxito fue extraordinario. Fue entonces cuando, al entregar los premios, en un discurso, en el Ayuntamiento, el 5 de junio de 1958, afirmé que Cáceres era la Plaza Mayor de la Hispanidad. Este apelativo se acogió con verdadero entusiasmo». La primera edición fue durante mucho tiempo recordada por la espectacularidad de la actuación del grupo mexicano Los Indios Voladores en la Plaza Mayor, que colgados por los pies dieron vueltas a un palo que tenía una altura considerable.

En sus memorias cuenta que fue nombrado hijo adoptivo de Cáceres en 1961, pero antes, en mayo de 1959... ¡fue nombrado hijo adoptivo de la provincia! Piñar recogió el título entregado por la Diputación, pero no el del Ayuntamiento. El motivo: que ya no estuvo en la inauguración de la edición de 1962, porque le cesaron en el puesto. Escribió un articulo en la tercera de ABC titulado 'Hipócritas', que criticaba la política exterior de los Estados Unidos. El embajador norteamericano se quejó al ministro de Asuntos Exteriores y el gobierno destituyó a Blas Piñar.

Quien le sustituyó en la dirección del Instituto de Cultura Hispánica fue Gergorio Marañón y Moya, que en su intervención pública en la inauguración de la edición de 1962, aseguró que Cáceres iba a ser la sede permanente de los Festivales Folklóricos, prometiendo dinero para la ciudad: «Os prometo que habrá golpes de imaginación y talento y golpes, muchos golpes, de dinero». Los festivales adoptaron un nombre larguísimo: Festivales Folklóricos Hispanoamericanos-luso-filipinos y cada vez hubo menos dinero, hasta que los festivales murieron a finales de la década de los sesenta.

Llegó la muerte de Franco, llegó la transición y llegó la democracia y Blas Piñar seguía resistiéndose. En 1976 creó el partido político Fuerza Nueva, logrando ser diputado al Congreso por Madrid desde 1979 a 1982. Fuerza Nueva se fue deshaciendo y en 1982 decidió disolverlo, acuciado por las deudas. En 1986 lo reconstruyó con el nombre de Frente Nacional, pero también lo tuvo que disolver en 1994.

A finales del año 2005 fue protagonista de una noticia curiosa en este periódico, ya el que el pintor Ángel Álvarez Sotomayor encontró tirado en los almacenes Reto de Cáceres un retrato en color de Blas Piñar con la bandera franquista al fondo. La foto estaba dedicada por él y firmada. Escrito de su puño y letra decía: 'Para la sede de Fuerza Nueva en Cáceres. 23 de abril de 1981».

Así es la historia y la vida: Los que te suben a los altares, también te pueden tirar a la basura.

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