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Semáforo en ámbar en las inmediaciones de Hernán Cortés y la Plaza de Toros, con uno de los cuatro fotorrojos instalados. :: armando méndez
Los fotorrojos rebajan los excesos  de los conductores en su primer año

Los fotorrojos rebajan los excesos de los conductores en su primer año

Unos 2.000 conductores han sido 'cazados' por el dispositivo de control semafórico, que según los usuarios ha permitido ganar en seguridad en Hernán Cortés

Manuel M. Núñez

Miércoles, 17 de agosto 2016, 07:14

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Casi 2.000 conductores 'cazados'. Es el balance provisional del primer año de funcionamiento de los fotorrojos en la ciudad. No es un balance oficial ya que aún falta por cerrar el mes de agosto completo, por lo que el Ayuntamiento esperará a septiembre para desgranar al detalle la estadística. Lo que sí parece fuera de dudas es que el dispositivo, que se puso en marcha el 17 de agosto de 2015, ha permitido mejorar la seguridad en una vía sobre la que el debate siempre ha estado abierto, la avenida de Hernán Cortés.

«No tengo ninguna duda. El semáforo se respeta mucho más que antes», analiza Vicente Mendoza, presidente de la Asociación de Radio-Taxi de Cáceres. Los profesionales del volante aseguran que se han rebajado los excesos de muchos conductores que iban al límite. Esa situación se ha dado, en especial, en Hernán Cortés. Allí están dos de las cuatro cámaras colocadas. Una, en un punto crítico, en el cruce con la Plaza de Toros. La otra en la intersección hacia la Plaza de Albatros, en el corazón de la Madrila. Son unos 800 metros de distancia entre una y otra. La presencia de los fotorrojos para quienes se mueven a menudo por allí es toda una advertencia. Saltarse el semáforo sale caro, 200 euros y retirada de cuatro puntos del carné de conducir .

El presidente de los taxistas cacereños saca conclusiones «positivas» de la experiencia de este primer año. «La gente tiene más cuidado, va con más precaución. Nosotros pasamos a diario por allí y la única que pega es que se generan más retenciones». Vicente Mendoza afirma que los conductores «van mucho más pendientes ahora» en una zona que además entraña cierto peligro al estar en curva. Según él, en Antonio Hurtado, tanto en la conexión con la Cruz de los Caídos como en la de Sánchez Manzano, la conflictividad es mucho menor ya que «no se le pisa tanto al acelerador», resume.

Una proyección estadística así lo refleja. Tal y como puso de manifiesto el estudio inicial que hizo el Ayuntamiento a modo de prueba piloto durante cinco meses antes de que los fotorrojos empezasen a multar, el número más alto de infracciones se produce en el cruce de la Madrila, sobre 36 de cada 100. Serían, por tanto, unas 700. En la Plaza de Toros superarían el medio millar.

En su primera semana de funcionamiento hubo multas para 58 vehículos en los cuatro puntos de control. Durante el primer mes fueron sancionados 180 en total. Son alrededor de 2.000 en todo el año. El Consistorio dará detalles en septiembre pero descarta un afán recaudatorio. La mejor prueba sería el retardo que se aplica al mecanismo para garantizar que si se multa sea con todas las garantías. «A nosotros mismos nos han multado. Cinco o seis compañeros han tenido multas, pero por eso no lo vamos a criticar», concluye el presidente de los taxistas.

«Los fotorrojos en nuestra operativa diaria no afectan y si además se gana en seguridad y se reducen excesos, mejor», recalca Francisco García. El presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas opina que el único inconveniente es la incertidumbre por si un conductor frena en seco al encontrar el semáforo en ámbar. Recuerda que con la normativa en la mano «se puede saltar el semáforo en amarillo si al detenerse se genera un posible peligro de colisión».

Entre los vecinos hay opiniones para todos los gustos. Petri Laso, que tiene una tienda de animales en Hernán Cortés, nunca se ha fiado. «Yo sigo mirando el semáforo de patones antes de cruzar. Con fotorrojos y sin ellos hay conductores, no todos, que van como locos. Sobre todo a primera hora, para ir a trabajar», se lamenta. No se trata de una postura unánime. Otros creen que con la amenaza de 200 euros de multa, lo más razonable es levantar el pie del acelerador.

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