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CRISTINA NÚÑEZ
Sábado, 28 de mayo 2016, 08:29
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La feria de día en el centro parece haber sobrevivido a las dudas e inconcreciones que surgieron la semana pasada. Aunque el Ayuntamiento no mostró disposición a fomentarla para evitar que los cacereños dieran la espalda a la oferta del ferial, una cantidad considerable de público se acercó al mediodía a las calles del centro para cañear y tapear.
En las calles San Pedro de Alcántara y aledañas había ambiente, aunque sin aglomeraciones, lo cual hizo que no fuera necesario cortar el tráfico en Obispo Ciriaco Benavente y Segura Sáez, aunque según informa el jefe de la Policía Local, Ángel Carvajal, tampoco pasaron muchos coches, únicamente residentes.
El público pudo disfrutar de un mediodía festivo con la presencia de mostradores en los que apoyar bebidas y comidas, además de las terrazas, que en muchos de los establecimientos de la zona funcionan de continuo. Muchos de estos locales sacaron bafles a la calle, lo que consiguió crear un mayor ambiente festivo. Además de la gaente en las aceras, los locales albergaban también mucho público en su interior. Oquendo, cargado de farolillos, mostraba un lleno total.
A las cinco de la tarde en la calle San Pedro de Alcántara todavía había gente y la música continuaba sonando. Según explicó Eduardo Álvarez, gerente del Gran Café, de bote en bote a eso de las dos y media de la tarde, la feria de día estaba funcionando. «Es algo que ya está consolidado y que la gente conoce, son ya muchos años». A pesar del éxito, también reconocía que la confusión sobre el permiso para celebrar esta feria generó ciertas dudas entre el público.
Moret
En San Juan, Moret y la Concepción también había un ambiente diferente al de un fin de semana convencional. Jorge Gómez, gerente de Lizarrán, la tapería situada al inicio de la calle Moret manifestaba estar satisfecho por la afluencia de personas en la zona, aunque esperaba, a eso de las dos de la tarde, que fuera llegando más y que continuara haciéndolo durante el fin de semana. En ese momento tocaba una formación de jazz cubano llamada Marabú y estaba a punto de empezar a preparase un arroz con el que obsequiar a los clientes de la zona. De lado a lado de la calle, los mantones elaborados a mano con los que se adorna esta zona eran mecidos por el viento y aportaban una nota de color. Ya en la Plaza de la Concepción las terrazas también mostraban movimiento y un especial aire de fiesta.
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