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Francisco Cerro, obispo de Coria-Cáceres, ayer en un acto celebrado en el chalé de los Málaga. :: l. c.
El obispo muestra su «dolor inmenso» por el caso del cura de Arroyomolinos

El obispo muestra su «dolor inmenso» por el caso del cura de Arroyomolinos

Francisco Cerro tiende su mano a la justicia y admite que la detención del párroco fue una sorpresa «muy desagradable»

María José Torrejón

Jueves, 14 de abril 2016, 07:19

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El obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro Chaves, habló ayer por primera vez sobre el caso del cura de Arroyomolinos, acusado de la corrupción de un menor y apropiación indebida. «Este tipo de sucesos suponen un sufrimiento y un dolor inmenso», dijo el prelado a preguntas de este diario. Cerro Chaves se mostró prudente en sus palabras y tendió su mano a la justicia.

El obispo hizo estas declaraciones minutos antes de las ocho de la tarde, en el chalé de los Málaga, hasta donde se desplazó para asistir a la presentación del libro 'Quereres y sentires', de César García y Santos Benítez, que él ha prologado.

«Desde el primer momento hemos dicho que vamos a colaborar con la justicia», insistió. Y, además, Cerro Chaves recuerda que, tal y como informó la Diócesis en un comunicado, el sacerdote acusado -Juan Carlos M. T.- permanece apartado del ministerio. «Vimos claro desde el primer momento que había que tener tolerancia cero, de acuerdo con la línea de Benedicto XVI y del Papa Francisco», dijo.

El máximo responsable de la Diócesis admitió que la detención del párroco de Arroyomolinos ha sido «una sorpresa muy desagradable». Y pide tiempo y prudencia para que la justicia haga su trabajo. «Nosotros estamos esperando. El caso está bajo secreto sumarial», recordó.

El motivo del traslado

Según la información facilitada por la Diócesis, el traslado del acusado hasta Arroyomolinos en el año 2014 desde Cáceres, donde ejercía hasta entonces, estuvo provocado por motivos pastorales, dentro de la reasignación de parroquias que realiza el Obispado con carácter periódico cuando van surgiendo vacantes.

El sacerdote es natural de la localidad de Ceclavín y tiene en la actualidad 45 años. El domingo, dos días después de su detención, el juzgado le dejó en libertad con cargos. No puede ni comunicarse ni acercarse a dos personas, que son señaladas como posibles víctimas. Los cargos de los que se le acusa guardan relación con dos acciones punibles: corrupción de un menor y apropiación indebida. Se investiga si pudo quedarse con una propiedad de una persona anciana.

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