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Los cacereños devoran el bocata gigante de patatera

Los cacereños devoran el bocata gigante de patatera

La convocatoria de los hosteleros y comerciantes de la calle Moret ha sido un éxito

Manuel M. Núñez

Sábado, 19 de septiembre 2015, 19:12

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Si hubiese que escribir un tratado sobre lo sucedido ayer en la calle Moret se podría titular: 'Cómo devorar 88 bocatas por minuto'. En apenas tres cuartos de hora quedó reducido a la nada el bocadillo gigante de patatera que desde primera hora de la mañana conectaba las inmediaciones de la Plaza de la Concepción con la calle Pintores. De punta a punta de la vía, en el eje central, un larguísimo y apetitoso plato a base de pan y patatera traída expresamente para la ocasión desde Malpartida de Cáceres, como recalcaba antes de que empezasen a moverse las mandíbulas Marcela Manzano, gerente del hotel Alfonso IX.

El macrobocadillo, de alrededor de 200 metros de longitud, se dividió en porciones de unos cinco centímetros. En total, cerca de 4.000 emparedados que se servían al precio de un euro con fines solidarios, para colaborar con la Asociación Down Cáceres. Se acabaron tan rápido que algunos seguían preguntando por la patatera cuando ya no quedaban ni los restos. Mucho antes de lo que imaginaban.

«No ha durado nada. Ha sido un ritmo frenético. Una respuesta estupenda», comentaba Francis Refolio, de El Corregidor. Este establecimiento junto al Alfonso IX, Lizarrán y Los Ibéricos fueron los promotores de una iniciativa que reunió a cientos de cacereños desde primera hora en la calle Moret. Un fotomatón situado en la intersección con Pintores inmortalizaba las 'comilonas' protagonizadas por los asistentes. En total, se necesitaron más de 200 barras de pan, 65 kilos de patatera y otros 12 litros de aceite. Hubo dos tramos especiales, de unos 20 metros, dedicados a los celíacos y a los vegetarianos. De la patatera para vegetarianos se ocuparon Pilar Guillén y su hija, Isabel Ríos. «La diferencia con respecto a la patatera normal es que no lleva carne. Se basa en la patata y en el pimentón», contaban mientras los primeros interesados se arremolinaban en busca del primer bocadillo de la jornada. La colaboración con la capitalidad gastronómica también quedó de manifiesto con el protagonismo del pimentón de la Vera. La calle fue decorada con colores rojos y botes. Todos los comerciantes de la zona participaron en la convocatoria, según destacaron los organizadores de la misma, visiblemente satisfechos ya por la tarde del desarrollo que había tenido la cita y la respuesta de público.

«Se ha demostrado que cuando organizas cosas que el público demanda el resultado es positivo. Mira cómo está la calle», sugería Jorge Gómez, de Lizarrán. La ruta gastronómica de Moret era de dirección única. El menú era patatera o patatera, pero a tenor de esos 88 bocatas que consumieron por minuto hay pocas dudas de que los asistentes quedaron más que satisfechos. Eso sí, hubo quien luego prolongó la jornada culinaria por San Juan, la Plaza Mayor, la 'nueva' Concepción o la recuperada calle de los bares de General Ezponda. La digestión de la patatera se alargó durante la tarde. La tercera edición el bocadillo gigante de Moret fue un éxito.

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