480 horas navideñas con niños en casa

Mari Ángeles Avís tiene dos hijos. La de nueve años es la que plantea esta situación, el otro tiene 16 años. «A la niña la dejo dormir mucho, porque llevan una vida un poco estresante durante todo el curso, y después queda con los compañeros de actividades extraescolares, salimos a pasear, por la tarde me vienen a buscar al trabajo y luego que si Burger King, que si Mac Donalds, pista de patinaje...». Ella se coordina con su marido para atender a sus hijos durante este periodo especial. Y tiene la baza del pueblo, en donde viven los abuelos y que permite que los niños se suelten, en total libertad.

Encarna Merchán tiene un niño de cinco años. También considera que viene bien rebajar el ritmo al que están sometidos durante los días de diario. Así que ella a su hijo de también le deja que disfrute. «Intentaremos buscar cosas para hacer juntos», explica.

Los tíos y los abuelos también se implican en esta tarea de «cubrir» todas las horas. Victoria Guillén es madre de una niña de 18 meses, pero se quedará al cuidado de los hijos de su prima, a los que considera sobrinos, durante los días laborables de Navidades. «Hay campamentos urbanos, pero son caros, y si nos podemos arreglar así...», explica. Así que Victoria transitará los parques de la ciudad con su pequeño regimiento de tres niños. «Iré a su casa a las nueve de la mañana y nos iremos al parque, a la Biblioteca...». Cruza los dedos para que el buen tiempo acompañe y no haya que recluirse en casa. «Porque es horrible», bromea Victoria.

Campamentos

Son ya muchos los colegios que abren sus puertas durante las Navidades y otros periodos no lectivos para permitir la conciliación entre vida laboral y familiar. La empresa Pebetero organiza estos campamentos en los colegios Prácticas, Extremadura, Nazaret y también los que organiza el Ayuntamiento de Cáceres. Tal y como explica Amalia Rodríguez, la coordinadora de estas actividades, pretenden aportar un ocio productivo. «El campamento del Ayuntamiento aborda las Navidades en distintos países, para poder aportar a los niños diferentes valores». En el colegio Prácticas harán manualidades a partir de materiales reciclados y espectáculos de títeres. Ofrecen los mismos horarios que los del colegio, incluido aula matinal y comedor, es decir, que como máximo un niño podrá entrar a las ocho de la mañana al colegio y permanecer allí hasta las tres. Y eso durante todos los días de vacaciones, incluso el 24 y el 31, que son laborables aunque el espíritu ya sea festivo. Tal y como cuenta Rodríguez prima la flexibilidad, los niños pueden inscribirse un solo día. Los precios van desde los seis euros por una jornada en el caso de que sean dos hermanos los que se apunten, hasta los 65 por el periodo completo para un niño solo.

El campamento que organiza el Ayuntamiento de Cáceres se celebra en el Pabellón Teodoro Casado del Vivero. Está dirigido a niños de 6 a 12 años y su precio es de 40 euros, aunque el plazo de inscripción ya está cerrado.

Otro pabellón, el Serrano Macayo de Cáceres acogerá una experiencia novedosa dirigida a niños de 2 a 16 años y organizada por la empresa de animación Légola del 26 al 30. La han bautizado como I Festival de Navidad infantil y juvenil, y ofrece un horario que abarca de 10 a 14 y de 17 a 21, con pases para toda la jornada y también para parte del día. Los precios oscilan entre los cuatro euros y los 16 que cuesta un bono para cinco días a media jornada.

Cultura

Solucionada la «papeleta» de qué hacer con los pequeños durante sus horas de clase, también hay quien piensa en planes familiares. El Gran Teatro también ofrece un buen número de actividades dirigidas a los más pequeños, cinco obras de teatro y musicales.

La Biblioteca de Cáceres programa desde el 22 de diciembre hasta el 5 de enero cuentacuentos, varios de ellos ofrecidos por la Fundación Vicente Ferrer, lo cual les confiere un punto solidario.

El Museo de Cáceres ofrece las Navidades Romanas, dirigidas a niños de entre 6 y 12 años acompañados por sus familiares adultos y que sirve para recrear la festividad romana de la Saturnalia. Un punto diferente para unas Navidades que no tienen porque ser blancas y sonar a villancicos.