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Pablo Pineda, instantes antes de su charla en el salón de actos de la Politécnica. :: lorenzo cordero
«Solo se fijan en nuestros rasgos y eso es lo más duro»

«Solo se fijan en nuestros rasgos y eso es lo más duro»

Pablo Pineda, el primer titulado universitario con síndrome de Down, apadrina un proyecto para crear aplicaciones dirigidas a personas discapacitadas

María José Torrejón

Jueves, 2 de octubre 2014, 07:46

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Pablo Pineda llegó ayer al aparcamiento de la Escuela Politécnica del campus cacereño a las cinco menos cuarto de la tarde. Lo hizo sentado en el asiento del copiloto de un vehículo que conducía David Morales, encargado de responsabilidad corporativa de la Fundación Adecco. Pineda, conocido por ser el primer titulado universitario europeo con síndrome de Down, trabaja en la actualidad para esta fundación como consultor externo.

Con los pies sobre terreno firme, este malagueño de 40 años se dirigió al salón de actos de la Politécnica para apadrinar un proyecto basado en la creación de aplicaciones y programas informáticos orientados a personas con discapacidad.

Vestido con pantalón negro, camisa gris y americana de minúsculos cuadros, lo que más llamaba la atención en las distancias cortas era el pin que lucía en una de las solapas de su chaqueta. En la insignia se podía leer: «Candidato. Goyas 2010». En efecto. Además de hacer historia al diplomarse en Magisterio (le faltan unas asignaturas para licenciarse en Pedagogía ), Pineda también es conocido por su faceta de intérprete.

Protagoniza junto a Lola Dueñas la película 'Yo, también', con la que logró la concha de plata a mejor actor en el Festival de San Sebastián de 2009 y, además, fue nominado como mejor actor revelación a los Goya de 2010. Ayer, en el transcurso del acto, se proyectaron unas imágenes de la cinta y él no pudo evitar las lágrimas. La experiencia, admite, fue brutal. Tanto, que todavía le gusta pasear ese recuerdo muy cerca del corazón.

De su experiencia en el mundo del celuloide y de los esquemas y moldes que lleva rompiendo durante toda su vida habló Pineda durante cerca de dos horas. Desde las butacas le escuchaban, principalmente, trabajadores del centro de innovación tecnológica de Insa, la filial de IBM asentada en el campus cacereño. No hay que olvidar que el acto estaba promovido por la Fundación Adecco e Insa para presentar una iniciativa denominada 'Tecnología sin barreras'. Se trata de un programa de voluntariado corporativo lanzado por Insa para invitar a sus empleados a proponer y desarrollar soluciones tecnológicas que favorezcan la integración laboral de las personas con discapacidad intelectual. La jornada contó con la asistencia de José Manuel Brandeiro, director general de Insa.

Pablo Pineda confesó ser usuario de portátil, 'smartphone' y 'tablet', aunque durante su charla no recurrió a ninguna de estas herramientas. Habló sin un guión escrito. Y contó sus vivencias. «Si no estás en internet no existes. Y es una pena que un colectivo no exista por no saber acceder a internet. Ni 'Facebook', ni 'Twitter', ni 'Linkedin' tienen una adaptación para personas con discapacidad», lamentó.

No es la primera visita que Pineda hace a Cáceres. Estuvo de turismo hace algunos años. Es el menor de cuatro hermanos y reside en la casa familiar de Málaga, junto a su madre. Para cumplir con sus compromisos profesionales, dice, suele desplazarse en tren. Hoy estará en Salamanca, ciudad donde Insa también tiene otro centro de innovación tecnológica.

«Nunca me he autolimitado»

Pineda mira a su hogar para buscar los motivos que le han llevado a ser quién es. «Mi familia nunca me ha puesto límites y yo nunca me he autolimitado. Lo peor que puede hacer una persona es autolimitarse. No somos personas con discapacidad; somos personas con capacidades diferentes y hay que explotarlas. Lo importante está en el interior, pero la gente solo se fija en nuestros rasgos y eso es lo más duro», confesó. «La mayoría de las personas con discapacidad está en paro. Se pierde mucho talento en este país por no saber explotarlo», agregó.

Orgulloso de haber echado por tierra las teorías que decían que personas como él no podrían obtener un título universitario, Pineda recuerda que todavía queda mucho por hacer . Lo suyo es una carrera de fondo. Es autor del libro 'El reto de aprender' y ya está trabajando en su segunda publicación. Pero siente tristeza, por ejemplo, al reconocer que no puede ejercer su carrera de maestro porque la ley no se lo permite. «Me falta ser independiente. Alguna vez tendré que conducir y tener una pareja», indica este admirador de Sthephen Hawking al que le gusta aceptar retos y, sobre todo, derribar barreras.

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