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Un verano para disfrutar de la piragua

El club de la ciudad organiza cursos de dos semanas para que los jóvenes puedan aprender o continuar la práctica de este deporte

JAIME PANADERO

BADAJOZ.

Domingo, 15 de julio 2018, 09:22

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Marina se cae al Guadiana desde su piragua. Tiene que volver a la orilla nadando y achicar la embarcación. Y vuelta a empezar. A los cinco minutos, se vuelve a caer. «Esto es así constantemente, una y otra vez», comenta resignada mientras vuelve para repetir el proceso. Tiene diez años, y es su segundo practicando piragüismo. Está todavía en un proceso de aprendizaje, que ha podido acelerar ahora gracias a un campamento.

Se trata de unos cursos de verano que organiza el Club Piragüismo Badajoz para menores de edad. Están dirigidos a jóvenes de entre 8 y 16 años, tanto para los que buscan iniciarse en esta modalidad como aquellos que quieren continuar su práctica durante la época estival.

En total, participan alrededor de 40 niños, que están supervisados por cuatro monitores. Cada uno de estos cursos se lleva a cabo durante dos semanas, y estarán desde el mes de julio hasta la primera quincena de agosto, por lo que habrá tres turnos diferentes.

Los chicos realizan también otros juegos y actividades de forma complementaria

«El objetivo de este campamento es aprovechar el verano para acercar a los niños al río y que conozcan el piragüismo, pero también el deporte en general», asegura Ana Falcón, directora técnica del Club Piragüismo Badajoz. «Además, sirve para fomentar también nuestra cantera», añade.

Las actividades se desarrollan íntegramente durante la jornada matinal, debido a que por las tardes las temperaturas suelen ser más altas. A las 9.00 llegan todos los participantes a las instalaciones del club, y hasta la hora del desayuno practican otras modalidades deportivas como escalada, natación, baloncesto o voleibol. La intención de los coordinadores es que puedan compartir tiempo jugando y disfrutando juntos, y enriquecer al mismo tiempo la base motriz del niño.

Una vez han desayunado y recargado fuerzas, sobre las 11.30 o las 12.00, bajan al agua con sus embarcaciones. «La primera semana practican más un piragüismo recreativo y de iniciación, para que puedan familiarizarse con el medio, porque hay chicos que no lo han practicado nunca. Luego ya aprovechamos más las mañanas y bajamos antes al agua e intentamos introducirlos también en una dinámica algo más competitiva para que se acostumbren», apunta Falcón.

Imagen principal - Un verano para disfrutar de la piragua
Imagen secundaria 1 - Un verano para disfrutar de la piragua
Imagen secundaria 2 - Un verano para disfrutar de la piragua

Sin ir más lejos, este fin de semana tiene lugar una convivencia en Villar del Rey con los palistas del municipio. Compartirán con ellos una jornada en la que podrán disfrutar del piragüismo en su pantano, donde se llevará a cabo una especie de competición con diferentes categorías para que se habitúen a ellas. Esta actividad no es la primera vez que se realiza en estos cursos de verano.

La mayoría de los participantes en estos cursos de verano son pacenses, pero no es el caso de Macrina Pérez. Ella es una sevillana de nueve años, y esta es la tercera vez que asiste a este campamento. «Me gusta y me lo paso muy bien con mis compañeros. Podemos jugar, bajar al agua, remar. Otros años he venido con mi primo porque mi tía trabaja en Badajoz y nos ha traído, pero este verano él no ha podido venir», señala la joven.

Tan importante son los alumnos como aquellos que se encargan de enseñarles. Además de los cuatro monitores, hay otros palistas del club que colaboran en esta tarea. Una de ellas es Carlota Gil, una chica de 15 años que lleva la mitad de su vida en el club. Ya no compite por una lesión que le fracturó el codo, pero sigue pasándose por las instalaciones de vez en cuando. «Ayudo a los monitores y a veces estoy en el agua con los niños también. A ellos les sirve como referencia ver a una persona que ha remado que es más o menos de su edad. Es más fácil que nos tomen como ejemplo a seguir porque se sienten más identificados con nosotros», reconoce Carlota.

Para muchos de los pequeños, es su primera experiencia con el río y con este deporte. «Para ellos es algo desconocido, pero no tienen miedo, es respeto. De hecho, el primer contacto es muy gratificante para todos. Son los padres los que sí suelen llegar con más miedo», reconoce Ana Falcón. Para que no aparezca en ellos esa sensación de temor, Carlota Gil recalca que intentan inculcarles siempre que «no hay que tener miedo al agua ni a caerse de la barca». Eso sí, desde el club aseguran que es importante transmitirles también el respeto que deben tener a las normas de seguridad. «Ellos saben perfectamente lo que pueden hacer y lo que no», aseguran.

No es la primera vez que se organiza algo así en el club. Lleva ya casi una década desarrollándose, aunque como afirma una de las responsables, «antes era una actividad menos reglada, que se ha ido enriqueciendo mucho». En ediciones anteriores, estaba enfocada únicamente al piragüismo, y ahora practican también muchas otras disciplinas, ya que el objetivo es que los pequeños tengan las herramientas para trabajar el resto de deportes.

«Ahora intentamos también que haya más convivencia entre ellos, y trabajar la cohesión de grupo. Es muy importante el apoyo del resto de compañeros y el saber montar un barco de equipo entendiendo y conociéndolos. Todo eso intentamos enseñárselo aquí. El trabajo en equipo es fundamental en este deporte», añade.

Lo único que amarga un poco los cursos es el mal endémico que sufren desde hace años los piragüistas pacenses: el camalote y el nenúfar. Todos en el club ya se muestran resignados con la situación. Llevan demasiado tiempo aguantando estas dos especies invasoras. «Siguen siendo un problema. A pesar de que vienen a retirarlos de vez en cuando, siguen quedando manchas en medio del río que los chicos tienen que ir sorteando con sus piraguas», se lamenta Falcón.

Salvando este obstáculo, el campamento vuelve a ser un éxito. Todos se han mostrado encantados con la experiencia, y probablemente algunos volverán a repetirla el próximo año. Quizás también lo haga Macrina, en el que sería ya el cuarto año consecutivo que recorre la distancia entre Badajoz y Sevilla para disfrutar de este curso exprés de piragüismo.

En octubre empezará la nueva temporada, y quién sabe si alguno de los chicos se haya convencido con este curso de que su sueño ahora es ser piragüista.

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