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Las máquinas trabajan en la limpieza del antiguo vertedero. :: josé vicente arnelas

La primera fase de la limpieza de Las Cuestas elimina la escombrera

En dos meses los operarios han retirado los restos peligrosos y han triturado y compactado los ripios que ahora se cubren con tierra

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Miércoles, 20 de diciembre 2017, 07:20

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El paisaje de las Cuestas de Orinaza ha cambiado para siempre. Los montones de escombros, los sillones, los electrodomésticos, las tuberías de fibrocemento y el resto de basuras que llenaban este vertedero han sido sustituidas por unas laderas de tierra listas para ser plantadas con vegetación. Es el resultado de la primera fase de limpieza y sellado de esta escombrera que está a punto de culminar.

Hace más de 10 años que los vecinos de los barrios cercanos claman por la desaparición del vertedero de las Cuestas. Hace 3 el Ayuntamiento prohibió de forma definitiva el vertido de ripios en la zona y se comprometió a sellar la escombrera y convertirla en una zona verde. Se trata de una finca de más de 120 hectáreas.

La obra pretende plantar árboles y recuperar por completo este terreno incluso con una zona ajardinada en la carretera de Campomayor. Supondrá, según los cálculos municipales, más de 4 millones de euros de inversión, aunque se realizará de forma troceada. La primera fase comenzó a principios de noviembre y está finalizando. Se trata de una obra de 423.000 euros ejecutada por la empresa Araplasa. Está financiada con fondos europeos y gestionada por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura.

El impacto visual de la limpieza es grande a pesar de tratarse solo de una primera fase de apenas un 10% de la inversión y que solo afecta a 11 de las 120 hectáreas de Las Cuestas. En dos meses los camiones, las excavadoras y los operarios han cambiado por completo la imagen del vertedero.

Fuera el amianto

La primera intervención fue la eliminación de los residuos más peligrosos. Los operarios especializados intervinieron para retirar los restos de amianto. Durante años esta zona había recibido vertidos ilegales de tuberías y tejados de fibrocemento y uralita.

Posteriormente comenzó la limpieza superficial de todo tipo de basura y la más complicada, la de los escombros de obra, debido a su peso y su volumen. Parte de los ripios no han sido retirados, sino que se han triturado y compactado para formar parte del suelo de la nueva zona verde. Sobre ellos se coloca una capa de tierra y el área tratada ya es apta para la plantación.

Otra labor dentro de esta intervención es la eliminación de las montañas de ripios. En la zona hay taludes rellenos de residuos por los vertidos legales e ilegales durante años. Ahora han retirado parte de los que se acumuló y se han rellenado de nuevo las montañas para devolver, en la medida de lo posible, la topografía que tenía el solar de la carretera de Campomayor antes.

En la primera fase también hay prevista la plantación de las primeras pantallas de árboles autóctonos para ir preparando la arboleda con la que se espera contar en el futuro. A esto se suma que los operarios, en la medida de lo posible, han tratado de salvar las especies que habían sobrevivido al vertedero.

La obra también prevé una actuación para evitar que los vertidos continúen cuando las obras se paralicen. En concreto se colocarán barreras, cunetas y resaltes en todos los senderos para evitar que los camiones pasen con comodidad.

Esta finca cuenta con numerosos accesos y es una zona poco transitada por lo que, durante años, los infractores han aprovechado para realizar vertidos de forma ilegal. Lo más habitual es que se descargasen camiones de residuos de obra, pero los vecinos se han encontrado con sorpresas mucho más desagradables como un cargamento de pescado o montañas de neumáticos. Este último caso provocó varios incendios que duraron días.

La obra que ahora está terminando sufrió un importante retraso debido a un conflicto burocrático. En principio se adjudicó en abril, pero no pudo comenzar porque el Ayuntamiento no concedió la licencia de obra porque exigió una fianza que garantizase que se retirarían los residuos peligrosos. En septiembre se desbloqueó la situación y finalmente los camiones llegaron a la parcela en noviembre.

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