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Las librerías de Badajoz afrontan la ‘vuelta al cole’ con la competencia de Internet

Las librerías de Badajoz afrontan la ‘vuelta al cole’ con la competencia de Internet

La mayoría de los negocios de la ciudad apuntan a que los pacenses prefieren los establecimientos clásicos

Rocío Romero

Badajoz

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Lunes, 14 de agosto 2017, 23:56

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Los portales de Internet que venden libros de texto han dado otra vuelta de tuerca al mercado. La Casa del Libro, Amazon o El Corte Inglés han puesto en marcha nuevos servicios digitales en los que apenas se tarda un par de minutos en adquirir los lotes. Después, los entregan en casa. Y esto supone otro frente más para las librerías tradicionales de la ciudad, que llegan a concentrar hasta el 40% de la facturación de todo el año en esta campaña. Sin embargo, los empresarios no son agoreros. Creen que se trata de un nuevo obstáculo en la carrera, pero están convencidos de que la moda de las compras digitales no acabará con ellos.

«Internet siempre es una competencia, pero nosotros tenemos unas relaciones muy cercanas con los padres y con los colegios. Hablamos del libro que prefiere un profesor u otro, y eso no se puede hacer con un ordenador. En la red no hablas con nadie». Lo dice Rodrigo Hernández, propietario de la librería Astérix, la tradicional de la margen derecha. Ubicada en la avenida Carolina Coronado, en esta tienda no bajan las ventas de libros de texto. Explican que a los padres les gusta comprar los libros en el mismo sitio donde se los compraron a ellos. Rodrigo Hernández añade que en esta zona de la ciudad no ha bajado la natalidad y que, por tanto, las ventas se mantienen.

La otra cara de la moneda está en la Papelería Muñoz, en la avenida Ricardo Carapeto. Allí solo venden ya libros de texto por encargo. Tras 40 años en el negocio, hace seis campañas que decidieron vender solamente bajo solicitud. «Antes hacía muchas ventas, pero ahora hay becas, ampas,... muchas historias» –explica Lola Muñoz–, que han hecho que solo atiendan previo encargo. «Los pequeños no podemos competir con las grandes superficies y con los que cogen las becas, tampoco, porque hay que comprar los libros y después esperar meses hasta que la Junta pague. Y no tenemos capacidad para eso. Es una pena, porque el pequeño comercio se hunde», admite.

Son más optimistas en la librería Pappelia, que abrió hace nueve años en la avenida Sinforiano Madroñero y cerró 2016 con su mejor ejercicio. Este año lleva, de momento, menos encargos. Pero su propietario, Óscar Gómez, confía en que las reservas se animen a principios de septiembre. Ni lo califica de bajón ni cree que el comercio electrónico vaya a hundir el negocio. «La gente no se atreve a comprar por Internet porque es mucho dinero. Por lo general prefieren la atención de un experto y poder devolver el libro en caso de que tengan problemas. Como es relativamente habitual que ocurra algún contratiempo, los padres prefieren el comercio tradicional porque saben que con nosotros no tendrán problemas». Sin embargo, dice que por Internet es más complicado que te den una respuesta en esos casos.

Además, Óscar Gómez apunta a que el precio de los libros es cerrado y que el descuento máximo es del cinco por ciento, por lo que tampoco se encuentran grandes diferencias. Sí que advierte que es cada vez más frecuente que los padres comparen precios antes de encargar en una u otra librería de la cuidad.

Este detalle también lo ha observado José Luis Marín, que acumula mucha experiencia en la librería Colón. Lleva 38 años proveyendo de libros a los estudiantes de Badajoz. Marín es el propietario de este negocio con dos tiendas, uno en la avenida de Santa Marina y otro en la calle Regino de Miguel. Cree que «los padres están muy concienciados de que los libros se tienen que comprar en una librería y están llegando antes a recoger sus reservas este año».

A su juicio, «la competencia de Internet es otro más a llevarse un trozo del pastel, pero si las librerías damos servicios como damos nosotros, no hay que tener miedo. Será un boom, llegará, hará un poquito de daño y después pasará. Hay gente que cree que todo está en Internet, pero al final vuelve a recurrir a los establecimientos de su ciudad». Es lo que asegura que ha ocurrido, por ejemplo, con el libro electrónico. Muchos lectores emigraron hacia las pantallas digitales y tras unos años han vuelto al papel y a la librería.

Sin diferencias

«Lo que digo sobre los libros de texto es: si de verdad se encuentra una diferencia grande, hazlo (comprarlos en una web), pero si estás comprando por lo mismo no caves tu propia tumba. Porque si no permitimos los negocios en nuestra ciudad, la ciudad se va a empobrecer», reflexiona.

Niega que existan mejores precios en Internet. «Me meto habitualmente en esos portales, como Amazon o La Casa del Libro, y no encuentro esa diferencia. Si se suma todo, no se ahorra nada, con el problema añadido de que no tienes el contacto físico de que si surge un problema con un libro a mediados de curso te van a responder igual. No ponen pegas, pero a lo mejor tardan 30 días en entregarlo de nuevo. En las librerías no van a tener ese problema, desde luego».

José Luis Marín se muestra más crítico con la venta de libros por parte de los colegios concertados. Cree que es una competencia desleal que se repite cada curso y critica la, a su juicio, pasividad de Hacienda. «Creo que, a nivel nacional, pueden ser varios millones de euros los que se están yendo por ahí», apunta. «Los colegios deben dedicarse a enseñar y dejar las ventas a los comercios especializados», zanja.

«Ni tengo miedo a las ventas por Internet ni he notado una bajada en ventas. He mantenido la plantilla durante la crisis, nos hemos apretado un poco y, si ya ha pasado, podemos empezar a crecer», dice optimista José Luis Marín.

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