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Ana Frades, con varios terrones de azúcar, en su casa. :: Pakopí
Una leche con demasiada azúcar

Una leche con demasiada azúcar

La veterinaria Ana Frades compara las leches de crecimiento que se venden en Badajoz | El estudio ha recibido el Premio Santiago Rubio que entrega la Escuela Nacional de Salud Pública

A. GILGADO

BADAJOZ.

Domingo, 8 de julio 2018, 08:45

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Ana Frades ejerce como veterinaria de salud pública. Trabaja desde hace más de una década en centros de salud de atención primaria. Empezó en Mérida, luego se trasladó al centro de salud Ciudad Jardín de Badajoz y desde hace dos años al de Ronda del Pilar. Se encarga del control sanitario en el centro de la ciudad y en Gévora. Visita restaurantes, tiendas, industrias de alimentación o matanzas domiciliarias. El año pasado se matriculó en el primer curso de Diplomado en Salud pública que se organizó en Extremadura.

Con niños de seis y ocho años en casa, el proyecto final de investigación quiso enfocarlo a la alimentación infantil. Se centró en las 'leches de crecimiento' que se venden en la ciudad. Quería indagar cuánta azúcar tenían y las declaraciones de los envases.

Visitó los 31 supermercados de la ciudad de cadenas nacionales o internacionales. Analizó los lineales de productos lácteos y de 'leches de crecimiento' en cada establecimiento. En total, analizó, más de veinte marcas distintas.

La 'leche de crecimiento' es un producto lácteo creado por la industria alimentaria para niños de entre uno y cuatro años. Son un paso intermedio entre la de continuación de bebés y la entera de vaca.

Estudiando las etiquetas y la composición de las que se venden en la ciudad sacó varias conclusiones relevantes: el 85% contiene más azúcar de la recomendada por la OMS, presentan declaraciones de propiedades saludables no autorizadas por la agencia europea de seguridad alimentaria y el precio triplica al de la leche entera de vaca.

El problema, explica Ana Frades, es que se trata de un producto libre de regulación. La leche de inicio, la de continuación o incluso la entera normal de vaca deben cumplir requisitos de información al consumidor. «Te ponen el logo de la Asociación Española de Pediatría en grande como si lo avalara, cuando en realidad simplemente colabora con ellos».

La legislación establece que la lista de ingredientes deben enumerarse por orden decreciente, pero ninguna compañía informa del porcentaje real de cada compuesto.

«Si el primer ingrediente que ponen es el agua, pues está claro. Lo que te llevas a casa es un bote de agua con azúcar, minerales y un poco de leche».

Cree que los nutrientes que aporta a los niños este preparado se pueden obtener con una dieta equilibrada. «No necesitas llevártelo a casa para que los niños tengan esas vitaminas».

Aunque se ha centrado en la leche, Ana confiesa que lo de leer las etiquetas de los envasados le viene de hace tiempo. «Mucha gente utiliza ahora las aplicaciones para el móvil que te informan del azúcar de cada producto, pero en realidad todo está en la etiqueta».

Su preocupación por la desprotección de los consumidores le ha valido a Ana el premio Santiago Rubio que entrega la Escuela Nacional de Sanidad. El jurado destacó, sobre todo, la originalidad y el rigor metodológico que ha utilizado la veterinaria para analizar la leche para niños que se vende en la ciudad. «Fue un respaldo a tu dedicación».

Antes de redactar las conclusiones que presentó al jurado leyó varios estudios sobre las enfermedades que puede ocasionar el consumo excesivo de azúcar en los niños pequeños y sobre las recomendaciones nutricionales como publicidad en la industria. Documentándose se percató de que sobre la leche de crecimiento, al ser un producto relativamente nuevo, apenas hay trabajos de investigación.

Procesado

«Yo suponía que era un producto más procesado que la leche entera, pero me sorprendió el resultado cuando analicé la composición». En realidad, concluye, se trata de una estrategia más comercial que alimenticia. Los padres siempre eligen lo más beneficioso y si encuentran en el supermercado un alimento que supuestamente ayuda en el crecimiento, se lo llevan a casa. El estudio de Ana demuestra que no siempre resultan tan aconsejables como parece. Un ejemplo se ve en las recomendaciones nutricionales. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria tiene una lista para que puedan indicarse en los alimentos que se venden. Si, por ejemplo, un producto lleva hierro, en su etiqueta podría explicar los beneficios del hierro. Ana ha comprobado que algunas marcas indican que el hierro contribuye al correcto aprendizaje de los niños. Esa recomendación, sin embargo, no está autorizada por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria.

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