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Miércoles, 24 de enero 2018, 08:23
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En Badajoz no es habitual vivir juicios con jurado. Estos casos solo se dan en supuestos concretos como el asesinato, el homicidio, la malversación de caudales públicos, etc. Por eso ayer había gran expectación en la Audiencia Provincial de Badajoz en el inicio del juicio por la muerte de Mirela G. presuntamente a manos de Ginel P. en el pantano de Alange en 2016.
Numerosos abogados y estudiantes de Derecho, además de los medios de comunicación, se acercaron para comprobar cómo funciona este proceso.
Poco antes de las diez de la mañana, 22 personas entraron en la sala de la Audiencia Provincial para llevar a cabo el proceso de constitución del jurado. Finalmente se eligió a nueve titulares y dos suplentes, ocho hombres y tres mujeres, y arrancó el juicio. Lo primero que hizo el presidente del tribunal y de la Audiencia Provincial, José Antonio Patrocinio, fue instruir a los elegidos.
Patrocinio les dijo que ser jurado es un deber, como pagar los impuestos. «Para ser jurado no hace falta saber de leyes. Es más, es mejor no saber de leyes. Simplemente usen el sentido común, que lo tienen», añadió y les explicó que al final del juicio les hará una serie de pregunta para emitir un veredicto y que él dictará la sentencia.
El presidente del tribunal insistió en la importancia de la presunción de inocencia. «El señor que se sienta en el banquillo es inocente», dijo Patrocinio, que explicó que recae sobre las acusaciones probar su culpabilidad. «Si no se prueba, deben declarar su inculpabilidad», les dijo. Añadió que si tienen dudas, debe ser declarado inocente: «Si no, no van a poder dormir».
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