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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Dos barcas arrastran camalote con una barrera de contención en el tramo urbano . :: C. Moreno
La Confederación trae la barca cosechadora para controlar el camalote

La Confederación trae la barca cosechadora para controlar el camalote

El calor ha disparado la reproducción de la especie invasora en el tramo urbano y la siega evita la colonización

A. GILGADO

Lunes, 25 de junio 2018, 09:30

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badajoz. Primavera benévola para el Guadiana. Temperaturas suaves y agua fría hasta hace pocos días. Alivio con dos invasoras tan prolíficas como el camalote y el nenúfar camufladas ya de autóctonas. En marzo, el tramo urbano presentaba una lámina de agua saludable, pero en cuanto se ha revuelto el termómetro la masa vegetal ha empezado a comerse el río.

Empieza el verano y el jacinto amazónico entra en plena expansión. Desde las orillas destacan las matas florecidas. Hay que frenar el virus. José Martínez Jiménez es el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. A principios de la semana pasada, explica, se tomó la decisión de traer la barca cosechadora a Badajoz.

La embarcación tiene limitaciones de calado, solo puede trabajar con el fondo a ochenta centímetros, pero resulta muy eficaz. Tiene capacidad para almacenar casi seis toneladas de plantas en el agua sin necesidad de desplazarse a descargar a la orilla. Una máquina casi diseñada expresamente para esta lucha.

El Manatí es muy eficaz recolectando, pero solo puede moverse en zonas de mucho calado

En España no hay ninguna igual y antes de dar con la empresa alemana que la suministra, los técnicos de la Confederación rastrearon en Finlandia, China o Sudamérica, pero en la mayoría de los casos, o no incorporaban un motor con potencia suficiente para soportar la corriente del Guadiana o llevaban palas laterales que impiden navegar con soltura cerca de las orillas.

La semana pasada tragaba verde sin parar en la orilla de margen derecha, a la altura del tanatorio.

En la cabina se lee el nombre de Manatí. No es casualidad. El manatí es una especie de foca gigante. El único mamífero marino completamente herbívoro. Tiene predilección por el jacinto de agua.

El Manatí empujado por un motor de 150 caballos se empacha de camalote y nenúfar. El presidente Martínez explica que conviene retirar cuanto antes las grandes manchas para que no colonicen por completo algunos tramos.

Cuanto más se retire mejor. Por eso al Manatí le acompañan embarcaciones pequeñas, una grúa anfibia y operarios arrastrando las barreras de contención.

El camalote se reproduce tan rápido con el agua caliente que impide una extracción neta. A estas alturas del año, siempre vuelva a salir. Lo mismo ocurre con el nenúfar. Enraizado en el lecho, rebrotará.

A pocos metros de la cosechadora, bajo el puente de Palmas, trabajaba también la retro anfibia. Extrae material directamente con pala y la descarga en la orilla. Aguas arribas, frente a la Alcazaba, dos embarcaciones con cuatro operarios arrastraban una barrera de contención naranja con el camalote retenido.

En el tramo urbano de Badajoz hay dos puntos conflictivos. Entre Puente Real y el puente de Palmas y ya en la zona próxima al azud de la Granadilla, cerca del nuevo tanque de tormentas.

En estos espacios abundan las islas interiores del río con mucha vegetación. Rincones inaccesibles incluso para las pequeñas embarcaciones. Siempre se quedan algunas matas que se repliegan en invierno y nacen con fuerza en verano. Los operarios de la Confederación tratan de frenarlas rodeando con barreras de contención que cada poco tiempo se vacían.

Las barreras de contención se refuerzan continuamente. Se mueven de sitio, pero hay tres puntos fijos: Bajo la isla de puente Real, en El Pico y en el azud de las Crispitas. El salto de agua ejerce de frontera. Cuanto más se retenga, menos hay que limpiar después entre los puentes.

Al azud de las Crispitas acude con frecuencia una retro que trabaja desde la orilla sacando material y un camión.

En esta particular guerra contra el camalote hay que diferenciar entre el verano y el invierno. Aunque en verano resulta más visible por el rastro que dejan, los operativos de invierno resultan claves.

Cuanto mejor se limpie las orillas, las islas y la vegetación interior, más fácil será después combatir la reproducción en verano.

Para limitar esta incidencia, la Confederación tiene a personal propio y eventual recorriendo cada rincón de ribera. Un trabajo menos efectivo que el de la maquinaria pesada, pero necesario.

Esta vigilancia no se limita solo al tramo urbano de Badajoz. En Mérida o en el badén de Talavera también se repite.

El entorno del castillo de Medellín, donde se originó la invasión de esta planta autóctona del Orinoco, se supervisa con celo igualmente. Son más de 150 kilómetros infectados.

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