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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Esta es la calle Ebro, donde se va a desarrollar el proyecto piloto para mejorar la accesibilidad de la barriada. :: c. moreno
Las 800, el barrio inaccesible

Las 800, el barrio inaccesible

La Junta llevará a cabo un proyecto piloto en la calle Ebro como modelo para el rediseño de la barriada, convertida en cárcel para muchos vecinos Escalones, cuestas, desniveles... Las barreras arquitectónicas están por todas partes

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Lunes, 8 de enero 2018, 07:57

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Las 800 es un pueblo dentro de la ciudad, con un encanto desconocido para muchos pacenses que no asoman a sus calles, asustados por una fama de marginalidad que solo se materializa en muy contadas ocasiones.

Su diseño en bancales, con calles que serpentean, puertas de colores y unas vistas que embelesan otorgan a este barrio de la margen derecha una personalidad única en el urbanismo de Badajoz.

Los más mayores recuerdan con nostalgia que su barrio era el preferido de los fotógrafos de boda de la ciudad. Hasta aquí llegaban las parejas de recién casados para inmortalizar su amor con las calles de Las 800 de fondo.

«Somos personas, pero para andar por estas calles tenemos que ser un poco cabras», dice la presidenta «No salgo y las pocas veces que lo hago tiene que ser acompañada por miedo a caerme», cuenta una vecina

De la identidad de la barriada habla el apego de sus vecinos. Ninguno quiere irse de su barrio ni tampoco que lo desfiguren con anodinos bloques de edificios. Y todo esto pese a su gran inconveniente: Las 800 es el barrio más inaccesible de la ciudad.

Sus calles bien podrían ilustrar un manual de barreras arquitectónicas: escalones, pendientes, cuestas, desniveles, aceras estrechas... Una cárcel para un vecindario cada vez más envejecido.

No todo es culpa de su diseño original -ideado como barrio provisional- ni tampoco de su topografía accidentada. También hay mucho deterioro producto del tiempo -se hizo para que durase una década y ya tiene 53 años- y de la falta de atención que ha sufrido por parte de las administraciones públicas.

«El barrio se ha deteriorado sin que hayan invertido en él», se lamenta Paqui Yáñez, presidenta de la asociación de vecinos.

Calles peatonales agrietadas, pendientes parcheadas, peldaños saltados, bordillos y aceras rotas, suelo levantado, troncos de árboles talados... La lista de desperfectos se siente paseando por cualquiera de sus calles, eligiéndola al azar.

«Somos personas, no cabras y para andar por estas calles tenemos que ser un poco cabras», dice Yáñez. Esta frase, que saca una sonrisa a todos menos a quienes las sufren, no es exagerada, y si no que se lo digan a los vecinos de la calle Ebro, cuya configuración parece que se hubiese copiado del curso del propio río.

Es una vía larga peatonal donde no se puede caminar sin mirar al suelo. Hacerlo con un carrito de bebé, un carro de la compra, un andador o unas muletas es una verdadera odisea.

Aquí viven Agustina Durán, de 45 años, junto con su hermana Isidora, de 48. La primera anda con muletas; la segunda, está en silla de ruedas desde hace cinco años. Viven encerradas en su propio barrio. «No salgo y las pocas veces que lo hago tiene que ser acompañada por miedo a caerme», dice Agustina. Su hermana no tiene opción: «Ella depende de una persona que pueda sacarla y no puedo ser yo».

Son contadas las veces que las hermanas abandonan el barrio. Para que las recojan en coche tienen que salvar las escaleras que conducen hasta la que llaman la plaza de la pescadería. «Se nos quitan las ganas de salir. Nos ayudaría mucho que nos quitaran los escalones, que hay por todos lados».

Ellas son jóvenes, pero este no es el perfil de Las 800 ni de la calle Ebro. La mayoría de sus vecinos son personas mayores, por lo que las caídas son frecuentes.

«Se va tropezando»

El padre de Rocío vive en la calle Ebro. Este vecino de 75 años no ve bien y su familia ya no deja que salga solo. «Se va tropezando porque la calle está inclinada y los escalones rotos. La última vez que se cayó fue hace un mes y eso que iba con su hermana. Yo vivo en la calle Olivo y aunque también está mal no es como esta parte de abajo que es imposible».

La calle Ebro es tan impracticable que la Junta de Extremadura la ha elegido para desarrollar en ella una experiencia piloto para mejorar la accesibilidad de la barriada.

La redacción del proyecto ya está encargada. La harán los arquitectos Luis Basabe y Enrique Arenas, cuyo estudio ganó el concurso de jóvenes arquitectos 'Europan' hace una década, precisamente con un proyecto de rehabilitación integral de los barrios de Santa Engracia (también conocido como Las 800 o la UVA), el Gurugú, la Luneta y las Cuestas de Orinaza.

Después de esto, los arquitectos recibieron el encargo de hacer el PERI (Plan Especial de Reforma Interior) del barrio de Santa Engracia, que entregaron en 2011 y que se está tramitando en el Ayuntamiento.

Enmarcada en esta experiencia piloto, el equipo de arquitectos elaboró en hace unas semanas, con la ayuda de los propios vecinos del barrio, «una maqueta de madera a escala real para solventar in situ los posibles problemas que pudieran plantearse a la hora de ejecutar las obras», explican desde la Junta de Extremadura.

La idea es que este proyecto piloto se materialice el próximo año. Para ello -añade la misma fuente- «se están dando pasos para conseguir la financiación adecuada».

Los vecinos piden ayuda a gritos para que se mire a sus calles, que parecen haber caído en un eterno olvido. Este proyecto les ha devuelto la esperanza. «Necesitamos que las calles sean accesibles, hay mucha gente que no puede salir de su casa», pide Yáñez.

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