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A. GILGADO
Sábado, 23 de septiembre 2017, 09:01
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badajoz. En esencia, la fiesta de la fundación árabe de la ciudad, Almossassa Batalyaws, se inauguró ayer como siempre: pasacalles modesto por la Plaza Alta a mediodía con una zíngara, una bailarina, un malabarista, dos tamborileros, un flautista y un zancudo. Pero la edición de este año estrena algunas novedades que permiten intuir por dónde quiere orientarla el Ayuntamiento a medio o largo plazo.
La zona donde habitualmente instalaban barras de copas las agrupaciones carnavaleras en la Torre de Espantaperros se ocupa este año por un merendero. En el interior de la plaza está prohibida la venta de alcohol de alta graduación y los bares no tienen permiso para cerrar más tarde de lo habitual. Se trata de evitar el botellón masivo.
El alcalde Fragoso advirtió ayer en la inauguración que la Policía Local estará especialmente vigilante para que no se venda alcohol de alta graduación y aclaró que los informes previos en un contexto de nivel cuatro de alerta antiterrorista desaconsejan cantinas que funcionen de madrugada. Más allá de la seguridad, a nadie se le escapa que se trata también de una concesión a los residentes del Casco Antiguo. En el debate abierto sobre el ruido del ocio nocturno, los residentes han criticado que en los últimos años Almossassa Batalyaws derivaba en un botellón de madrugada en la plaza alta, nada que ver con la esencia histórica del evento.
El alcalde anunció ayer la intención de reforzar el carácter cultural de la fundación de cara a convertirla de interés turístico regional y nacional. El pliego de condiciones que regula el mercado establece que puede haber hasta un 15% de espacio destinado a la restauración, pero eso, aclaró ayer Fragoso, nada tiene que ver con el consumo masivo de alcohol, sino con una oferta gastronómica acorde a la que puede haber en un mercado árabe.
A los tres puestos de la plaza Alta, por ejemplo, le han pedido que oferten cocina acorde a la recreación histórica. La idea es mejorar con el paso de los años la semejanza con un zoco árabe, donde no tiene muchos sentido las pizzas, la panceta o el chorizo a la parrilla. La limitación solo afecta a los establecimientos provisionales del mercado, no a los empresarios locales del entorno.
La oferta cultural también se refuerza. Hoy se inaugura la primera feria hispanoárabe de libros con la presencia de los embajadores de Túnez y Catar para recordar la riqueza cultural del reino de Badajoz.
Entre los puestos también hay cambios. Almossassa ha cambiado este año de organizador -se abrió un concurso público- y eso se nota en una distribución distinta de los puestos de la Plaza Alta y en la ausencia de algunos habituales por otros nuevos que trabajan con los mercados que organiza por toda España la nueva adjudicataria.
Margarita Polaina es de las debutantes. Viene desde Valencia y lleva desde niña -su padre ya era feriante- recorriendo España. Trabaja habitualmente por los mercados que recrea la empresa Balconet, que tiene su propia red de artesanos y suelen coincidir por las ciudades donde trabaja. Margarita, por ejemplo, ha estado este verano moviéndose por Zamora y el Levante. Ahora llega a Badajoz con la esperanza de que resulte igual de rentable que el de Cáceres.
Francisca Pacheco es de las fijas. Sus quesos del Casar no ha faltado a ninguna edición de Almossassa Batalyaws y en este tiempo se ha convertido en toda una institución en el gremio. La única castañera de Cáceres, más de 50 años vendiendo en Zafra y la más veterana en Badajoz le hacen ver todos los cambios con cierta perspectiva y equidistancia. «Con Félix -en referencia al anterior organizador- hemos estado muy bien. En realidad todo el éxito de la feria ha sido gracias a él. Con la nueva empresa estamos muy contentos. Organiza ferias nacionales y ya hemos trabajado muchas veces. Es también un hombre muy serio».
Ibraham García tampoco falta desde hace ocho años. Alaba la exquisita organización en comparación con otros mercados. «Esto pretende ser una morería y es más rico en artículos de artesanía árabe».
Aunque para la mayoría la recreación de zocos es su medio de vida, también hay quien aprovecha para sacarse un dinero extra. Victoria Micocci estudia segundo de Enfermería y hasta ahora conocía Almossassa Batalyaws como una vecina más de la ciudad que pasea por los puestos. Este fin de semana venderá jabones para financiarse un viaje. Su destino depende de la venta.
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