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NATALIA REIGADAS
Sábado, 27 de mayo 2017, 08:59
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Cientos de bolsas de basura se acumulan en un local comercial abandonado de San Roque. Sobre ellas hay un colchón en el que duerme cada día el okupa que vive en esta antigua tienda de muebles. El pasado fin de semana se produjo un incendio debido a la acumulación de desechos. Es la segunda vez que ocurre y los vecinos temen que la tercera el fuego se extienda a sus casas.
El local lleva unos 10 años vacío. Es muy grande. Ocupa el bajo de los dos bloques que comparten manzana en el cruce de Santo Cristo de la Paz con la calle Vicente García Miranda. Hace más de un año los cristales aparecieron rotos y pronto los vecinos de los dos edificios de tres plantas que viven encima detectaron que había okupas.
En este tiempo las lunas han ido recibiendo más golpes. Lo que en su día fue el escaparate de la tienda ha desaparecido y hay miles de cristales rotos en la zona. En el local solo quedan las vigas porque ha desaparecido el cableado, el techo de escayola e incluso parte del revestimiento de las paredes. Ahora solo quedan los tabiques y una enorme cantidad de basura. Para evitar que los peatones se acerquen, ya que hay cristales en el suelo y otros en el escaparate que aún pueden caerse, la Policía Local colocó vallas. Sin embargo los residentes piden ayuda al Ayuntamiento para que limpie y lo selle tapiando los ventanales. Para los afectados es la única solución posible porque no encuentran al propietario de este comercio.
Vicente Méndez es uno de los vecinos de esta esquina de San Roque. Pide al Consistorio que les ayude porque temen que ocurra algo grave. «Hemos contactado incluso con el alcalde, pero nos dicen que no es suyo porque se trata de una propiedad privada. El dueño está desaparecido y lo que pedimos es que el Ayuntamiento saque la basura, limpie, lo selle y, cuando aparezca el propietario, se lo reclame».
Dos incendios
Los vecinos llevan un año denunciando el peligro que supone este local desvalijado por el mal olor, los cristales y otras molestias, pero lo que más les preocupa es el riesgo de incendio. En marzo tuvo lugar el primer fuego. Fue por causas desconocidas mientras el indigente que vive en esta tienda estaba dentro. Los bomberos intervinieron rápidamente y no hubo grandes daños materiales. La misma secuencia se repitió el pasado domingo por la noche. Una enorme humareda alertó a los vecinos. En este caso los bomberos no tuvieron que intervenir porque los primeros en llegar a la escena, los agentes de la Policía Nacional, sofocaron las llamas con un extintor antes de que se extendiesen.
Los residentes creen que el local cuenta actualmente con uno o dos okupas y creen que hacen fuego y, en ocasiones, prende las basuras. «En cuanto olemos algo de humo, estamos pendientes», explica Méndez. Este vecino añade que el peligro son los kilos de residuos que hay en el local y que pueden prenderse. «De dentro puede salir un camión entero lleno de basura».
«No sabemos por qué, pero parece que coge bolsas de la basura y las trae aquí», detalla. El local está dividido en dos espacios. En la parte exterior, la que se ve desde la calle, hay decenas de botellas de cerveza y algunas bolsas de basura. El olor en insoportable, pero en el interior es aún peor.
En la sección del local que no se aprecia desde el exterior las basuras, bolsas de desechos orgánicos y también llenas de ropa, cubren casi por completo el suelo. Encima hay un colchón, una colcha y manchas junto con algunos enseres que demuestran que alguien duerme sobre la basura.
Los propietarios de pisos en el bloque han reunido firmas y se han dirigido en varias ocasiones al Ayuntamiento con su petición de ayuda.
Además, este lugar no solo es una preocupación para los vecinos de los bloques superiores, sino para muchos residentes en la zona. María del Mar Pazos vive en San Roque y pasa a diario por delante. «Es un peligro para los niños. Huele horrible y da miedo que se acerquen a los cristales», se lamenta esta vecina, que recuerda que la esquina era muy distinta cuando estaba abierta la tienda de muebles. «Es una pena».
Ese comercio cerró hace unos 15 años. Entonces el local pasó a manos de un empresario portugués, según relatan los vecinos. Este hombre pretendía abrir una inmobiliaria y una guardería en este espacio, pero la crisis paralizó el proyecto. Desde 2007 los vecinos han intentado dar con el dueño o sus familiares y no han sido capaces.
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