Borrar
1
Riada de dejadez en el parque  de la Legión

Riada de dejadez en el parque de la Legión

El parque que abraza los baluartes de San Pedro y Trinidad vive una segunda agonía física y un letargo social que acumula ya dos décadas

MIRIAM F. RUA

Domingo, 14 de mayo 2017, 09:10

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hace unas semanas Sixto, con ayuda de Antonio, dos vecinos de Badajoz, decidieron por su cuenta y riesgo recuperar el homenaje al poema La Nacencia en el parque de la Legión. Lo hicieron a su manera y con sus medios y este acto, más allá de consideraciones estéticas, ha hecho que muchos ciudadanos vuelvan la vista a este jardín romántico que despierta nostalgia y miedo a partes iguales.

En este 2017 se cumplen veinte años de la riada que arrasó el parque de la Legión de la noche a la mañana. El jardín resucitó reinventado, pero hoy vive una segunda inundación, la de la dejadez, que le mantiene en la agonía física y en el letargo social. Ni sombra de lo que fue. En plena primavera, es un jardín sin flores y sin gente.

HOY ha recorrido el parque de la Legión de la mano de la asociación Cívica. La lista de desperfectos y despropósitos recabados en este paseo son la muestra de la decadencia de este jardín, situado a los pies de la ladera de la Alcazaba, entre los baluartes de San Pedro y Trinidad.

Su valor patrimonial e histórico queda en un segundo plano por la configuración actual del parque, donde la densidad de árboles de gran porte impide la visibilidad de la muralla y los baluartes. «Se han rellenado los fosos con árboles sin ningún criterio que tapan la muralla». Esta es la primera observación que hace José Manuel Bueno, presidente de la Cívica, nada más acceder al parque por Puerta Trinidad.

Junto a él, José Antonio Rico, miembro también de este colectivo, recuerda que precisamente en el diseño original de estos jardines, Antonio Juez planteó la convivencia entre el patrimonio y el parque. «Juez Nieto era una de las pocas personas que optaba por conservar el sistema abaluartado y para salvarlo hizo que la muralla se integrase en el diseño del jardín».

La carga de árboles provoca además sensación de embudo e inseguridad, sobre todo de noche, que no invita a adentrarse en el parque y que sirve de refugio para la práctica del botellón, la prostitución -que si bien no es generalizada se sigue ejerciendo- y el vandalismo. «Habría que hacer más permeable la zona», apuntan. A esto también contribuiría la mejora a la iluminación de la propia Puerta Trinidad, cuyos focos interiores no funcionan, y la reparación de las farolas que no alumbran.

A poco que se avanza, el visitante se topa con la fuente seca junto al busto de Monterrey. A la derecha más adelante, la dedicada a Antonio Masa Campos, también seca, atacada y abandonada a su suerte. Este singular surtidor es uno de los exponentes que pervive del modernismo de inspiración portuguesa del que impregnó Juez al parque. «Con las propias piedras del parque la han ido rompiendo», comenta Bueno, señalando una enorme pedrusco que queda como testigo en el vaso de la fuente.

El paseo central del parque, trazado sobre la tenaza del sistema defensivo abaluartado, es posiblemente uno de los lugares más románticos de Badajoz. Su encanto, sin embargo, se diluye con el aspecto mutilado de sus bancos. «No resulta apetecible sentarse aquí», comentan a su paso.

Desde la tenaza asoma un puente al que han dejado sin plataforma para atravesarlo, mirando al Revellín de San Roque, y del otro lado, bancos de hierro que han sido segados de cuajo y de los que solo quedan los pies de testigo. Junto al homenaje al poema de Chamizo, aparecen las pintadas y las fracturas en el lienzo de la muralla.

A partir de ahí, se levanta una barrera invisible en el parque, como si acabase ahí. Para avanzar hacia el nacimiento de la cascada artificial hay que sortear un suelo con baldosas levantadas, maleza y basura que tapan el camino pegado a la muralla. Lo que en su día fueron fuentes anexas al lienzo, hoy sirven de barbacoa para los indigentes. De la fuente de la Nacencia, queda el recuerdo de lo que fue. Es difícil reconocer el original en lo que hoy queda en pie.

Detrás de ella, un pastizal con ripios y basura tapa el camino cubierto y los antiguos viveros de la ciudad. Desde este enclave infrautilizado, se tienen unas vistas privilegiadas de la Alcazaba y la Torre de Espantaperros, pero pocos se atreven a rebasar esa frontera.

Si se deshace el camino, se enfila la parte del parque de la Legión que queda al otro lado de la Ronda del Pilar. Desde su acceso principal para atravesar a esta segunda zona, la ausencia de un paso de peatones obliga a ir hasta la Puerta Trinidad o hasta el cruce con la circunvalación para atravesar la Ronda. En este lado, los problemas se repiten: desperfectos en el monumento a las víctimas de la riada, cipreses enraizados junto a la muralla, la fuente central seca y, de nuevo, recovecos sin iluminación y ni una flor. «El parque de la Legión es un parque solo para pasear perros y de día», dice Bueno.

Para su redescubrimiento por parte de la ciudadanía, la asociación Cívica hace unos años elaboró un proyecto de recuperación del parque de la Legión que mantiene hoy plena vigencia. La instalación de una zona de juegos infantiles y de un quiosco, similar a los de San Francisco o Castelar, su cierre nocturno y vigilancia.

Para su recuperación física, su primera medida pasa por despejar la muralla, replantando fuera del parque los árboles añadidos en las dos últimas décadas y mejorando su iluminación. Proponen también recuperar las fuentes, plantar flores y reponer los desperfectos del mobiliario del parque. La apertura del caño de la loba -que comunica el jardín con la parte alta de la muralla-, el acceso a la puerta de Mérida y la construcción de una pasarela desde el camino cubierto para enlazar el jardín con la Alcazaba, completan su propuesta. Además, piden la colocación de un monumento a la entrada del parque que recuerde la figura de Juez.

«La combinación de la Alcazaba y del jardín histórico es la joya de la corona de Badajoz. Tenemos muralla medieval y moderna, cantera, baluarte, yacimiento romano y jardín histórico. Esto no lo tiene ninguna ciudad», reivindica Rico.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios