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¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
Bolsas de plástico en los balcones para ahuyentar a las aves.
Pardaleras recoge firmas para pedir  un informe sanitario sobre las palomas

Pardaleras recoge firmas para pedir un informe sanitario sobre las palomas

La proliferación de estas aves en la parte alta de la barriada tiene en pie de guerra a los vecinos, que no saben cómo acabar con ellas

MIRIAM F. RUA

Jueves, 27 de abril 2017, 07:38

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En el barrio de Pardaleras, en la zona más próxima a la llamada autopista, hay una estampa que se repite a poco que se mire a los edificios. Ristras de bolsas de plástico y cedés en los balcones y ventanas con los que se intenta ahuyentar a las palomas, que han encontrado en la parte alta de la barriada su hábitat idóneo. La explicación de que se concentren allí es, además de un problema, un misterio para los vecinos.

La zona más perjudicada por las palomas es el entorno de la parroquia de San Juan de Ribera. Calles como Fernando Sánchez Sampedro, San Onofre, Virgen de Guadalupe o la Maya han sido colonizadas por estas aves, que vuelan de cornisa en cornisa dejando un rastro visible en las aceras, paredes, poyetes de las ventanas, azoteas, toldos y balcones. También se nota la incidencia de estas aves en el entorno del Meiac y en la cúpula del propio Museo.

La asociación de vecinos ha decidido tomar cartas en el asunto y ha empezado una campaña de recogida de firmas entre las comunidades más perjudicadas. El propósito es reunir el apoyo más amplio posible para solicitar al veterinario del centro de salud de la Zona Centro que haga un estudio sanitario sobre la incidencia de la población de palomas en el barrio.

«A la vista de lo que nos diga nos dirigiremos a donde proceda porque esta zona está infectada de palomas», explica Juan José Martín Santos, el presiente de la asociación de vecinos.

La proliferación de estas aves, más acusada desde que empezó la primavera, les hace temer que puedan estar ante un problema de salud pública. Así opina Jesús Hereda, vecino de la calle San Onofre: «Tenemos palomas por todos lados y esto ya es un problema sanitario, que va más allá de la molestias que nos causan y nadie le pone freno», se lamenta. Si bien, las quejas de los vecinos van dirigidas sobre todo a los inconvenientes y molestias que les ocasionan los excrementos de las llamadas ratas del aire en su vida cotidiana.

«Lo ensucian todo. El primer destrozo que hacen es en las bajantes que tienen que limpiarse todos los años y les cuesta a los vecinos un pastón, después también causan trastornos como que no pueden tender la ropa fuera y, además, el problema aparejado que suponen de suciedad que es tremendo», relata el representante vecinal.

Vina Barroso vive en uno de los bloques de pisos más afectados, el número 12 de la calle Fernando Sánchez Sampedro. Su convivencia con las molestias que le causan las palomas roza ya la desesperación. «Hay miles, miles de palomas, y no es un problema nuevo pero cada día va a más».

Cambio de rutinas

Los excrementos de las palomas han cambiado la rutina de esta vecina: «En el balcón tengo que andar todo el día con la fregona y el patio interior tengo que pintarlo todos los años porque me manchan las paredes. También me caen huevos y pajaritos chiquininos. El toldo de mi patio tiene un año y medio y está todo estropeado, y he tenido que dejar de tender la ropa fuera», se queja.

Enfrente de su casa tiene su peluquería Luisa Guillén, cuya cristalera sirve de testigo de la suciedad que generan las palomas. «Tenemos un problema gordo, la porquería de las aceras es diaria y los tejados todos los años hay que correrlos porque anidan en los bajantes. El piso del cuarto ya se inundó un año por este motivo», cuenta. La peluquera recuerda un episodio que resulta cómico pero que a ella no le hace ninguna gracia: «Me ha pasado salir de la peluquería y cagarme una paloma en toda la cabeza».

En esta misma calle al final, ya en el cruce con Virgen de Guadalupe, hay un edificio deshabitado que deja el paso libre a las palomas a través de una de sus ventanas. Por el cristal roto se cuelan las aves, lo que hace temer a los vecinos que estén anidando dentro y que sea ese el motivo de la proliferación de palomas en el entorno.

«Todos los edificios están ya infectados y es un tema difícil de atajar», valora José María Ballester, otro vecino de Pardaleras. Ni las bolsas de plástico anudadas a los barrotes de los balcones ni los cedés colgados de las terrazas ni los aparatos de aire acondicionado tapados para evitar los nidos sirven de defensa a los vecinos contra las palomas. Proponen métodos más sofisticados pero a los que ellos no tienen acceso como la captura selectiva o la instalación de unos aparatos que emiten un sonido que las ahuyenta.

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