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El radar del Puente Real espanta  a los conductores que cruzan el río

El radar del Puente Real espanta a los conductores que cruzan el río

El miedo a las multas por pasar de 50 desvía el tráfico y los atascos de las dos de la tarde al de la Universidad

Antonio Gilgado

Lunes, 17 de abril 2017, 00:28

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En la cafetería del campus de la avenida de Elvas se ha hablado mucho en las últimas semanas del radar del Puente Real. El camarero explica que no sabe muy bien si mide la velocidad en todo el tramo, si lo hace solo en dirección a Valdepasillas o si el límite de cincuenta kilómetros hora es solo al pasar por el pilono central, en forma de A. El campus, el Hospital Infanta Cristina y los centros comerciales de la Avenida de Elvas, concentran a muchos de los que cada día tienen que cruzar el Guadiana bajo el radar. En dos meses -empezó a funcionar la segunda semana de febrero- ya se ven las primeras consecuencias. Basta observar el tráfico a hora punta para percatarse del primer cambio. Los habituales embotellamientos del puente a la altura de Caja Badajoz o del Conquistadores se han reducido considerablemente y ahora el peso del tráfico lo soporta el puente de la Universidad, donde los atascos son más prolongados. En el campus hay muchos que han cambiado de ruta. Jesús Fabián estudia ADE y acostumbra a usar el de la Universidad. «Ahora casi todos vamos por allí, además se nota que por el otro todos van a treinta o cuarenta». Lo mismo le ocurre a su compañero de carrera Casiano Jurado. Salvo que tenga que ir expresamente a Valdepasillas, su opción ahora para cruzar el Guadiana es el que le enlaza directamente con Santa Marina. «Al final no sabes muy bien si es mejor o peor porque en uno hay semáforos y en otro no».

Ni Jesús ni Casiano tienen, de momento, razones para esperar una multa. Cruzan muy pocas veces y cuando lo hacen no pasan de cuarenta. En la zona del campus donde funcionan los institutos tecnológicos y el software lab de Indra también se habla con frecuencia del peligro de multas.

José Miguel Rueda solo viene varios días al mes a un centro tecnológico de la Universidad y cuenta que cuando empezó a funcionar el cinemómetro un compañero le puso un watsapp advirtiéndole de que fuera despacio. «Ya no me complico, ahora entro por Ifeba». También es de los que se sorprendió al ver cómo se había reducido la velocidad media en la pasarela que conecta con Valdepasillas. «No hay ninguna duda de que ha sido efectivo. Casi nadie pasa de cuarenta y el problema es que como se circula más despacio se pueden formar más tapones, sobre todo por la mañana».

A pesar del éxodo por las multas, el Puente Real sigue siendo el cordón umbilical con Valdepasillas y muchos de los estudiantes que viven en este barrio lo mantienen como vía preferente. Cristina Domínguez va cada día en coche al campus. No pasa de 50 kilómetros por hora desde hace dos meses y cuenta que por la mañana se siguen repitiendo los embotellamiento entre las ocho y las nueve en la rotonda de la torre de Caja Badajoz. «La gente entra más despacio pero ahora todo es más seguro. Antes también había atascos a esta hora. Eso no ha cambiado». En realidad, la limitación de velocidad apenas equivale a unos treinta segundos más. El Puente Real se cruza en un minuto y medio a cuarenta kilómetros por hora, mientras que en el de la Autonomía, donde la mayoría sobrepasa los 50, se pueden emplear menos de cuarenta segundos.

Desde que se inauguró en diciembre de 1994 y con la expansión urbanística de Valdepasillas, el Puente Real ha sido el que más tráfico soporta de la ciudad. En una medición de Agenex quedó registrado que en hora punta puede pasar de los seiscientos vehículos por carril, cien más que el de la Universidad y doscientos más que el de la Autonomía. Con la instalación del radar es muy probable que las preferencias de los conductores para cruzar el Guadiana hayan cambiado.

Además de la limitación, la pasarela que conecta la Margen Derecha y Valdepasillas ha ganado en seguridad, ya que se ha eliminado el paso de peatones que había en mitad del tramo.

Las señales viales blancas se han tapado porque provocaban muchas situaciones de peligro. Los conductores circulaban a esa altura ya a una velocidad excesiva y tenían que frenar de forma brusca para dejar pasar a los peatones.

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