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José Manuel Villegas, número dos de Albert Rivera.
C’s advierte que desobedecer órdenes de Madrid podría acarrear la expulsión

C’s advierte que desobedecer órdenes de Madrid podría acarrear la expulsión

Existe un precedente en el que apartaron al edil que apoyó un cambio de alcalde sin autorización y la moción se frustró

Rocío Romero

Miércoles, 15 de marzo 2017, 23:21

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Es la mano derecha de Albert Rivera. El número dos de Ciudadanos nacional se llama José Manuel Villegas y es el secretario general de la formación. Ayer, en declaraciones a HOY, explicó que siguen sin tener una propuesta firme de apoyo a la moción de censura impulsada desde el PSOE en el Ayuntamiento de Badajoz.

Además, reiteró lo que ya expresó hace unos días José María Espejo, responsable de grupos institucionales, que en este momento no apoyarían una moción de censura que desalojara a Francisco Fragoso de la Alcaldía. Espejo aseguraba entonces que su partido no contemplaba que los dos concejales de Cs en Badajoz, Luis García-Borruel y Julia Timón, desobedecieran las directrices de la dirección nacional. Ahora sin embargo, Villegas da un paso más y advierte que, de firmar la moción sin el respaldo expreso de Madrid, estos dos concejales se expondrían a medidas disciplinarias. Esto es, la expulsión. Por primera vez, un cargo nacional de primer nivel advierte que será inflexible con los concejales si apoyan la moción sin el apoyo del partido nacional.

Existe al menos un precedente en este sentido. Fue el año pasado en Ontígola, un pueblo de Toledo de 4.400 habitantes. El resultado de la intervención del partido nacional es que, a pesar de la firma de su concejal, la moción no salió y su alcaldesa sigue siendo la que se enfrentó a aquella moción de censura.

Tras las elecciones municipales de 2015 resultaron elegidos cuatro concejales de la Agrupación de Electores Independiente de Ontígola (AEIO), tres del PSOE, uno de la candidatura Ahora Ontígola, uno del PP, uno de Ciudadanos y finalmente otro de la coalición Izquierda Unida-Ganemos. La socialista se hizo con el bastón de mando tras recibir el apoyo de IU-Ganemos, Ahora Ontígola y Ciudadanos.

Siete meses después PP y AEIO presentaron una moción de censura que fue apoyada por el único concejal de Cs. Sin embargo este edil había sido dado de baja del partido un día antes de celebrarse una moción de censura que no había sido aprobada por el comité ejecutivo del partido. De hecho se comunicó al Ayuntamiento la baja como afiliado del edil por parte de Ciudadanos, solicitando la disolución del grupo municipal y el paso del concejal al grupo no adscrito.

Por Ley, deben pasar diez días entre que los concejales firman la moción y se celebre el Pleno extraordinario para cambiar de alcalde. En ese intervalo, el concejal de Ontígola fue expulsado por firmar la moción de censura sin contar con el partido nacional.

Cinco meses después

A pesar de ello, la alcaldesa socialista cesó el día del Pleno extraordinario y fue restituida en su cargo cinco meses y un día después. El motivo es una sentencia de un juzgado de lo Contencioso-Administrativo, que declaró nulo el acto administrativo por el que se aprobó la moción.

Los argumentos que llevaron al juez a tomar esta decisión es que advirtió un «caso de transfuguismo» por tres condiciones. Por un lado, la expulsión de la formación política por la que concurrió a las elecciones el concejal censurante, por otro, el apoyo a una moción de censura en contra del criterio establecido por su partido político y en tercer lugar «obtención de réditos o ventajas electorales o personales». Este último punto se refiere a que pasó de estar en paro a percibir 2.300 euros al mes brutos.

Esta sentencia está recurrida en el Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha.

La alcaldesa, María Engracia Sánchez, explicó ayer a HOY que está gobernando en minoría con cinco concejales de PSOE, Ahora Ontígola e IU-Ganemos. La oposición está formada por seis ediles de la  Agrupación de Electores Independiente de Ontígola (AEIO), el tránsfuga y el PP.  Es decir, que la alcaldesa está en minoría. «Cuando no se acata la sentencia, la oposición se vuelve destructiva. Se olvida la política y se pasa a terrenos personales, que es lo más complicado. Para el pueblo es una vergüenza y es mejor si se puede parar la moción de censura. Esto es muy desagradable», afirmó.

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