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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Varios vecinos del Grupo Sepes en la vivienda de Juan Manuel y Ester
Una plaga de ratas quita el sueño al Gurugú

Una plaga de ratas quita el sueño al Gurugú

Una de las familias afectadas, con dos niños, ha cazado 18 de estos roedores en su casa y no duermen por el ruido que hacen en las paredes

Natalia Reigadas

Jueves, 9 de febrero 2017, 23:37

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Juan Manuel Gómez habla de cazar ratas como si fuese su profesión desde hace mucho. «Las pequeñas se tranquilizan, van cogiendo confianza y al final caen en las trampas, pero las grandes son muy listas. Se dan una vuelta y se esconden. No hemos conseguido ni una».

Las pequeñas miden como una botella de medio litro de agua. «Las grandes parecen gatos». En su móvil tiene decenas de fotos de las ratas que han encontrado y vídeos en los que estos animales se pasean por su casa. Tiene ojeras. No duerme por las noches porque teme que se cuelen en el cuarto de sus dos hijos de 2 y 11 años. Juan Manuel vive en los Grupos Sepes, unas viviendas del Gurugú que pertenecen a la Junta de Extremadura y que están destinadas a alquileres sociales. Desde hace tres meses sufren una plaga de ratas «que no nos deja vivir».

Los técnicos de la Junta se desplazarán hoy a estas casas para evaluar el problema. Desde la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales aseguran que no habían tenido ninguna queja a este respecto hasta esta semana y a través de HOY. Los vecinos, sin embargo, se quejan de la falta de control y mantenimiento en las viviendas. Aseguran que la Junta apenas visita las casas de su propiedad.

La Junta detalla que lo primero que deben hacer es evaluar si hay plaga y cuál es el origen. Si es exterior, añaden desde la Administración regional, la responsabilidad sería del Ayuntamiento de Badajoz.

Los afectados creen que el foco está dentro de las casas debido a la basura que se acumula en el garaje y en los patios interiores desde hace años. De todas formas quieren que se intervenga urgentemente, ya sea la Junta o el Ayuntamiento.

«Quien quiera, pero que lo solucionen porque no podemos más. Yo tengo que pagar 40 euros al mes, pero no lo voy a hacer si esto sigue así». El lamento es de Ester López, la mujer de Juan Manuel. Su pesadilla comenzó hace tres meses. Una noche apareció una rata en su casa a las tres de la mañana. Con el susto salieron de la vivienda vestidos solo con el pijama.

Los siguientes tres días se refugiaron en un hotel, pero no podían permitirse seguir pagándolo. Ambos jóvenes están en paro y solo cobran la Renta Básica. Volvieron y decidieron intentar acabar con la rata. Pero descubrieron que se enfrentaban a una plaga que se mueve por las casas dentro de la pared, en las cámaras de pladur. «Por el día se esconden, pero por las noches se las escucha moverse y es imposible dormir. El miedo es que lleguen hasta los niños».

Decidieron comprar matarratas y trampas, abrir más los agujeros que los roedores habían creado en su pared y cazarlos. En estos tres meses han acabado con 18, pero siguen apareciendo constantemente. El problema es muy grave en su casa, pero afecta a todos los vecinos. Por ejemplo, Francisco Cortés, que tiene unos trillizos de un año en el mismo bloque, pide que limpien las viviendas lo antes posible.

María del Carmen Rodríguez, la madre de Juan Manuel, también vive en los Grupos Sepes, pero en otro bloque. Lleva 14 años en esta urbanización, desde que se construyeron las casas. Explica que los bloques se han ido deteriorando por el propio incivismo de los vecinos. Algunos lanzan las basuras directamente al patio, desde ropa a pañales sucios. Las zonas comunes se han convertido en un vertedero que creen que es el origen del foco de ratas.

Esta vecina ha tenido que colocar un tablón en su ventana, que está en un bajo, para evitar que entren las ratas en su casa. En una ocasión también estuvo a punto de entrar una culebra.

No pueden abrir las ventanas, además, por los malos olores y en verano hay muchos bichos, incluidas cucarachas. María del Carmen pide a los responsables de las viviendas que hagan una limpieza general, «porque somos personas, no animales» y que luego vigilen a los inquilinos para que no se repitan esos comportamientos. Asegura que en los 14 años que lleva allí apenas han controlado estas viviendas.

El garaje está completamente abandonado. Fue sellado para impedir el paso, pero siguen acumulándose las basuras. Hay decenas de ratas muertas y signos de haber sido utilizado para el consumo de drogas.

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