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José Antonio Polo: «Salvo el ciego, todo el mundo puede tener carné»

José Antonio Polo: «Salvo el ciego, todo el mundo puede tener carné»

El coordinador de los examinadores de Tráfico en Badajoz ha probado 2.000 coches, ha viajado a 2.475 km/h, ha recorrido medio mundo, pero lo que realmente valora hoy es ver salir el sol cada día

Evaristo Fdez. de Vega

Lunes, 30 de enero 2017, 00:32

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José Antonio Polo ha conducido 2.000 coches distintos a lo largo de su vida, pero su único accidente de tráfico lo sufrió, siendo niño aún, cuando viajaba como paquete en la Vespa de su padre. La recuperación se prolongó durante dos años y medio, pero no le cogió miedo a los vehículos y siendo aún muy joven comenzó a correr ralis junto a su esposa Gloria, copiloto incansable. Esa experiencia le sirvió para convertirse en el experto en motor de HOY y jurado del premio Coche del año ABC. Ahora, con 65 años recién cumplidos, Polo se jubila como coordinador de exámenes en la Jefatura de Tráfico de Badajoz, pero el retiro profesional no le roba las ganas de seguir viviendo -recientemente ha sido sometido a un trasplante de pulmón- y escribir de motor. «Cada vez que veo salir el sol doy gracias, muchas gracias, sobre todo al donante anónimo y a su familia. Me dijeron que iba a durar tres o cuatro años nada más, pero yo estoy convencido de que voy a vivir varios lustros».

-Sesenta y cinco años, jubilación, inicio de una nueva etapa... ¿pero qué recuerda de su infancia?

-Yo nací en el Sanatorio 18 de Julio de Cáceres y estudié hasta 5º de Bachiller en el colegio Paideuterion. En esa época lo que más me marcó fue el accidente que sufrí cuando viajaba como paquete en la Vespa de mi padre.

-Un mal comienzo en el tráfico que luego se enderezó.

-Es verdad, con 16 años mi padre me puso a trabajar en la autoescuela de Antonio Domínguez de Cáceres, que era de un tío mío. No tenía ni carné de conducir, pero me gustaba mucho y con 20 años entré de auxiliar interino en la Jefatura de Tráfico de Cáceres.

-¿Cuándo llegó a Badajoz?

-En 1973, después de aprobar la oposición de ejecutivo. Llegué como secretario del jefe provincial, pero el coronel Carbonero, que era jefe porque había ganado la Guerra Civil, se enteró de que no era adicto al régimen y me mandó al archivo. Tras la muerte de Franco teníamos que llevar una corbata negra en señal de luto, pero a mí casi no se me veía porque me ponía un jersey de cuello alto. El castigo duró poco y pronto me convertí en examinador de tráfico.

-¿A cuántos conductores ha examinado?

-Alrededor de 200.000. El récord lo tuvo un señor que aprobó después de examinarse 26 veces. Conseguir el carné de conducir es cuestión de tiempo y de dinero. Todo el mundo, salvo el ciego, puede tener el carné.

-¿Ha pasado miedo alguna vez?

-Nunca, solo he tenido que ir una vez al juzgado para denunciar una agresión verbal. Y en dos ocasiones tuve que tirarme del coche: una vez porque se quedó parado en medio de la carretera y el profesor no hacía nada, y otra porque salió ardiendo un R-5 en la ronda del Pilar.

-¿Han intentado sobornarle?

-La primera persona que me ofreció algo fue un pobre hombre de Navalvillar de Pela que necesitaba conducir un tractor. En aquella época se prohibía sacar el carné a los analfabetos, pero él no sabía leer y me ofreció un remolque de trigo.

-¿Cuál fue su reacción?

-Le expliqué que si la Guardia Civil veía que conducía lo iban a multar a él y a mí me iban a sancionar. Todavía me emociono cuando recuerdo que se apuntó a unas clases para aprender a leer... Yo siempre he intentado ayudar a la gente, pero para eso no hace falta mancharse las manos. Uno debe ser recto y mirar hacia arriba sin tener que avergonzarse de nada.

-¿Cuándo comenzó a colaborar en la sección de motor de HOY?

-Yo corría ralis con mi mujer de copiloto, teníamos un Renault Alpine con el que hicimos el viaje de novios y cuando dejé de correr empecé a escribir en el suplemento Seis y Siete que se publicaba en HOY y en La Verdad de Murcia. Las marcas se interesaran por mis artículos y me invitaron a participar en el jurado del Coche del año de ABC, el premio más prestigioso que hay.

-¿Es consciente de la envidia que provoca cada vez que aparece en HOY probando un coche de lujo?

-Soy un afortunado porque mi afición al motor me ha dado pie a viajar por todos los continentes, salvo Australia; desde Laponia, en el Ártico, hasta Sudáfrica, pasando por Tanzania, Yemen, Hong-Kong, Pekín, Macao... Puedo haber probado 2.000 coches, el más caro era un Maybach que en 2005 costaba 488.960 euros. Ahora mismo tengo un Mercedes eléctrico de 200.000 euros.

-¿Cuál es la velocidad máxima que ha alcanzado?

-El récord ha estado en 2.475 kilómetros/hora, pero eso fue en un avión Concorde que nos llevó de Madrid al Polo Norte para la presentación del Renault 19. Íbamos a 21.000 metros de altura, la tierra se veía redonda.

-¿Y a bordo de un coche?

-A 330 km/h en un Edonis que no conducía yo, en circuito. Yo la máxima velocidad que he alcanzado fue de 270 km/h con un Honda NSX.

-¿Ha conocido a grandes pilotos?

-He estado de copiloto con Carlos Sainz en el Jarama. Se nota que son de otro planeta cuando ves el manejo de las manos y los pies.

-Una vida apasionante que también ha tenido momentos duros...

-No todo es fácil, pero tampoco puedo quejarme. Soy un afortunado.

-Pero cambiar una pieza a un humano es más complicado que sustituirla en un vehículo.

-Uno no se llega a creer del todo que está enfermo, porque yo fumaba puros, siempre de los buenos, pero no me tragaba el humo. Por eso me extrañó que en septiembre de 2014 me detectaran una fibrosis pulmonar de origen desconocido. La única solución era el trasplante.

-¿Cómo lo afrontó?

-Me costó mucho tomar la decisión, porque yo seguía trabajando, no es que estuviera asfixiándome, y la operación era a vida o muerte. Lloré, porque era una decisión difícil: tenía que irme a vivir a Madrid para estar a menos de dos horas del Hospital 12 de octubre... Pero he sido una persona con mucha suerte, a los dos meses apareció un donante. Entré en el quirófano a las 5 de la tarde para que me trasplantaran un pulmón y salí a las 3 de la madrugada.

-Tres años después sigue trabajando, prueba coches, escribe de motor, ¿cómo lo hace?

-Después de la operación sufrí una trombosis y un virus CME, pero ahora estoy bien y cada vez que veo salir el sol doy gracias, muchas gracias, sobre todo al donante anónimo y a su familia. Me dijeron que iba a durar tres o cuatro años nada más, pero yo estoy convencido de que voy a vivir varios lustros.

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