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¿Qué ha pasado hoy, 17 de abril, en Extremadura?
El colchón donde dormía Paco, vacío, ayer por la mañana; en la imagen pequeña, Paco ‘el sevillano’. :: hoy
Paco muere a la intemperie

Paco muere a la intemperie

Hallan el cadáver del vagabundo de Fernando Calzadilla sobre un colchón al raso

Evaristo Fdez. de Vega

Sábado, 17 de diciembre 2016, 00:05

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Paco tenía pagado el desayuno en el Mesón Sor hasta el próximo 23 de diciembre. Por adelantado. Pero ayer no lo vieron por allí. A primera hora de la mañana, un vecino de Santa Marina lo encontró muerto en su cama, por llamarla de alguna manera. A la intemperie, en una esquina apenas protegida por el voladizo de un balcón, El sevillano encontró la muerte.

Paco vivía en la calle desde hace cuatro años. Nacido en Bélgica de padres españoles, todos creen que creció en Sevilla, donde debió llevar una vida normal. Se especula con que fue policía, que tuvo pareja, incluso que fue padre. Pero cuando se hizo conocido en Badajoz todo eso era pasado. Entonces ya bebía demasiado y en las tiendas de Fernando Calzadilla temían sus escándalos. Orinaba en las papeleras y muchos niños le tenían miedo.

Un día, tras la denuncia de los afectados, la Policía se interesó por él y acabó ingresado en la Unidad de Psiquiatría. Allí estuvo varios meses, mejoró bastante, su cabeza volvió a funcionar y regresó a la calle. «Últimamente no bebía, ya no daba problemas», aseguraba ayer Luis García Areito, el último vecino que le dio las buenas noches.

Su relación con el sintecho de Santa Marina viene de lejos. Luis reside en la calle Agustina de Aragón y frente a su casa está la plazoleta en la que acostumbraba a dormir Paco. Lo hacía al raso, tanto en el cálido verano como en el más crudo invierno.

También el miércoles se tumbó en su viejo colchón cubierto por un par de mantas. Otras veces se acercaba a un cajero de La Caixa en el que coincidía con otro vagabundo. Discutían quién debía quedarse y en ocasiones era Paco el perdedor.

Pero anoche no estaba en condiciones de moverse. Hace un par de meses estuvo ingresado en el hospital y aunque recibió el alta no se encontraba bien. «A mí me extrañó que ayer no nos reconociera cuando pasamos delante de él. No había día que no nos saludara», comentaba Fernando, otro vecino.

La crudeza de la calle y el alcohol habían pasado factura a su hígado y en los últimos días se le veía hinchado. «El miércoles por la noche lo vi mal, pero me dijo que no quería ir al hospital», se lamenta Luis, que subió a casa preocupado, temiéndose lo peor.

El resto lo hizo la noche, que marcó una mínima de 7 grados. La lluvia arreció a primera hora de la madrugada. A las 3 ya se habían recogido en la ciudad 15 litros por metro cuadrado y su colchón mide casi dos.

Un vecino le había regalado uno de esos sacos de dormir que usan los militares. Pero la calle no tiene techo. Ni armarios: Paco guardaba sus escasas pertenencias en el coche de Luis, el incómodo vestidor en el que se cambiaba de ropa las pocas veces que lo hacía. En el Centro Hermano de Cáritas le ofrecieron techo, pero él prefería la calle.

Los viernes tocaba ducha, en el comedor de las monjas. Allí dan de comer caliente, pero a Paco le costaba andar. Luis le pagaba el desayuno en el Mesón Sor. También le bajaba la cena.

Otra vecina le suministraba el almuerzo desde el balcón de su casa, utilizando una cuerda. Y cuando alguien iba a faltar un tiempo, estaban advertidos los vecinos. «A mí tráeme queso, o asaúras, me decía cuando le llevaba de comer. Las mollejas y los higadillos le encantaban», recuerda Manolo López.

También le gustaba fumar. A Juan, el encargado del supermercado La Plaza, le pedía «un cigarrito» siempre que lo veía pasar. «Dicen que perdió a su mujer y a su hijo en un accidente de tráfico. Yo le había cogido cariño, esta mañana me he echado a llorar, me ha dado muchísima pena».

La Policía Nacional confirmó ayer que Paco M. G. tenía 47 años, aunque su aspecto lo hacía mayor. Hoy le harán la autopsia y el Ayuntamiento de Badajoz correrá con los gastos del enterramiento. Le dará sepultura y, después, los vecinos celebrarán por él una misa de difuntos.

«El vagabundo necesita ayuda». Ese fue el titular de la noticia publicada en HOY el 10 de abril de 2014. Dos años y medio después, Paco se va a la tumba con la certeza de saber que hubo quién escuchó la llamada.

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