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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Ellos quieren crear Humanizar, una red para apoyar a enfermos y los acompañantes en el Infanta Cristina. :: pakopí
Nace una red para acompañar  a pacientes y cuidadores en el Infanta

Nace una red para acompañar a pacientes y cuidadores en el Infanta

Un grupo de trabajadores del hospital, de distintas áreas, advierte cambios en la sociedad que hacen necesario un apoyo emocional

ROCÍO ROMERO

Lunes, 12 de diciembre 2016, 00:30

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Hay gente que entra en quirófano sin que nadie le dé un beso antes y saben que tampoco le estarán esperando a ver qué tal ha ido la operación. Otros que tienen a sus familiares en el pueblo porque tras semanas de ingreso tienen que incorporarse a sus trabajos sin posibilidad de acudir a diario al Infanta Cristina. Hay cuidadores de enfermos que se llevan mucho tiempo en el hospital y que no tienen quién les reemplace para ir a dar un paseo o tomar un café. Son situaciones que se ven a diario en el mayor hospital de la región, el Infanta Cristina.

¿QUIÉNES Y POR QUÉ?

  • uDe izquierda a derecha. Javier Aguas, capellán; Antonio Cabanillas, celador; Roberto Bajo, anestesista; Conchita Viñuelas, trabajadora social; María José Corvo, trabajadora social, y Antonio Cerro, capellán.

  • uObjetivo. Acompañar emocionalmente a pacientes y cuidadores de forma puntual y solidaria.

Lo saben bien sus trabajadores. Un grupo está preparando la red Humanizar, a través de la cual esperan reunir voluntarios suficientes para ir cubriendo los huecos que el modo de vida actual y los nuevos modelos familiares están dejando al aire.

Se trata de dos capellanes del hospital, dos trabajadoras sociales, un anestesiólogo y un celador. «Somos gente que trabaja en áreas distintas del hospital y que hemos detectado la misma realidad», explica Antonio Cerro, sacerdote y capellán del hospital. «Esto es a favor del paciente y de su entorno familiar. Es la clave».

Advierten que los pacientes pasan cada vez más tiempo solos por los cambios de la sociedad, el envejecimiento de la población, hijos que trabajan fuera, gente que carece de familia y la dispersión geográfica, que es un factor determinante en Extremadura. Matrimonios que emigraron hace años y han vuelto a la región en la jubilación, pero sus hijos se han quedado trabajando donde se criaron es otra situación que se repite. Los promotores no quieren caer en sentimentalismos, solo pretenden atender una necesidad emocional que han visto ir creciendo con el paso de los años.

La creación de la red está en su última fase, para lo que están en contacto con los responsables del hospital y del Arzobispado. Darán formación continua a sus voluntarios, pero no quieren abarcar el espacio de los cuidadores profesionales ni tampoco del personal sanitario. Es algo distinto, quieren estar donde se les necesite sin nada a cambio. Es un alivio emocional, un acompañamiento solidario que se desarrollará en horario diurno y fuera de sus horarios de trabajo.

«No es una carencia del sistema sanitario, es un apoyo emocional», añade Javier Aguas, sacerdote y también capellán en el hospital. «El apoyo emocional no lo presta el hospital -incide María José Corvo-, lo presta la familia». Y ahí es donde quieren estar, para ayudar al propio paciente y a su cuidador. «Y no se trata de que nadie abandone a nadie en el hospital, sino de que la sociedad ha cambiado», constata.

Un año de trabajo

Este grupo de trabajadores lleva tiempo detectando estas necesidades y un año trabajando en la organización de esta red. Y surge de las inquietudes personales de cada uno, que han ido viendo y avisándose entre ellos. «De un oye, Javier, ¿has visto a este paciente? A ver si te puedes pasar por su habitación -explica María José Corvo, trabajadora social- hemos pasado a querer abrir esta experiencia a gente de fuera del hospital», explica.

Ella ha visto en primera línea cómo ha ido cambiando la familia. Lleva 25 años trabajando en el hospital como trabajadora social. «Hay muchas familias unipersonales y, aunque sean estructuradas con más de un miembro, el trabajo impide a veces estar todo el tiempo con el ingresado». Y el individualismo. Dicen que en los pueblos sigue funcionando el apoyo entre vecinos, pero apenas se da en las ciudades.

«He pasado a gente a quirófano sin familia, que han ido a operarse sin que nadie le dé un beso. No es muy frecuente, pero se da», cuenta Antonio Cabanillas, celador de quirófano.

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