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La entrada al parque del río más cercana al Puente Real colinda con un descampado. :: J. V. Arnelas
Los accesos, la asignatura pendiente del nuevo parque del Guadiana

Los accesos, la asignatura pendiente del nuevo parque del Guadiana

La dificultad para encontrar puntos de entrada, los gorrillas, la falta de aparcamiento y los descampados centran las críticas

MIGUEL VERÍSSIMO

Domingo, 28 de agosto 2016, 00:32

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El parque de la margen derecha del río Guadiana se ha convertido rápidamente en uno de los lugares más transitados de la ciudad. La instalación es un área de esparcimiento para los miles de pacenses que pasean por ella de forma diaria y además es uno de los nuevos emblemas de la ciudad de cara al turismo.

La valoración del parque es ampliamente positiva tanto para los turistas como para los pacenses. Sin embargo, quienes acuden con más frecuencia le ponen pegas. La principal crítica se centra en los accesos y sus alrededores, la asignatura pendiente del parque.

A la infraestructura de la margen derecha se puede entrar por cinco puertas. Partiendo desde la zona más cercana al centro de la ciudad, la primera se encuentra junto al Puente de la Autonomía. La entrada no cuenta con aparcamiento, por lo que muchos de los visitantes que deciden acceder al parque por este acceso aparcan en la calle Camino Viejo de San Vicente, paralela al río.

«Con el aparcamiento hay problemas. Pensaron en las caravanas, pero no en hacer un aparcamiento para la gente que venga a disfrutar del parque», señala Avelino Meléndez. Este vecino se queja de que los visitantes ocupan los estacionamientos de su calle, principalmente por las tardes y noches, los momentos de más afluencia de público. Esto les genera un problema de aparcamiento que no habían tenido que convivir antes. «Como alternativa, aprovechamos los vados de los garajes de los vecinos. Como nos conocen, si lo necesitan nos llaman y quitamos los coches», explica.

Otra posibilidad que tienen para aparcar sus coches quienes quieren entrar en el parque por esta puerta es hacerlo en el camino de tierra que hay justo detrás de las casas de la calle Camino Viejo de San Vicente. El polvo que se levanta con el paso de los vehículos y las chinas que pueden saltar hacia las casas también inquieta a los vecinos, afirma Meléndez.

La calle Nuestra Señora de Bótoa, paralela a la anterior, también se ha visto alterada tras la inauguración del parque. Muchos conductores la utilizan para evitar los pequeños atascos que se forman en la carretera de Cáceres. Como solución, prefieren bajar la cuesta y pasar por esta calle para ahorrarse los tiempos de la retención. Después, se incorporan a la rotonda o al Puente de la Autonomía.

La siguiente entrada se encuentra junto al Puente de Palmas, en la zona del Hornabeque. Para pasar por este acceso hay que bajar por la calle Fuente de la Rana tras pasar la rotonda del puente. Junto al acceso se ha construido un aparcamiento exclusivo para caravanas, aunque el resto de vehículos pueden intentar estacionar en las calles aledañas.

La entrada del Puente Real es la más transitada junto con la del Puente de la Universidad, donde está el tercer punto de acceso. Para llegar a él hay que bajar por la calle de las Lavanderas, al lado del Hotel Gran Casino Extremadura. Su carácter céntrico, la facilidad para ubicarlo y su amplio aparcamiento le han convertido en el punto de entrada preferido para los pacenses. Sin embargo, es un territorio controlado por los gorrillas, personas que piden dinero a los conductores que estacionan sus coches.

Difíciles de encontrar

Los dos últimos accesos se encuentran entre el Puente de la Universidad y el Puente Real, en la barriada de la Cañada-Moreras. El primero de ellos está en la avenida de Málaga y probablemente es el más escondido de los cinco. Para llegar hasta él en coche lo más habitual es bajar desde las avenidas de Elvas o Adolfo Díaz Ambrona.

Antonio García, entrenador personal, aparcaba esta semana su coche junto a esta puerta de entrada al parque, que no dispone de zona de aparcamiento. «Explicarle a mucha gente dónde está este acceso es imposible, tienes que mandarles al Hotel Río, por ejemplo. Es un acceso que no invita a venir, vienes aquí un fin de semana y ves que aparcan los mínimos», señala.

García se queja de que los accesos al parque están poco señalizados. Además, asegura que antes de utilizar esta entrada, frecuentaba la más cercana al Puente Real. «Ahí tienen un contenedor de residuos y te asfixias cuando vas a coger el coche. Yo dejé de aparcar ahí por el olor. Es un detalle feo, podrían poner el contenedor en otro lado», asegura.

Aquella es la última de las cinco entradas del parque. Está tras la calle Huerta Las Mellas, justo al lado del Puente Real. Antiguamente, en un solar cercano se asentaba una gravera, pero ese terreno vacío y sin asfaltar es utilizado ahora por paseantes y ciclistas para acortar su camino en lugar de entrar en la barriada de La Cañada. «Ahí crece mucho la hierba y se acumula mucha suciedad. Pasa mucha gente para ir al parque y habría que asfaltarlo», sugiere Raquel Luengo, vecina de la calle Huerta Las Mellas.

Entre los dos accesos de La Cañada y Las Moreras existen varios solares vacíos y con maleza. Algunos albergan edificios en ruinas que se ven desde el parque. En estos terrenos también se pueden encontrar escombros y basuras.

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