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Fernando Olivera entrega un paquete a una clienta en la avenida Ricardo Carapeto. :: casimiro moreno
«No puedo ir por un carril bici bacheado porque pongo en peligro mi físico»

«No puedo ir por un carril bici bacheado porque pongo en peligro mi físico»

Fernando Olivera es bicimensajero, una alternativa ecológica para entregar paquetes en la ciudad

MIGUEL VERÍSSIMO

Domingo, 1 de mayo 2016, 08:34

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Fernando Olivera repite la acción todos los días. A veces «hasta 60 o 70 veces», asegura. Carga los paquetes, monta en la bicicleta, recorre las calles de Badajoz y entrega la carga al destinatario. Así es el negocio de la 'bicimensajería'.

Su empresa, Cometa bicimensajeros, lleva cerca de un año trabajando en Badajoz. Él es el dueño, pero también quien diariamente se esfuerza en dar pedaladas para que los envíos lleguen a tiempo. Confiesa abiertamente que no suele utilizar el carril bici, especialmente por motivos de seguridad. «No están muy bien cuidados y hay muchas imperfecciones. Cuando vas con una rueda con una presión alta es complicado circular por ahí. Sufren las muñecas, sufre la espalda... -explica-. Normalmente voy a una velocidad de unos 30 kilómetros por hora, así que no puedo ir por un carril bici que esté bacheado a esa velocidad porque pongo en peligro mi físico».

Olivera prefiere utilizar la carretera para entregar sus paquetes. «Badajoz es una ciudad buena para moverte en bicicleta y los coches parece que cada vez respetan más», afirma. La orografía de la ciudad es en su mayor parte llana, lo que favorece el tránsito de bicicletas y beneficia a negocios como el suyo. «Pero hay ciertas cuestas, como las de El Nevero, que hay que subir», apunta.

A pesar de ello, por el momento no se plantea adquirir una bicicleta eléctrica. Se basta con las dos que utiliza diariamente. Ninguna tiene motor, pero las dos tienen peculiaridades que le permiten adaptarse a su negocio y al tipo de entrega.

«Hacemos transporte ecológico de un modo rápido y eficaz», añade Olivera. Para los envíos más urgentes, utiliza una bici ligera, de unos ocho kilos de peso, con el cuadro de aluminio y la horquilla de carbono. «Para paquetes pequeños como sobres, cartas o documentos se utiliza porque es mucho más ágil dentro de la ciudad. Aguanta hasta 15 o 20 kilos», afirma.

Para los envío más pesados, se monta en una bicicleta especial, fabricada en Dinamarca y probablemente única en la ciudad de Badajoz. Color plata, correa de caucho, once velocidades y una superficie de carga que aguanta hasta cien kilos. El precio ronda los 3.000 euros. «Ahí podemos llevar casi todo tipo de paquetes, a no ser que sea un volumen de cuatro por cuatro metros», comenta.

Clientela variada

Entre los clientes que optan por la bicimensajería, Olivera explica que se cuentan desde parafarmacias hasta despachos de abogados. «Nosotros somos más ágiles dentro de la ciudad que los coches», señala, a lo que se añade el aliciente de que se trata de un medio de transporte respetuoso con el medioambiente, lo que también seduce a los usuarios de este tipo de servicios.

Olivera ha importado la idea desde Granada, donde trabajaba como bicimensajero y necesitaba el apoyo de un pequeño motor eléctrico para subir las cuestas de la ciudad nazarí. «Se me pasaba el tiempo rápido y disfrutaba haciéndolo, y además es una forma sostenible de trabajar», confiesa. Desde hace un año se ha convertido en un joven emprendedor que basa su negocio en las pedaladas.

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