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La jineta aparecida en el parque de Castelar murió a las pocas horas de ser rescatada. :: clinivex y hoy
Nuevas caras en la fauna de la ciudad

Nuevas caras en la fauna de la ciudad

En dos semanas han aparecido dos jinetas en el casco urbano, una muestra de la llegada de especies salvajes y exóticas

Natalia Reigadas

Domingo, 27 de marzo 2016, 09:18

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«No había visto una jineta en toda mi vida y he visto dos en dos semanas». Lo cuenta Carlos Rosas Lemus, veterinario de la clínica Clinivex y especialista en rescatar animales. Este mamífero, una especie de gato salvaje, ha sorprendido a los vecinos pacenses paseando por la ciudad. La primera se encontró en un gallinero cercano a La Granadilla y la segunda en el centro, en el parque de Castelar. Estos casos son un ejemplo más de las nuevas caras que hay en la fauna del casco urbano. Algunas especies son salvajes e invaden la ciudad en busca de alimento. Otras son exóticas, no deberían estar en este ecosistema, pero son abandonadas.

Respecto al primer caso se han visto en la ciudad animales salvajes poco habituales como búhos reales, lechuzas, buitres o jabalíes. También especies introducidas como tortugas de Florida, iguanas, guacamayos o erizos.

Las jinetas han vuelto a sacar a la luz un problema que ha empeorado en los últimos años. La primera apareció a mediados de febrero. Su caso fue poco habitual, pero con una explicación sencilla. El animal buscaba alimento y se coló en las explotaciones que hay cerca de La Granadilla. La jineta, también llamada gineta o gato almizclero, come roedores y pájaros principalmente.

Carlos Rosas Lemus la cogió y ya está de nuevo en libertad en un entorno natural. Este veterinario tiene un convenio con el Ayuntamiento de Badajoz para rescatar animales en la ciudad, pero solo mascotas. En estas ocasiones actúa en colaboración con AMUS (Acción por el Mundo Salvaje), la asociación que cuenta con un hospital en Villafranca de los Barros para la recuperación y conservación de fauna salvaje.

Álvaro Guerrero, veterinario de Amus, explica que cada vez puede ser más normal ver jinetas o especies salvajes en la ciudad. «Estamos asistiendo a un cambio. La población se está extendiendo». Esto se debe, matiza este experto, a que los núcleos urbanos se extienden, invaden el territorio de los animales y en muchas ocasiones no les queda otra opción que adaptarse y contar con las ciudades para alimentarse. Es habitual que se sientan atraídos por contenedores o vertederos. «En el norte de España ya se han dado casos de osos que se acercan a las basuras», añade.

La segunda jineta cuenta con una historia más misteriosa. Apareció dos semanas después que la primera en Castelar donde varios vecinos la observaron en los árboles. Rosas considera que es muy difícil que este animal cruzase toda la ciudad hasta llegar al centro. «Creemos que alguien la tenía y , o se aburrió o notó que estaba enferma, y decidió abandonarla en el parque». Este veterinario pudo cogerla tras subirse a un árbol, pero el animal estaba enfermo y falleció a las pocas horas de su rescate.

Junto a las jinetas ha habido otros casos de fauna salvaje que ha llegado hasta las calles pacense. Se han visto buitres que han tenido que ser rescatados, y también lechuzas y búhos reales que normalmente anidan en las zonas rurales. Una de las anécdotas más recordadas, sin embargo, sucedió en 2010 cuando un jabalí se paseó por la Alcazaba. Varios vecinos lo vieron y alertaron a la Policía Local, pero el animal finalmente escapó.

En cuanto al jabalí, el veterinario de Amus cree que lo más probable es que llegase huyendo de una montería. «Al final de la temporada el monte está muy batido y a veces huyen a zonas pobladas».

A la llegada de estas especies salvajes se unen las alóctonas, es decir, las que no son de este territorio. La especie introducida más vista en Badajoz es la tortuga de Florida. Son las pequeñas que suelen comprarse como mascotas. Cuando crecen muchos las abandonan. En el río Guadiana pueden verse a centenares y, según destaca Guerrero, han mermado la población de tortuga jorobada, que es la propia de aquí. Son agresivas y lo devoran todo. «Es un problema de primer orden. Falta regulación para la venta de este tipo de animales y lo estamos desajustando todo. Se genera la pérdida de diversidad».

Carlos Rosas explica que hay personas que se deciden por una mascota exótica, como los reptiles, pero se aburren, «porque no les aportan nada», y finalmente los abandonan.

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