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La mujer de Gallardo demanda a Carrón por supuesta revelación de secretos

La mujer de Gallardo demanda a Carrón por supuesta revelación de secretos

Entiende que entraron en el expediente médico de su hija de seis años y así supieron de su vacuna contra la tos ferina

Rocío Romero

Miércoles, 23 de marzo 2016, 16:07

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La vacuna de la tos ferina puesta a la hija del presidente de la Diputación, Miguel Ángel Gallardo, ya está en el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.

Gallardo anunció ayer una demanda por revelación de secretos contra el exconsejero de Sanidad, Luis Alfonso Hernández Carrón, y el anterior director del área de salud de Mérida-Don Benito, Andrés García Álvarez. La demanda se realiza a instancia de la esposa del presidente, Montserrat Manchado. «La hemos puesto a petición de mi mujer porque no está dispuesta a que (nuestra hija) salga en los medios de comunicación», explicó a los periodistas. El motivo es que estima que se consultó el expediente médico de la niña, que tiene seis años.

La denuncia está presentada en el TSJEx porque Hernández Carrón es aforado al ser diputado en la Asamblea. Éste rechazó ayer realizar declaraciones a HOY. El PP regional envió un comunicado en el que afirma que no se había publicado la historia clínica de la niña, sino un documento firmado por trabajadores del SES en el que se hablaba del supuesto robo de la vacuna por parte de un enfermero que es teniente de alcalde de Gallardo en Villanueva de la Serena.

Gallardo también dijo que va a romper las relaciones institucionales con los populares en la Diputación por «poner la institución al servicio del partido y no al revés». Se refería al Pleno que acababa de terminar y que los populares habían forzado para que el presidente presentara su dimisión por la vacuna de la tos ferina puesta a su hija el año pasado, cuando estaba restringida a niños de su edad.

El Pleno duró casi una hora (57 minutos), acudió bastante más gente que a cualquier sesión anterior y muchos de los asistentes no tuvieron problemas en aplaudir y animar a los de su propio partido. Entre los presentes estaban los diputados populares Consuelo Rodríguez Píriz y Lorenzo Albarrán, así como el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Badajoz, Ricardo Cabezas.

Gallardo acudió con corbata roja y escuchó ladeado cómo el secretario de la institución leía la petición de dimisión sin expresar ni un solo gesto.

En realidad, el Pleno se convirtió a partir de entonces en un repaso a las polémicas actuales. Si la sesión surgió por el supuesto tráfico de influencias de Gallardo, el PP escuchó un repaso a casi todas sus polémicas.

Se hicieron referencias a la investigación de la Guardia civil en el Ayuntamiento de Almendralejo (PP) sobre la posible conexión con la trama Púnica. «¿Qué se siente cuando la Guardia Civil entra en el Ayuntamiento para buscar papeles de la Púnica?», preguntó Gallardo sin esperar respuesta. «Menudo mitin», exclamó una señora del público.

Canarias

Gallardo encendió a los populares con la siguiente comparación: «Es igual que si yo pido aquí la dimisión de Monago por irse a poner vacunas a Canarias». Entre el público alguien gritó: «Y la casa de Orellana, esa que derribaste». «Entiendo que estén nerviosos», replicó Gallardo desde la presidencia de la sala.

Insistió una y otra vez en que la moción de los populares estaba alentada por el presidente regional, José Antonio Monago. Y no dudó en airear una conversión privada: «Usted (en referencia a Juan Antonio Barrios, portavoz del PP en la Diputación) me llamó para decirme que esta moción venía de arriba y que no le gustaba».

En una de las ocasiones que Gallardo se refirió a la sala dijo que había condenados entre ellos. «Ustedes son corruptos morales porque les han condenado», aseveró en lo que se entendió como una alusión directa a Juan Antonio Morales, secretario general del PP de la provincia que estaba entre el público. Este es uno de los populares que más ha polemizado con la vacuna. Ambos han protagonizado encontronazos en las redes sociales. Morales habló tras el Pleno para advertir que el PP va a investigar cómo sabe Gallardo que otros 21 niños de su mismo área de salud han recibido la misma vacuna y apuntó hacia Herrera del Duque. Su teniente de alcalde es el gerente de ese área de salud y el alcalde del mismo pueblo es Saturnino Alcázar, portavoz del PSOE en la Diputación que ayer defendió el trabajo del PSOE. «Queremos saber quiénes son esos 20 niños», dijo Morales.

En la alocución más extensa de todas las que se produjeron, Gallardo habló también del PP de Valencia y hasta se refirió a una moto que recuerda a la polémica del ex primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Badajoz, Alberto Astorga, «una moto no es para poner en riesgo a los demás (...), ni para poner en evidencia a los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado». «Como le diría Mariano a Luis: sean fuertes», espetó Gallardo.

Antonio Pozo, alcalde de Guadiana del Caudillo (PP) quiso hablar y no le dejaron. Desde enfrente, Ramón Ropero le respondía gesticulando: «¿Te quieres callar?». El portavoz del PP pidió volver a tener uso de la palabra por las numerosas alusiones a él mismo y los populares. Gallardo se negó primero pero después aceptó: «Tiene usted un minuto», y se escucharon algunas carcajadas porque se había perdido la cuenta del tiempo que el presidente había usado.

Barrios le afeó haber usado una conversación privada y le advirtió: «Las amenazas de Villanueva no le van a valer aquí». Le respondió también sobre la ruptura de relaciones: «Usted no es el que decide si yo sigo aquí o no». «Y también gano en mi pueblo, incluso con mejor porcentaje que usted», presumió.

Comenzó poco después la votación en la que los diputados debían decir si apoyaban o no la dimisión de Gallardo. Ganó el No del PSOE con 16 votos frente a los nueve del PP. Desde que Gallardo ha llegado a la Diputación ha hablado mucho de transformar la institución, por lo que en ocasiones se ha entendido que criticaba la gestión anterior. Por eso, al escuchar el 'No' del veterano socialista Ramón Ropero a la dimisión, alguien del público exclamó: «uyyyyyyyyy».

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