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La muralla se hace invisible  detrás de la vegetación

La muralla se hace invisible detrás de la vegetación

Los árboles y hierbajos que crecen en el entorno y sobre los monumentos que componen el sistema abaluartado perjudican al patrimonio de la ciudad

Tania Agúndez

Domingo, 13 de marzo 2016, 08:48

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badajoz. Los tonos ocres que caracterizan a la muralla del sistema abaluartado de Badajoz han desaparecido, aunque no de un modo literal. En realidad, simplemente han pasado a un segundo plano. Sobre él predomina el color verde, que tiñe grandes tramos de la cortina que rodea el centro de la ciudad. Esta situación viene originada por la vegetación que crece tanto en el entorno como sobre los monumentos que componen la fortificación abaluartada. Los árboles, arbustos o hierbajos que colonizan el propio lienzo o sus proximidades tapan el muro y lo perjudican seriamente con sus ramas o raíces.

Solo hay que darse una vuelta por estos enclaves para notar el efecto que producen las plantas que invaden el conjunto histórico. Las zonas más despejadas son el exterior del baluarte de Santiago y el de San José. Con las últimas obras también se ha retirado toda la vegetación del hornabeque del Puente de Palmas, el fuerte de San Cristóbal o la Alcazaba. El resto de enclaves tiene cerca árboles que impiden que puedan ser vistos. La muralla se hace invisible detrás de la vegetación.

Junto al baluarte de la Trinidad, que se está rehabilitando en estos momentos, hay numerosos árboles plantados que forman parte del parque de la Legión. El problema es la proximidad a la muralla y su tamaño, ya que son demasiado grandes. Lo mismo ocurre en el baluarte Santa María, donde la altura de los árboles sobrepasa la muralla. En ambos casos las ramas se llegan a apoyar en el lienzo.

Aunque la vegetación se extiende también por el baluarte de San Roque, lo hace en menor medida. Numerosos hierbajos crecen por el lado de la galería de fusileros. En la parte del parque del Salto del Caballo también hay varios arbustos plantados. En Puerta del Pilar el servicio municipal de Parques y Jardines ha quitado varios árboles que estaban en mal estado y otro lo han trasplantado. Sin embargo aún quedan tres pinos muy voluminosos pegados a este monumento.

La cortina que conecta la Puerta de la Trinidad con el baluarte de San Pedro y la que unía Puerta de Palmas con la ermita de Pajaritos llegan a pasar desapercibidas debido a la vegetación que las cubre.

Estas circunstancias generan dos problemas. Uno es el daño que produce a los propios monumentos. Las raíces y ramas presionan sobre la muralla deteriorándola. «Las consecuencias pueden ser muy graves, ya que en alguna ocasión se ha llegado a registrar algún derrumbe por este motivo. Es el caso del tramo del muro de la Alcazaba que discurre por los Jardines de la Galera», indica José Manuel Bueno, presidente de la asociación Cívica de Badajoz.

La vegetación también contribuye a la ocultación de las piezas que componen el conjunto abaluartado. «Entorpece su visualización. Los ciudadanos no pueden verlas adecuadamente y muchas veces ignoran lo que hay detrás de esas capas verdes», agrega Bueno.

La Cívica, que se dedica a defender el patrimonio histórico, cultural y artístico de la ciudad, lleva años reclamando que se despeje el entorno de las murallas para facilitar que los vecinos las contemplen. De hecho, el colectivo se ha puesto en contacto en varias ocasiones con el Ayuntamiento y con la Dirección General de Biblioteca, Museo y Patrimonio Cultural, dependiente de la Junta de Extremadura, para pedirles que actúen para solucionar esta cuestión. «Su obligación es salvaguardar la muralla abaluartada», manifiestan los miembros de esta asociación.

La Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura hace referencia a este asunto cuando se refiere a los entornos de los Bienes de Interés Cultural, como es el caso de la fortificación abaluartada pacense. En su artículo 38, se recoge que las zonas próximas de los monumentos deben realzar el bien y no perturbar su contemplación.

Desde el Ayuntamiento de Badajoz reconocen que no han diseñado ningún plan para ir limpiando las proximidades del lienzo. Sin embargo, aseguran que los árboles y arbustos que están enfermos se van retirando y otros se van trasplantando a otro lugar. «Esas plantas no son sustituidas y así poco a poco se va desocupando la zona», declaran fuentes municipales.

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