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1. Ana Cordero, de 22 años, baila su primer pasodoble con Julián Sánchez, de 94.
Mayores con cuerda para rato

Mayores con cuerda para rato

Ifeba inaugura una de las ferias más concurridas del año, la pensada para que todos vuelvan a sentirse jóvenes

Rocío Romero

Viernes, 26 de febrero 2016, 08:31

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Julián Sánchez, de 94 años, se levantó ayer a las siete de la mañana en la residencia de ancianos de San Francisco en Plasencia. A las doce estaba en Ifeba de Badajoz enseñando a bailar un pasodoble a Ana Cordero, de 22. Se acababan de conocer. Ella es fisioterapeuta en la residencia Puente Real y estaba realizando una actividad justo al lado de uno de los escenarios de la Feria de los Mayores. Julián participó en el taller y la invitó, ella aceptó y ya no había manera de parar. Julián tenía una sonrisa de oreja a oreja. «Ay, con esta muchacha tan guapa...», decía sin soltarle de la mano mientras hablaba con un equipo de HOY. Ana intentaba separarse y entre risas lo reconocía: «Es que no me suelta». Julián contaba que en la residencia apenas baila «porque la gente está muy mayor». Por eso ayer estaba dispuesto a marcar los pasos de todos los pasodobles que se escucharan en el recinto. Él solo quería volver a bailar, seguramente sentirse joven. Que es precisamente la sensación que se vive en la feria que acaba de abrir sus puertas en Ifeba y que permanecerá hasta el domingo.

En esta muestra hay aficiones y actividades para todo tipo. Cándida Manchado, por ejemplo, aprendió a tallar un puerro como una flor. Llegada desde Villanueva del Fresno, justo antes había pasado por el stand de la manicura y tenía en mente ir después a confeccionar flores al estilo de Campomayor. Mientras Cándida terminaba el puerro, María Baena, de 72 años, estaba aprendiendo a hacer esas características flores de papel. Junto a ella, el mismo grupo de amigas con el que este año había ido a ver la fiesta de la localidad portuguesa. Se habían quedado con las ganas de hacerlas y ayer aprendieron. «Me encanta venir a esta feria. Lo hago todos los años. Además de participar en talleres, siempre me llevo la crema para limpiar los zapatos, dulces, queso... En fin, lo que veo y me gusta me lo llevo a casa, a Plasencia».

La oferta comercial es tan amplia que se pueden encontrar desde pasteles portugueses hasta mandolinas para pelar verduras, abalorios, regalos... Hay lugar para mantener tradiciones, como el grupo que confecciona encajes de bolillo. Entre sus componentes, Carmen Trujillo, de Cáceres, quien hacía con mimo un pequeño abanico para engancharlo a un imperdible y tener un broche.

Otras actividades, sin embargo, son menos pausadas. Esa marcha es la que buscaban el grupo formado por Toni Cintas, María Rueda, Nati García y José Antonio Hermosa. Juntas bailaban en otro de los escenarios después de participar en una clase de gimnasia de lo más concurrida. No se querían perder nada y andaban disfrutando de cada minuto porque algunas tenían que estar puntuales a las puertas de los colegios de los nietos a las dos de la tarde. Piensan repetir todos los días, ya que viven en la ciudad. Suelen ser fieles a las citas de Ifeba. Pero con esta no les cabe ningún interrogante: «Para nosotros, esta es la mejor feria de todas».

Esa idea es la que más se repite en los corrillos de la feria. Hay expositores donde recuperan juegos tradicionales, un salón para echarse unos cartones al bingo, los escenarios y talleres de todo tipo. No obstante, hay también demostraciones de cocina, una matanza en directo y bastante espacio dedicado a la salud. Los colegios de Farmacéuticos y Fisioterapeutas tienen espacio propio, al igual que muchas asociaciones relacionadas con los mayores y sus dolencias.

De los espectáculos, el plato fuerte será el sábado, con el concierto de Falete. Y el domingo se programan actividades para todas las edades: Es el día de la Familia.

En esta feria llena de energía se viven también escenas que pasan casi desapercibidas. Josefina Malfeito fue la protagonista de una de ellas. Soltó su andador y visiblemente emocionada dio unos pasos de baile. Nacida en Guareña, ahora vive en la residencia Puente Real de la ciudad. A los dos monitores que la ayudaban se lo dijo: llevaba al menos 15 años sin bailar. Con 92 años volvió a hacerlo en la Feria de los Mayores, esa que está pensada para que todos se sientan jóvenes de nuevo.

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