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Juan Pablo Suero y Ángel Mansilla, abogados de las defensas, escuchan a uno de los testigos. :: pakopí
La pérdida de 10 millones por la venta de fruta en Caval enfrenta a los letrados

La pérdida de 10 millones por la venta de fruta en Caval enfrenta a los letrados

Las defensas creen que el informe comparativo de precios no ha sido contrastado, pero la acusación insiste en que fue un negocio ruinoso

Evaristo Fernandez

Miércoles, 2 de diciembre 2015, 00:38

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Diez millones de euros es la cifra que habría dejado de ingresar Caval al vender la fruta por debajo del precio de mercado. La cifra fue aportada la pasada semana por Adolfo Benítez, el economista auditor que fue nombrado por el juzgado de lo mercantil de Badajoz cuando Caval entró en concurso de acreedores.

Más concretamente, Benítez habló de 10.171.505 euros de pérdidas entre los años 2006 y 2009, los cuatro años que abarcó su estudio de gestión. «El precio medio neto de venta fue de 0,30 euros mientras que la media en el mercado ascendió a 0,45. Hice un estudio del precio de lonja en esos cuatro años y esa es la conclusión que saqué».

>La comparativa a la que se refirió el economista relaciona el precio al que vendió la fruta Caval con lo que se manejaban en ese mismo período tanto en la Lonja de Extremadura, que es utilizada como referencia en la región para conocer los precios del sector agroganadero, como en la Cooperativa de Regantes de Extremadura (CREX), que tiene su sede en Valdivia y también se dedica a la comercialización de fruta.

Las explicaciones de Benítez convencieron a la abogada de Caval, pero fueron sometidas a contradicción por los letrados de la defensa. Ambos recordaron a Benítez que en la fase de instrucción reconoció no haber comprobado si los precios que aparecían en su informe eran los que realmente manejaban la Lonja y la Crex.

El auditor asegura que Caval gozaba de una salud razonable

  • En la vista de ayer también compareció Ignacio Constantino, el auditor que por encargo de Manuel García auditaba cada año las cuentas de Caval. «No me encontré pérdidas importantes hasta el 31 de diciembre de 2007», aseguró. En su opinión, Caval gozaba de una salud razonable y habría podido seguir funcionando si la crisis económica mundial no hubiese estallado en 2007 y, con ella, se hubiese cerrado la línea de financiación a Caval.

  • El auditor fue preguntado por el elevado importe de los pagarés emitidos -quince millones de deuda oculta, según la acusación-, a lo que respondió diciendo que tenía un «absoluto desconocimiento» de esa circunstancia.

  • También dijo que no pudo realizar la auditoría del año 2008 porque un incendio destruyó los ordenadores y la documentación. El juicio concluirá hoy con la exposición de las conclusiones.

Cuestionado en sus argumentos, el economista dijo en un primer momento que no se acordaba de haber hecho esa afirmación. Pero la insistencia de los abogados fue tal que terminó reconociendo ante el tribunal que los datos comparativos que aparecían en su auditoría habían sido copiados del informe que realizó José Aurelio García Cuevas, el ingeniero agrícola de Caval que se hizo cargo de la dirección comercial de la cooperativa tras la salida de Manuel Corrales, el exdirector comercial que se sienta estos días en el banquillo. «¿Es malo que yo haya copiado eso?», llegó a preguntar Benítez al tribunal.

Aclarado el origen de los datos en los que se basa esa supuesta pérdida de diez millones de euros, resultaba fundamental la comparecencia de José Aurelio García en la sala de vistas de la Audiencia.

Su presencia levantó ayer expectación entre los cooperativistas, pero finalmente no pudo completar su declaración porque el tribunal advirtió que cuando hizo esos informes trabajaba como director comercial de Caval por encargo de la junta rectora que intentó reflotar la cooperativa tras la salida de Manuel García, que se enfrenta a una petición de pena de 19 años de cárcel.

Pocos detalles

La intervención de este técnico debía ser crucial para apuntalar la acusación, pero su declaración no resolvió demasiadas dudas y ofreció pocos detalles sobre el sistema que utilizó para confeccionar la tabla comparativa que justifica unas pérdidas de ingresos de 10 millones de euros.

En su opinión, Caval habría obtenido un beneficio mayor si hubiese vendido la fruta directamente en lugar de utilizar como intermediarias a Frubelsa y Pelifruit, que colocaron el 85% de la producción de Caval a cambio de una comisión. «En mi opinión no se vendía la fruta, sino que se regalaba. (...). Lo lógico es conocer el precio al que vendo la fruta para saber si me interesa, pero en los albaranes que hacía Caval a esas dos empresas no había ninguna anotación de precios», dijo García Cuevas.

Escuchadas sus conclusiones, el tribunal insistió en que sólo sería tenido en cuenta como testigo de parte. Otros dos peritos propuestos por las defensas insistieron en que las tablas comparativas que esgrime la acusación no son exactas porque los precios que usan como referencia se corresponden con fruta de gran calidad y no tienen en cuenta que el 40% de la producción de Caval no reunía estas características.

Junto a la discusión por el precio de venta, hay otro detalle que no ha pasado desapercibido. Adolfo Benítez, el perito nombrado por el juzgado mercantil, dijo al tribunal que aunque «posiblemente Manuel García fue el artífice» de todo lo sucedido en Caval, el personal de la cooperativa «ayudaba en la manipulación».

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